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Gastronomía con las mejores vistas

Por Redacción - Julio 03, 2017
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Gastronomía con las mejores vistas
Paisaje del valle del Guadalquivir. Foto: Marcelo Góngora (FHsA).

Fundación Huerta de San Antonio y La Cocinita de Anita ponen en marcha 'San Lorenzo con los 5 sentidos', un encuentro gastronómico que se celebra los viernes de julio

Comer y disfrutar de las espectaculares vistas del balcón natural que es el mirador de San Lorenzo se convertirá en un auténtico disfrute cada viernes de julio, de 12:30 a 23:30 horas, gracias a 'San Lorenzo con los 5 sentidos', una iniciativa de Fundación Huerta de San Antonio y La Cocinita de Anita que pretende unir a los amantes de la gastronomía sobre el espectacular valle del Guadalquivir en la Iglesia de San Lorenzo de Úbeda.

 Cartel de la actividad.
Cartel de la actividad.

De este modo, el coctel que los asistentes podrán disfrutar mientras miran al inmenso paisaje jiennense incluye la degustación de seis presentaciones gastronómicas, aperitivos o tapas, con la firma de La Cocinita de Anita. Arte culinario basado en la tradición, con guiños a otras culturas y a la cocina de mercado –los productos de temporada más frescos y de mejor calidad–, con el sabor y una cuidada presentación como protagonistas. Así, serán los días 7, 14, 21 y 28 de julio los que jiennenses y vivistantes amantes de los paisajes y de la gastronomía tendrán en Úbeda una oportunidad única de probar sabores también únicos, todo, por 16 euros.

UN PAISAJE ÚNICO

El mirador de San Lorenzo es un balcón único y espectacular, volcado sobre el ancho valle del Guadalquivir y ubicado en el histórico adarve de una muralla almohade, alzada en el siglo XIII. Desde ella se otea un grandioso paisaje, poblado de huertas rumorosas y de cortijos blancos, ahogados por un manto prieto de olivos sobre el que dibujan estelas antiguos caminos polvorientos. El paisaje se dilata al fondo con el oleaje azul y violeta de las serranías que lo abrazan. Por el este, Sierra Mágina, con el monte Aznaitín y el caserío blanco de sus pueblos derramados sobre las empinadas laderas. Al frente, en lontananza, las crestas altivas de Sierra Nevada.

Y, por el oeste, las fragosas sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, teñidas al atardecer con el ocre intenso de los últimos rayos de sol, que bañan, también de color dorado y bermellon las torres y cúpulas del casco histórico de la ciudad de Úbeda, hasta que el sol declina. El paisaje, entonces, es como un gran lago, lleno de quietud y serenidad, esperando anhelante la llegada de la noche para vibrar, de nuevo, con el murmullo del agua contenida, con el canto de los grillos, con la dulzura envolvente de la brisa y el titilar de las luces a lo lejos.

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