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"Seré continuista, tenemos que sacar adelante muchos proyectos"

Por Javier Cano - Junio 04, 2021
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"Seré continuista, tenemos que sacar adelante muchos proyectos"

Es tan de San Juan que, además de nacer y criarse allí, lleva en su segundo apellido una de las plazas más entrañables del barrio. Devota y cofrade del Santo Sepulcro de toda la vida, María Jesús del Moral Rosales (Jaén, 1968), actual vicegobernadora servita, da un paso adelante y encabeza la candidatura de la cofradía con un proyecto "muy continuista" y toda la ilusión del mundo. Técnica superior de Farmacia, pese al contacto diario con la clientela y las obligaciones del futuro cargo de gobernadora, asegura que le teme más a una entrevista que a una vara verde. 

—¿Cuándo comenzó la historia servita de María Jesús del Moral Rosales?

—Soy sanjuanista desde que era chiquitita, tendría unos seis añitos cuando empecé a salir con el paso de San Juan, de nazarena, hasta la adolescencia. 

—San Juan 'el verde', le dicen. Y usted, de blanco y verde... ¿Por qué El Santo Sepulcro y no otra hermandad?

—Porque mis padres vivían enfrente de la sacristía de la iglesia. Desde chiquitita, cuando preguntaban dónde estaba María Jesús, siempre contestaban lo mismo: "En los salones parroquiales".

—Una niña perdida y halla en el templo, a los pies de las maravillosas imágenes de la congregación. ¿Le gustaba mirarlas, admirarlas?

—¡Vaya...! Me acuerdo mucho de que me encantaba, y me sigue encantando, la Virgen de los Dolores; el Santo Sepulcro me daba mucho respeto, cuando veía las túnicas de la gente vestida de negro (lo que nos pasa a los niños, ves algo que te asombra y te da miedo) decía: "¡Qué vienen los negros!".

—Dice que dejó de salir en la procesión en la adolescencia. Además del cortejo, ¿se desvinculó también de la cofradía?

—Bueno..., me desvinculé o me desvincularon, porque empezaron a dejar de pasarme recibos. Además empecé a estudiar fuera del barrio y a tener otras amistades, pero mi parroquia siempre ha estado ahí, me case ahíy hace tres años volví a celebrar ahí mis bodas de plata. 

—¿Duró mucho la desvinculación? ¿Cuándo volvió a las filas de la tarde del Viernes Santo?

—Recuperé la vinculación en 2012, el caprichoso 2012. No había perdido los contactos, los amigos que tenía en la cofradía, y ese año estaba dispuesta a salir con mi bolsa de caridad o de hermana de luz; pero tenía claro que no íbamos a salir, por la amenaza de agua. Lo tenía tan claro que incluso le ofrecí mi papeleta de sitio a una sobrina y me fui a Málaga, a mi segunda residencia. Y por la tarde pasó lo que pasó; yo lo sabía, pero no creía que lo iban a poner en la calle, sinceramente.

—¿Fue ese año cuando entró en la junta de gobierno también?

—No, yo no estaba de acuerdo con la terna que había entonces. Cuando empezó el comisariado comencé a colarborar con ellos desde fuera. Un Viernes Santo por la tarde, un grupo de amigos y matrimonios cofrades vimos a la Virgen de los Dolores, sola por la calle Maestra, y se nos cayó el alma a los pies. Mi querido Alfonso Baena, que había sido capataz del paso, me miró y me preguntó: "¿Volvemos?", y dije: "Venga, estoy hay que sacarlo para adelante". Desde entonces no he parado. 

—Entró en la junta de la mano de la gobernadora saliente, Ascensión Cárdenas, ¿verdad?

—Sí, no esperábamos la dimisión de Víctor [García Gómez], y Ascen, al hacerse cargo de la cofradía, me propuso ser su vice. ¡Me costó un trabajo tremendo, lo mismo que ahora! Siempre he tenido por delante que yo no necesito ningún cargo para trabajar por mi cofradía, ni mucho menos, pero me lo pidió por favor, me dijo que confiaba mucho en mí, que se me ocurrían muchas ideas... Contó conmigo, y se lo tengo que agradecer. 

—Directamente como vicegobernadora... ¡Eso es una carrera cofrade vertiginosa, y lo demás son tonterías!

—Directamente vicehermana mayor, sí [ríe]. 

—¿Qué balance hace de esta etapa como segunda de la congregación? ¿Ha sido una buena 'academia' para lo que se le viene encima, María Jesús?

—Por supuesto, he aprendido lo que no sabía, lo que no pensaba que iba a aprender tan rápido. Es buena escuela, con buenos consejos y buena gente que nos respalda. 

—Habrá habido también momentos malos en estos años...

—¿Malos? No salir a la calle. A mí se me ha olvidado ya. El día que volvamos a salir no nos lo vamos a creer. Esos son momentos muy malos, después de tanto trabajo, tanto esfuerzo, de tantas actividades para sacar adelante todos los proyectos... Las nubes... ¡Pero yo veo una nube en la puerta y esta no se pone en la calle!

