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Francisco Lucena Parrilla, un baezano de medalla de oro

Por Javier Cano - Marzo 04, 2023
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Francisco Lucena Parrilla, un baezano de medalla de oro
Francisco Lucena, con el guion de la Cofradía de la Vera Cruz baezana.

Cofrade de dinastía, el próximo 25 de marzo, Sábado de Pasión, recibirá la más alta distinción que concede la Agrupación Arciprestal del municipio machadiano

"Pertenecer a una cofradía hace que tengas una familia muy grande, en todos los aspectos". Lo dice Francisco Lucena Parrilla, un baezano de 1957 cuyos apellidos rezuman dinastía cofrade y que, el próximo 25 de marzo, Sábado de Pasión, recibirá la más alta distinción que puede lucir en su pecho un amante de la Semana Mayor: la medalla de oro de la Agrupación Arciprestal. 

"Estoy muy orgulloso, es el máximo premio que puede recibir uno dentro del mundo de la Semana Santa", comenta, satisfecho, este marido, padre de dos hijos y abuelo de cinco nietos que, sin embargo, tiene a más de medio municipio machadiano en su parentela fraterna: "Nos ayudamos unos a otros, es muy gratificante", asegura. 

Cofundador de hermandades, activo miembro de varias juntas de gobierno a lo largo de las últimas décadas, pregonero, ha sido hermano mayor de la cofradía patronal y un clásico ya de La Vera Cruz, el colectivo pasionista de sus amores: 

"Me he criado en La Vera Cruz, que es mi cofradía, la principal de todas, pero me han inculcado también el Corpus Christi, por el que he trabajado desde pequeñito (mi padre era el capataz del trono); la patrona, las fiestas de La Yedra... Me he criado en ese ambiente y he seguido", comenta quien acumula un curriculum tan pero tan amplio que harían falta varias ediciones de este periódico para no dejarse ni un mérito fuera. 

Y claro, quien ha recibido una herencia tan entrañable como la suya es normal que trabaje no solo por optimizarla allí donde su nombre ocupa sitio en los ficheros, sino también por extenderla a los suyos, por convertirla en legado propio: 

"Precisamente el sábado pasado hubo elecciones en La Vera Cruz y salió mi hijo, por primera vez, como prioste, que es como llamamos al hermano mayor de la cofradía". Y si se trata de los hijos de sus hijos, no lo duda: "Procuraré que sean cofrades". Dos vástagos de túnica y caperuz, un quinteto de peques y una esposa, Amalia, que en labios de Francisco ha sido una pieza fundamental en su devenir cofrade:

"Es la que me ha aguantado todos estos años, ha sido la que me ha apoyado en todo momento, me ha dado ilusión para continuar", aplaude el baezano. Sí, llegar del banco (sector donde ha desarrollado su amplia trayectoria profesional, ya en tiempo de prejubilación) y contar con el beneplácito de su mujer no es que lo contemple necesario, sino imprescindible: 

"Este mundo es muy absorbente, y últimamente más que nunca, cada vez hay más actos y necesitas más tiempo. Como no tengas una compañera que te anime, la cosa es muy difícil", explica, y apostilla: "La sigo queriendo como al principio". Algo tendrá el agua cuando la bendicen, reza un refrán. 

Y algo apasionante tendrá también una vida entera dedicada a la gran tradición, a la Semana Santa, a las hermandades y cofradías, para que Francisco Lucena Parrilla lo tenga tan claro:

"Si volviera a nacer de nuevo, haría lo mismo, estoy muy satisfecho. Para los que hemos nacido en este mundo, es nuestra vida, es lo que hemos vivido. Y lo vivido vivido está, Dios quiera que me dé más años para seguir disfrutando de todo esto". Por lo pronto, le toca gozar del aplauso unánime de la Baeza procesional. Que no es poco. 

 Francisco Lucena con su esposa, Amalia; sus hijos Amalia y Fernando con sus cónyuges, Maripaqui y Pablo, y Pablo, Fernando, Francisco, Carmen y Juan, sus nietos, ante la patrona de Baeza.
Francisco Lucena con su esposa, Amalia; sus hijos Amalia y Fernando con sus cónyuges, Maripaqui y Pablo, y Pablo, Fernando, Francisco, Carmen y Juan, sus nietos, ante la patrona de Baeza.

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