Jondura linarense sobre las tablas de la Peña de Jaén

Enrique Soto al cante y El Cali a la guitarra abrieron el tarro de las esencias mineras en el recital flamenco enmarcado dentro del Circuito de Promoción de la Federación Provincial

"Hay una peña con solera, con arte y con majestad... La Peña de Jaén; me voy a venir a vivir a Jaén solo por poder venir a esta peña todas las veces del mundo". Flamenquísimo Enrique Soto a la hora de ponerle prólogo a una soberbia taranta y, de paso, en un pispás, desmontar el mito antiguo de rivalidad entre la capital de la provincia y la Ciudad de las Minas, su tierra.

Acompañado a la guitarra con Fernando Contreras, 'El Cali', ambos artistas desplegaron sobre las tablas del centenario local de la calle Maestra un repertorio largo al que no le faltó nada de lo que no puede faltar; sí, Soto (que con ese nombre y esa pinta suyos podría encarnar a Mazzantini sin pasar por maquillaje) demostró su sapiencia por soleá, por granaína, por bulerías, por fandangos, por seguiriya... Una faena completa, de puerta grande. ¡Y vaya si la abrió!

Guitarrista y cantaor subieron al cartel del circuito promocional que promueve la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Jaén y se ganaron a pulso nuevas plazas con su calidad, con su clasicismo. Llegaron para sustituir por enfermedad a los anunciados y no dejaron ni un pañuelo blanco en el bolsillo de la afición. Personalidad a espuertas, y eso pocas peñas como la jiennense saben saborearlo.