Cerrar Buscador

"Le agradezco a mi neuróloga que me dijera que no dejara de pintar"

Por Javier Cano - Junio 10, 2023
Compartir en X @JavierC91311858
"Le agradezco a mi neuróloga que me dijera que no dejara de pintar"
El pintor jiennense, a las puertas de la galería ubetense donde expone actualmente. Foto cedida por Tomás Fernández.

Como el divino Miguel Ángel, el terrenal Tomás Fernández (Jaén, 1958) ha tenido que readaptarse, artísticamente, a las circunstancias que los achaques de la salud le han impuesto. Y como el florentino, el jiennense ha salido reforzado de la experiencia. Esta misma tarde el pintor inaugura su nueva muestra, Bolis Bolis, que podrá visitarse en la Galería Anú de Úbeda (calle Valencia, 20, en pleno barrio de los alfareros) hasta el 10 de julio. 

—No para usted, Tomás, no para. En 2022 expuso Pandemia, en Linares, el balance artístico de esa terrible experiencia para la humanidad, y ahora regresa con Bolis Bolis. Porque entre una y otra, habrá descansado...

—¡Qué va, después de Pandemia he hecho un mogollón de exposiciones! Si es que yo no me muevo apenas: me la mueven.

—La exposición, claro... Ha quedado eso que acaba de decir como el comentario de Lola Flores en 'La Clave' cuando hablaba de su bata de cola. 

—[ríe] Pandemia sigue, y quiero exponerla en Jaén capital, en septiembre. Tengo otros proyectos, un homenaje... Lo que expongo a partir de hoy en Úbeda nació a partir de mi amistad con el propietario de la Galería Anú, que es escultor, muy bueno. Lleva bastante tiempo viviendo en España. Me llamó, me pidió por favor que expusiera ahí y yo, encantado. 

—¿Obra de nueva creación? Con el ritmo que lleva, ¿de dónde saca el tiempo?

—Sí, sí, obra nueva. Ya me han jubilado, por enfermo.

—Ahhhhh, así sí. Por enfermo y porque, según chivata su DNI, de 2023 no sale usted con menos de 65 tacos.

—Tengo una cosa genética, de nacimiento, y ya ha dicho 'aquí estoy yo'. Bueno, empezó a decirlo hace veinte años, iba muy lento pero con la pandemia, con el estrés, ha dado la cara. Con los tratamientos me lo han parado, pero yo no me siento las piernas, como Rambo. 

—Una jubilación poco jubilosa, entonces...

—A nadie que lo jubilen por estar jodido le puede sentar bien, te puede sentar bien porque te toque. Primero, yo no quería jubilarme, porque mi trabajo me gustaba, para mí ha sido muy bestia. Yo estaba muy acostumbrado a hablar con la gente, y me ha jorobado. Los últimos tres años han sido de bajas, bajas, bajas... De todas formas, estoy bien. 

—Muchos se alegrarán de ello, Tomás. En cualquier caso, ¿le ha afectado su problema de salud a la hora de pintar, de crear? 

—Me afectó mucho al principio; el hecho de que me retiraran de donde estaba [la Sala Moneo, de Jaén capital] me hizo polvo psicológicamente, más cuando mis primeros tratamientos me sentaban muy mal. Tenía la duda de que funcionaran o no. Por cierto, no te puedes ni imaginar lo bien que me tratan en Neurología, ¡qué equipo!, igual que los hematólogos. 

—Dicho queda. Me contaba que sí, que le había afectado.

—Sí; hace tres meses me dijeron que el bicho se había parado y yo dije "¡qué bien, esto no va a aumentar!". Pero lo pasé mal: me ha afectado a las piernas, hasta el muslo, no sé por dónde ando. Y también en las manos, estuve una temporada que casi lloraba porque se me caían los pinceles de las manos, y lo dejé. 

—Lo dejó, y volvió. 

—Mi neuróloga me dijo: "¡No seas idiota!".

—Le hizo efecto la 'indirecta'...

—Sí, me dijo que si no lo dejaba, la pintura me ayudaría psicológicamente. Por ejemplo, toda la exposición Pandemia está hecha sentado, no podía pintar de pie. Y en el tacto, no sabía la presión que daba. No me atrevía a dibujar, ya no podía mover las falanges de los dedos. Entonces, lo que hecho ha sido acostumbrarme a tirar rallajos con movimientos de muñeca, suplir una cosa por la otra. Ahora le agradezco mucho a mi neuróloga que me dijera que no lo dejara, tengo hipercreatividad, trabajo muy bestiamente, para mí es un refugio. 

Bolis Bolis. Ese título apunta claramente a una técnica concreta.

—Bolis, bolis, bolis, bolis... Con esos dibujos solté la mano, y a partir de ahí ya me atreví a trabajar con cosas más pequeñas, como las que expongo, que son de 50x70, aunque he incluido también seis o siete acuarelas. He estado dos años, prácticamente, solo con pinceles, nada de boli ni plumilla, pero yo tenía que recuperar esto. Me aconsejaron que no parara, y efectivamente. 

—¿Y humanamente, Tomás, le ha cambiado en algo esta experiencia por la que ha pasado últimamente, estos problemas de salud?

—Antes era muy borde, y he cambiado muchísimo en ese aspecto. Todo eso está también en esta exposición. 

—¿Qué expresa en esos dibujos que el visitante puede disfrutar desde esta misma tarde?

—Ahí está lo que yo he pasado, lo que me ha rodeado, el cambio social que ha habido y que ha duplicado la mala leche. Y el hecho de soltarme, de pintar de otra manera, sin mover las falanges, el ver que estaba recuperando mano... 

—Y en Úbeda...

—Sí. Para mí, Úbeda es un primor. A mí me encanta mi tierra.

 La galería cuelga ya la obra de Fernández, a la espera de la inauguración de la muestra, esta misma tarde. Foto cedida por Tomás Fernández.
La galería cuelga ya la obra de Fernández, a la espera de la inauguración de la muestra, esta misma tarde. Foto cedida por Tomás Fernández.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK