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Gente de Jaén que me habla y una zarzuela

Por Jesús Tíscar - Agosto 18, 2017
Gente de Jaén que me habla y una zarzuela
Jesús Tíscar escribe 'Gente de Jaén que me habla y una zarzuela'.

Advertencia: este texto sólo tendrá interés para aquellos que en él aparecen en negrita; absténganse de leerlo quienes, tras buscarse a vuelo de ojo, por olvido u omisión intencionada no aparezcan. Gracias.)

Estuve en Jaén hace unos días. Dicen que han encontrado algo en el Gorrión. Recién llegado a Jaén, camino de Peñamefécit (uno, grande y libre; ¡Peñamefécit independiente ya!) juego a una cosa yo solo. Juego a ver quién es la primera persona conocida que me encuentro. Y a ver si me habla. Fue Vanessa, Vanessa fue, y me habló, Vanessa me habla, eso es bueno. Rodé un cortometraje sangriento en Beas de Segura. Vi que en la calle Maestra han abierto otro bar, El Maestra. En Jaén se montan bares por lo que pueda pasar, ¿no es eso? ¿A que en Jaén se montan bares por lo que pueda pasar? Pero a mí no me sacan del Pósito, que es el de los intelectuales. Allí uno se luce. Allí acude gente de los pueblos a vernos a los famosos cultos y a soñar que son nosotros. Me encontré por la calle a Bernardo, que me habla, y me encontré por la calle a Marina, que me habla y es mi cari y siempre me asalta, no me la espero, me pega sustos. Me hicieron una entrevista para un periódico digital. Bernardo también es mi cari, lo que pasa es que me da vergüenza decírselo a la cara, cari. En la entrevista para el periódico digital me sacaron gordo y viejo y borde, me las van a pagar. Quedé con la Ginela, que me habla, para venderle un gusano. Vi al Abuelo y me dejé ver por él, está hermoso, como siempre, pero huele raro. En Beas de Segura paré en la calle Repullete, tengo mucha suerte, y conocí a Luisa, que me habla todavía a pesar de su mirada dura y joven. Había una camarera nueva en el bar del Pósito y me habló. Vi a Curro y también me habló, y le hablé. Hablamos de orinar en forma de cuentas de rosario, Curro no ha perdido nada de su buena conversación, de sus reflejos, de su lopezvázquez y de sus ganas de que te vayas ya. He visto que Jaén está muy limpia y muy sana y muy moderna y muy divertida y con muchas ganas de vida y de vivir, yo no sé qué coño quieren los picajosos de Jaén Merece Más. Estuve con Laura, que me habla. Laura es una grandiosa energía fluyente con los pantalones muy cortos. En Jaén me he cambiado las gafas, y tengo el teclado lleno de hormigas por dentro. Estuve con Marco, que me habla, Marco es un señor reposado y rememorador que se cree que no lo puedo ni ver y que me regala cosas de pesca, cosas buenas y sin abrir, aún con el celofán puesto. Las gafas me las he cambiado en mi Multiópticas de siempre, Sebastián, Evaristo, buenos gaferos, gafoteros, no me atreví a coger una piruleta, las vi en un tarro e iba a coger una, pero nada, me dio corte hacer gasto. Estuve con Elena, que me habla, menos mal, sufriría mucho si Elena no me hablase, y con Pacuelo, que me habla y me defiende ante quien sea, y compusimos con Quique y Marco una zarzuela gastronómica en la terraza de los intelectuales lucidos. Quique me habla y yo a él. Julia me habló, Dios, Dios, me habló con esa distancia química de las ojiclaras, pero me habló y hasta quedamos en comunicarnos trabajos, es increíble que Julia me hable y que nos vayamos a comunicar trabajos, pero así es, Julia me habla. El Salas también me habla, ha publicado un libro y lo vende bien, me pagó las cañas, tres llevaba, seis euros, yo le sonreí de corazón. Lo que han encontrado en el Gorrión no se sabe qué es, no se sabe qué es, ¡que no se sabe!, lo mismo no han encontrado nada, ¿ha dicho algo el diario Jaén?, entonces no se sabe qué es. Me metí en el Flying Tiger, me alegra sobremanera que en Jaén hayan abierto un Flying Tiger, a mí me gusta mucho el Flying Tiger, si hubiese más Flying Tiger la vida sería de otra manera, me cago en el copón. Estuve con la Toledano, que es mi hermana y me habla y vino de Puensi a verme. ¡De Puensi! ¡A verme! Yo a la gente que es capaz de dejar Puensi para venir verme y hablarme me la como untada de queso azul, mi tercer vicio. Porque yo a Puensi no voy y porque no es lo mismo venir de Canarias a verme que venir de Puensi. No. Es mentira, a Jaén no la he visto muy limpia y muy sana y muy moderna y muy divertida y con muchas ganas de vida y de vivir, los picajosos de Jaén Merece Más tienen razón, lo he dicho por chinchar, para que digan “este Tíscar…, este Tíscar…” y me perdonen. Los bancos junto al Museo Ibero son chuléricos, ¿no?, dan ganas de sentarse. Una exconcejala que me habla me contó una cosa que no puedo contar. No puedo. De verdad. Pepapérez también me habla, pero se tuvo que ir a currar a una hora infame, es imperdonable. A la terraza del bar del Pósito acuden nuevos pedigüeños a ver qué nos sacan a los intelectuales, aunque la señora de la bolsa de plástico blanca se mantiene, es asombroso su tesón. En el Flying Tiger de Jaén compré un sacapuntas en forma de nariz, qué gracioso, para mi Pepa, por su cumple, soy un