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Mis ficciones favoritas sobre periodismo

Por Fran Cano - Septiembre 01, 2019
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Mis ficciones favoritas sobre periodismo

Son perfiles atractivos para la ficción el reportero fabulador de El precio de la verdad; Johnny Depp como escritor reconvertido en periodista en Los diarios del ron; el hipnotizante director sensacionalista de Press; Russell Crowe como veterano con olfato de La sombra del poder, y la Redacción apasionada de Spotlight

He elegido cinco ficciones —cuatro películas y una serie— que creo que cuentan muy bien el periodismo desde diferentes ángulos, cada cual con su intención. Hay muchas más y quizá mejores, pero este quinteto me gusta lo suficiente como para recomendarlo. Vamos a ello.

El precio de la verdad (Bill Ray,2003). Supe de Stephen Glass, prometedor reportero de Washington, cuando yo estudiaba en la Universidad Pontificia de Salamanca. La profesora Ninfa Watt nos puso la película para que entendiéramos todo lo que no se puede hacer en el oficio: inventarse las fuentes, publicar datos falsos y engañar a la audiencia con el objetivo de la autopromoción. Glass luce como el periodista molón hasta que el director de la revista le corta el juego y lo pone en su sitio: si escribes fábulas, no vales para esto.

Los diarios del ron (Bruce Robinson, 2011). De nuevo la relación entre la literatura de ficción y el periodismo aparece en esta cinta inspirada en la novela de Hunter S. Thompson, aunque desde otro enfoque: Paul Kemp (Johnny Depp) es un escritor que se recicla en periodista asumiendo la deontología de la profesión en un diario caribeño. El problema para Kemp llega cuando las letras y los números se ven obligados a encontrarse —momento inevitable en cualquier medio— y tiene que tomar parte. Depp está inmenso. "Aporta algo más que el protagonismo", concede el crítico Carlos Boyero.

La sombra del poder (Kevin Macdonald, 2009). Aquí aparece la cuestión de la cercanía, en concreto de la cercanía al poder. "Yo no puedo ser amigo de políticos", me dijo una vez un compañero. En cambio Cal MacCaffrey (Rusell Crowe) es periodista y amigo íntimo del político Stephen Collins. Éste le pide que investigue la muerte de su pareja. La indagación alumbra una trama importante en la que MacCaffrey le da una lección de vieja escuela a una reportera en ciernes. El final es memorable: todo el quilombo termina en hojas de papel de periódico que un operario transporta en palés de aquí para allá. Tanto, pa qué.

Press (Mike Bartlett, 2018). La recomendé por aquí y sigo pensando que es un producto estupendo. La serie enfrenta dos ideas diferentes de hacer periodismo, la mezquina y sensacionalista de Duncan Allen con la honorable de Holly Evans. Cuando la terminé pensé que las circunstancias de la vida pueden llevar a todo. Que no sería descabellado que intercambiasen roles y que la reportera decente pasase al lado oscuro si de por medio hay un móvil que le resulte atractivo. Podría ser el dinero. Todavía pienso en Allen como un periodista con un sentido genial del concepto de historia que eligió el camino del sensacionalismo. También él podría volver a la senda de la decencia informativa.

Spotlight (Thomas McCarthy, 2015). Intuyo que no quedará periodista en la Tierra sin haberla visto. Es dinámica, vibrante y la verdad representada es igual de convincente que el hecho real narrado. El equipo de investigación del Boston Globe empieza a tirar del hilo de lo que en principio parecen casos aislados de pederastia cometidos por curas en Massachussets. Lo normal es que con el eco de la película ya nadie desprecie un papel arrugado en un cajón al que no hicieron caso. Spotlight se ha convertido en una referencia, en una guía moral del oficio.

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