—¿Da vértigo eso de tener tan cerca la vara de gobernadora de una de las hermandades más antiguas de la capital?

—Sí, da vértigo, sobre todo porque no estoy acostumbrada a representar en actos públicos de ese calibre.

—Pero el trato con la gente es lo suyo, la farmacia es una buena escuela de relaciones públicas, ¿no?

—Eso sí, se asombran muchas personas y me dicen: "Con lo que la gente confía en ti y habla contigo...", pero el mundo cofrade es otra historia, me da bastante respeto. La responsabilidad no, sabemos lo que queremos, pero los actos públicos, las representaciones...

—¿Timidez, quizá?

—Puede ser, no digo que no. Esta es mi segunda entrevista, y en la primera no me tomé un Valium por no decir tonterías.

—Vamos, que le teme usted a un periodista más que a una vara verde.

—Más o menos, más o menos

—Hablando de temores, de cosas desagradables. ¿La pandemia no la ha echado para atrás a la hora de dar el paso y aspirar a gobernar la congregación?

—No, me ha empujado un poquito más, ten en cuenta que este año es nulo totalmente y tenemos que retomar todo, va a ser muy difícil. Hay que volver a arrimar el hombro otra vez y sacar esto adelante. 

—¿Cuándo se celebran las elecciones?

—El 27 de este mes.

—Con el plazo de presentación de candidaturas cerrado, a la espera de alegaciones, todo apunta a que no tendrá usted rival ese día. ¿Viene con un 'programa' revolucionario bajo el brazo, o apuesta por la continuidad?

—Seré totalmente continuista, hasta ahora vamos muy bien en cultos, en formación, en caridad sobre todo. Y hay que seguir con los proyectos que tenemos, que son muchos.

—¿A qué proyectos se refiere?

—Hay que empezar a hacer el servicio de paso del Calvario, echar un vistazo a enseres, tanto en reposición como en restauración: tenemos un patrimonio buenísimo, pero muy deteriorado. Y está en mente también, en colaboración con el Grupo Joven, rescatar una representación de la Sección Sanjuanista; es historia nuestra, y no quiero que se pierda.

—Se nota que le tira ese colectivo en el que dio sus primeros pasos como cofrade servita. ¿Llevará la túnica blanca y verde, o vestirá la negra?

—La negra, vamos a llevar la negra rigurosa, que somos de luto.

—Aludía usted líneas arriba al patrimonio de la cofradía. Tras la recuperación del manto decimonónico de la Dolorosa en este mandato, ¿afronta otros proyectos de envergadura para el futuro inmediato?

—Dos proyectos grandes, sí: la restauración del canasto del Santo Sepulcro, a ver cómo podemos afrontarlo con la que está cayendo, y por supuesto empezar con un proyecto de paso para el Calvario, tomar contacto con tallistas, ver diseños, presupuestos, para tener un paso en condiciones. 

—Todo lo que tiene en agenda huele a procesión, son planes relacionados con la salida de la congregación a las calles de Jaén. Hay ganas...

—Sí, sí, pero también hay otros proyectos que no son de calle, para que Formación y Caridad, por ejemplo, entren a formar parte de la catequesis de la parroquia; hay que dar un empujón a la formación, que por la pandemia ha quedado un poco apagada y es muy importante. 

—¿Todo bien con la parroquia, buena relación?

—Muy buena, fantástica.

—¿Será 2022 el año del regreso de las procesiones?

—Ojalá, pero si digo la verdad estoy hecha un lío, a dia de hoy te digo que no.

—¿No cree que las previsiones de vacunación permitirán recuperar la tan ansiada normalidad, también en el aspecto cofrade?

—Es que aquí vamos a remolque, no puedes hacer planes más allá de un mes. Para mí sería una verdadera gozada que a finales de año estuviéramos todos vacunados, tener que ponermos solo un recuerdo de vacuna y salir todos a la calle vacunados.

—Dos Semanas Santas en casa, en los templos, ¿no son muchas, María Jesús?

—Es raro, diferente, pero no digo malo. Se ha vivido más interiormente, no es solo salir a la calle, no, también tienes que tener una reflexión interior, una espiritualidad interna, sentida. Eso me ha llenado bastante.

—Cuando habla del coronavirus, sabe usted de lo que habla, la pandemia le ha tocado directamente.

—¡Vaya...! 

—¿Cómo recuerda la experiencia?

—Mal, y además me perdí muchas celebraciones, muchos actos de mi cofradía; los seguí desde casa. 

—En esos momentos terribles, ¿se aferró a sus devociones, a los titulares de la congregación, para poder seguir adelante?

—Mucho. Estaba fatal, pero me acordaba de ellos, los tengo loquitos a los tres de pedirles tanto. 

 María Jesús del Moral, a la derecha, con la gobernadora saliente, Ascensión Cárdenas, ante la titular de la congregación.
María Jesús del Moral, a la derecha, con la gobernadora saliente, Ascensión Cárdenas, ante la titular de la congregación.

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