Cerrar Buscador

El espíritu franciscano, al servicio de los marteños en plena pandemia

Por Javier Cano - Mayo 07, 2020
Compartir en X @JavierC91311858
El espíritu franciscano, al servicio de los marteños en plena pandemia
Parroquia de San Francisco de Asís de Martos. Foto: Diócesis de Jaén.

Fray Florencio Fernández y fray Rafael Villoslada encabezan un grupo de voluntarios que auxilia a quienes no pueden salir a la calle durante el periodo de cuarentena

"Donde haya desesperación, siembre yo esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría". He aquí, en unas pocas palabras, el pensamiento de San Francisco, aquel 'pobre que repartía amor', como lo llama Félix del Buey en su hagiografía de los 80. Un carisma, una manera de vivir que, casi ochocientos años después de su muerte, el autor del Cántico de las criaturas continúa infundiendo a los religiosos de su orden.

"Hemos hecho un grupo de voluntarios. Empezamos dos frailes del colegio de San Antonio, el padre Rafael Villoslada y yo, que estábamos en la parroquia. El mismo domingo que había que cerrar la iglesia nos cuestionamos cómo podríamos nosotros llevar a Cristo a la calle, actuar de forma cristiana ante esta situación. Nos planteamos el ofrecernos, para que no salieran las personas mayores de sus casas, a lo que necesitaran: limpiar la casa, ir a la farmacia, ir a los mandados... Allí estábamos nosotros para hacerlo, y así empezamos", recuerda fray Florencio Fernández, que desarrolla su ministerio en el templo marteño dedicado al santo de Asís.

Sí, fue empezar el confinamiento y comenzar a 'reclutar' voluntarios para echar una mano allí donde hiciera falta. Una labor a la que, después, se uniría el padre Carlos Moreno, párroco de Santa Marta y San Amador, con su grupo de gente dispuesta a ayudar. 

 Fray Florencio se inclina ante el obispo, en una visita del prelado a la parroquia. A la derecha del religioso, fray Rafael. Foto: Parroquia de San Francisco de Asís.
Fray Florencio se inclina ante el obispo, en una visita del prelado a la parroquia. A la derecha del religioso, fray Rafael. Foto: Parroquia de San Francisco de Asís.

"Este tema del voluntariado es muy complicado, si se contagia alguna persona, ¿qué seguro tenemos? Nos daba mucho miedo tener a jóvenes que quizás asintomáticos pero que podían contagiar a sus abuelos o a sus padres. Aun así, ha habido muchos jóvenes que han ayudado", celebra Fernández.

Familias con niños que reciben quimio y que no pueden salir cuentan con el auxilio de estos dos clérigos de sencillo hábito: "Vamos a la farmacia y les dejábamos la medicación en la puerta"; personas que por la edad, los achaques y la propia cuarentena no pueden hacer algo tan sencillo como acudir al mercado para surtir sus neveras de lo preciso para subsistir y que, eso sí, se han puesto al día a la hora de dictar sus pedidos, como explica, sonriente, el padre Florencio: "Algunos abuelos nos han dado la lista de la compra por wasap, con audios, y te detallan hasta la estantería donde están lo que quieren.

Tanto bien reparten que ya no solo cuentan con ellos quienes no pueden salir: "Incluso la farmacia que está cerca de la parroquia nos llama mucho también para llevarle medicamentos a alguien, porque tienen la farmacia llena y hace falta llevarlo hoy. Pues allá que vamos". Caridad, cortesía... El espíritu franciscano puesto al servicio de quienes más lo agradecen en plena pandemia del coronavirus.

"Mírate cada día en el espejo de la pobreza, la humildad y la caridad de Cristo, y observa en Él tu rostro", pedía la primera discípula de San Francisco, su paisana Santa Clara. Dicho con otras palabras (las de fray Florencio, desde Martos, en pleno siglo XXI): "Hemos ayudado, hemos disfrutado, ha sido un momento de rezar en la calle, que es lo más importante, eso es lo que queríamos hacer". 

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK