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La mirada al arte sacro de Felipe Herreros cumple una década

Por Fran Cano - Diciembre 31, 2019
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La mirada al arte sacro de Felipe Herreros cumple una década
Felipe Herreros junto al Oleo del Mártir Trinitario Hermenegildo.

El pintor, escultor y restaurador abunda en la "actualización de conceptos" que han llevado su arte al Vaticano y a iglesias de municipios de la provincia

Diez años después, Felipe Herreros Rodero (Villacarrillo, 1984) sigue con la idea de transmitir "mensaje y enseñanza" en el arte sacro. En el arte, en general. Pintor, escultor y restaurador, ha logrado hazañas que no esperaba, como llegar a Roma desde Villanueva del Arzobispo, donde reside. "Imagínese, Roma. La cuna del arte", dice en conversación con este periódico.

Herreros siempre mostró algo más que inquietudes cuando era niño: tenía cualidades y supo elegir los caminos correctos. La primera decisión formativa de calado fue cursar el Bachillerato de Artes en Úbeda. Antes de terminar la etapa formativa ya tenía clientes en municipios como Puente Genil. Su pintura —sobre todo su pintura— estaba despertando a ojos del mundo. De Úbeda pasó a la Facultad de Bellas Artes de Granada. Después se hizo autónomo. "Empiezo cada día muy temprano y trabajo hasta que llegan las 19:00 horas, más o menos", resume. 

En lo que concierne al arte sacro, Felipe Herreros subraya que su pintura está cargada de "unción". "Quiero dar un giro de tuerca a los temas, actualizar conceptos", dice. "En el arte sacro procuro no dar una visión antigua o desfasada, sino acercar una nueva forma de evangelización", añade. El Mártir Trinitario Hermenegildo está en el Vaticano, y quizá pronto, revela, llegue a Palermo la obra titulada Santa Rosalía de Palermo.

Admite el artista que está atraído por los retratos, formato que le permite acercarse a la emoción de la gente. "Aparte de las fotografías, me gusta hacerle una pequeña entrevista al modelo y preguntarle sobre sus impresiones", desvela. Hay huellas del arte de Herreros —cuadros e imágenes— en Siles, Villanueva del Arzobispo, Villacarrillo, Baeza, Úbeda, Frailes, Jaén capital, Jódar y Beas de Segura.

El teléfono sigue sonando. Al correo y a la página de Facebook llegan mensajes, propuestas para galerías. El tiempo —los años y las décadas— dirán qué nuevos escenarios acogerán la obra que está por venir. No vive inquieto por eso. "Estoy en un buen momento, con mucho trabajo, y con las miradas creativas altas", concluye. 

 

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