tío bastante espléndido. Marta me habla, Viviana me habla, Karames me habla y a los tres los vi guapos y pensativos, a los tres, guapos y pensativos, ¿quizá taciturnos? Viviana es mi jefa, menos mal que me habla. A la Virgi no la vi, no sé si me habla. Lo de que tengo el teclado lleno de hormigas es cierto, ayer estuve escribiendo varios correos amenazantes en mi patio murciano y el teclado se me llenó de hormigas de la huerta, juro que es verdad, que vomite sangre negra y pestilente si miento. Aceituno también me habla, pero me sentí pillado en falta porque cuando vi a Aceituno yo estaba sentado en el Manila, amniótico en la anacronía, y noté su reprobación en las cejas, la noté. Y Vicente, y Sara, y sus niños, y un pajarillo, todos me hablan. La camarera nueva del Pósito se parece un poco a Raquel, la hermana de Luismi, pero no es Raquel, la hermana de Luismi. La zarzuela gastronómica que compusimos con Elena dice “quién te va a comer el tete a ti, quién te va a comer el tete a ti” e insiste: “Quién te va a comer el tete a ti, quién te va a comer el tete a ti…”, así todo el rato, aunque Marco alargó un poco el argumento y hasta se lo aprobamos, le dijimos que vale, que bien. A Laura le han robado el móvil y sabe quién ha sido, un cocainómano, sus muertos. A la Rubia no la vi, no sé si me habla la Rubia. Rubia, ¿me hablas? Un hombre rico se puso a regalar joyas a las damas y whisky bueno a los caballeros en Jaén cuando estuve hace unos días, aunque lo mismo es un sueño, es demasiado literario, eso no puede ser real. Con Floresilla me pegué una panzá de reír hablando de telescopios, Floresilla me habla y conoce las medidas de mi ropa, es una genia Floresilla y me retrató, convidé a una tostada de tomate. Al Abuelo le pedí mucho por mí y por nadie más, que se jodan, que vayan ellos al Camarín a pedírselo. En la entrevista para el periódico digital no me dieron whisky, ni bueno ni malo, me las van a pagar todas juntas, ya digo, pero bueno, saludar a Esperanza y a Fran, que me hablan, siempre es un placer. Luismi, el hermano de Raquel, me habla y me abrazó y está duro, el tío está muy duro, da gusto abrazar a Luismi de lo duro que está, antes Luismi no estaba tan duro, como parece ser que ahora pega corretás y esas cosas… Pues está duro. Qué valor. Qué fue del Consuelo. Adri, Adri. Inma, Inma. Mi Inmota. Tai, Taissir, Taissir también me habla y lo vi, no le dio aprensión saludarme. Dicen que el Malascalles se ahorcó. El Malascalles me hablaba cuando vivía, me decía “¡peloncho, peloncho!”, era muy simpático, yo le decía “marginal, marginal” y ni me pegaba ni nada. La Navacerrada me habla también, pero poco, yo creo que la Navacerrada no me quiere, yo la amo, ella lo sabe, a lo mejor es por eso que no me habla mucho. El cortometraje de Beas lo mismo es mediometraje. Pascuala me habla y me pidió disculpas por interrumpirme para decirme que le había gustado “Memorias de un gusano”, así da gusto, apenas la conozco pero ya me he enamorado un poco de Pascuala, que me lee y me habla. Tengo que hablar con la Navacerrada, las cosas no pueden seguir así. La próxima vez iremos juntos a ver al Abuelo, y que nos vea, y le pediremos juntos, aunque huela raro. Los bancos del Museo Ibero son los bumeranes (qué extraño se ve en plural) que se lanzaban la Junta de Andazarrías y Pilar Palazón, Pilar Palazón y la junta de Andazarrías, ahí va el bumenrán, toma el bumerán, echa el bumerán, cuchi qué guasa más grande con el bumerán. A Pilar Palazón no la he visto, a Zarrías tampoco, no sé si me hablan. Dios, qué ha sido de Jaén sin Zarrías. “Quién te va a comer el tete a ti” hay que cantarlo con voz atiplada, claro, de chalao, y con la musiquilla de una zarzuela que ya existe, obviamente, no nos íbamos a escalabacinar siendo originales, pero es que no me acuerdo cuál es la musiquilla, maldita sea. La edad. Las gafas. Los sufrimientos. Hubo una cosa en Jaén que me tiró de las tripas y me escupió en el alma. Otra fue que me encontré cerrado el pub de Casi. Por vacaciones, ya ves tú. Casi, no hay derecho. Ah, sí, ya me acuerdo de qué musiquilla es: es esa tan bonita que dice “por ser la Virgen de la Paloma / un mantón de la Chinaná / te voy a regalar”. Esa, esa. La de la Chinaná, la de la Chinaná. Por cierto, que vi a Paloma y como también me habla le dije lo que pienso de ella: que dibuja y pinta acojonantemente bien y yo no lo sabía. ¿Por qué no lo sabía? Las hormigas murcianas que okupan mi teclado por dentro ascienden por la pantalla y se paran y me ponen tildes incorrectas en este texto, empiezo a odiarlas, tengo Raid, lo que pasa es que es para arañas y otros duendes. Pero no voy a echarles Raid, los animalistas y los veganos pueden estar tranquilos, durante la escritura de estas memorias sentimentales ningún ser vivo ha sufrido daño alguno. Es un decir. Cerca de la calle Repullete, en Beas de Segura, estaba el Callejón de Los Pilluelos, eso para mí es una cosa fantástica. Pilluelos, pilluelos, que sois unos pilluelos y unos podemitas. Yo es que me divierto así, ¿qué pasa? A Jaén ya no vuelvo más.

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