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"El humor es ahora un deporte de riesgo"

Por Fran Cano - Diciembre 30, 2018
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El youtuber tímido de Villargordo. O el creador de contenido con prudencia para expresarse en las distancias cortas. Dice Miguel Navarro López (Jaén, 1989) que él es menos impulsivo que Guelmi, su alter ego en Youtube. Al joven le llegó un éxito espontáneo a raíz de La Aceituna, un vídeo de humor que sumó cientos de miles de interacciones en las redes. "Me vino el vértigo", admite en la entrevista con Lacontra. Crecieron los seguidores y hubo comentarios de todo tipo. Efectos de dar la nota.

Agricultor, con la ESO y un módulo de Informática, Guelmi roza las tres décadas, y más de una la ha invertido, entre otras cosas, en trabajar en el campo. Reconoce que no encontró motivación en el sistema educativo. Abrió la puerta de Youtube en 2014 con marca propia. Está abierta para rato. Hablamos con el humorista —el pelo negro con rizos, el pendiente con la cruz y el pantalón rajado— en la terraza del bar La Mona.

—¿Le puedo llamar Guelmi?

—Por supuesto. Todo el mundo me llama Guelmi. El nombre viene de una anécdota en quinto de Primaria. Un amigo, no recuerdo quién, llegó con la sofisticada broma de repetir la palabra jamón, jamón, jamón, hasta que sonaba a monja. Ese día empezamos a decir todas las palabras al revés. Yo me llamo Miguel, y Guelmi viene de ahí. Cuajó y desde entonces soy Guelmi.

—¿Qué tal hoy en la aceituna?

—Muy bien, como siempre —en ese momento el Creata se ofrece de figurante en la entrevista—. Ha sido un día más. Un poco cansado. Empezamos a las nueve, y damos palos hasta las cinco. Hoy he salido un poco antes por la entrevista. Es en Villargordo y siempre trabajo como empleado.

—¿Lleva muchos años de jornalero?

—Tantos que ni me acuerdo. Creo que llevo diez o doce años. Desde la ESO, no sé si tendría 17 ó 18. Mi padre es el encargado de la finca, y como yo no tenía muchas ganas de estudiar me llevó al campo. Espabilé un poco. Estudié algo más, pero tampoco mucho. Hasta que terminé trabajando en la aceituna, porque no tenía otra cosa.

—Dicen que es mejor trabajar con frío que con calor. ¿Está de acuerdo?

—Yo prefiero el calor. Las temperaturas en el campo son duras, ya sea invierno o verano. Prefiero el calor, porque no soporto el invierno. Ya lo he dicho en algún vídeo: el invierno no me gusta nada.

—Seguro que alguna vez ha trabajado en manga corta.

—Sí, claro. Hoy sin ir más lejos.

—Me puede la curiosidad. ¿Quién es Gema (la persona que ayudó a concertar la entrevista)?

—Es mi hermana. Cuando me contactaste supuse que me llamarías el día 25, y ese día yo no iba a estar disponible —dice con una risa fácil de descifrar. Solo fue por eso lo de enlazarte con Gema.

"DEJÉ LA TELE, ME PASÉ A INTERNET Y DESCUBRÍ YOUTUBE"

—¿Por qué empezó con los vídeos?

—Siempre me habían gustado los monólogos. Manu Sánchez fue el primer monologuista que descubrí. La verdad es que nunca pensé en hacer humor. Un día dejé de ver la tele, como creo que le ha pasado a muchos de mi generación. Me pasé a internet, descubrí Youtube como plataforma, no como el sitio con vídeos de gatos, y me fijé en gente que hacía lo que me gustaba. Pensé que podía probar. Nunca me lo había planteado, pero esa gente hacía lo que a mí me gustaba. Me compré una cámara y empecé a probar. Así empecé. Por diversión.

—¿Cómo construyó al youtuber Guelmi?

—En realidad Guelmi sí es un personaje. Porque yo en mi vida privada soy muy introvertido. La gente me ve en los vídeos y piensa: 'Estoy tío tiene que ser la polla'. Pero en realidad soy muy tímido. Me cuesta mucho expresarme. No sé, delante de una cámara es como que me transformo y saco esa parte de mí que me cuesta enseñarle a la gente. Soy más caradura. Me quito las vergüenzas cuando estoy solo. Y así salió el personaje.

—La voz es muy característica.

—Sí, está muy forzada para que el deje jiennense resalte. A mucha gente le gustó, pero otros dicen: 'Los de Jaén no hablamos como este retrasado'.

—¿Se parecen mucho el personaje y la persona?

—No, porque, como decía yo soy más tímido. No sería capaz de expresar las cosas con la contundencia que tiene Guelmi en los vídeos. Soy más cauto. Sí es cierto que Guelmi y Miguel piensan prácticamente lo mismo.

—¿Uno puede sentirse youtuber sin vivir de Youtube?

—No me identifico con la etiqueta de youtuber. No gano dinero ni vivo de los vídeos. Nunca me lo he tomado como un trabajo. Soy más bien un humorista o, por decirlo de forma aún más genérica, un creador de contenido, un monologuista.

—Tiene ahora algo más de 2.000 sucriptores. ¿Hubo efecto La Aceituna?

—Sí, desde luego. Antes del vídeo no tenía 2.000. Llegar a esa cifra fue posible porque La Aceituna se compartió mucho en Facebook, que es la red donde ya sí tengo más de 4.000 seguidores. En Youtube, no sé por qué, el ritmo de las visualizaciones es menor. La página Lagarto de Jaén compartió mi vídeo Expresiones andaluzas, que ya tenía un año. Y de nuevo tuvo 40.000 ó 50.000 visitas en apenas una semana. El vídeo La Aceituna fue el segundo o tercero de 2014. La actualización era igual, pero yo antes estaba más cortado, no tenía tanta gracia. Después de cuatro años estoy más suelto.

—El remake mejoró la versión original.

—Sí, lo ha mejorado.

"EL ÉXITO DE LA ACEITUNA ME DIO VÉRTIGO"

—En La Aceituna le llovieron elogios y también un puñado de críticas. ¿Lo llevó bien?

—Hasta antes de ese vídeo yo no estaba acostumbrado ni a elogios ni a críticas, porque tenía pocas visitas y comentarios. Todo era muy en plan 'sigue así'. A partir de entonces sí tuve un poco de vértigo, porque no estaba acostumbrado. No imaginaba la repercusión, y cuando me vino todo, me sentí abrumado.

—¿Entraba a las redes para ver qué decían de usted?

—Sí, sí. Cada quince minutos recibía reacciones. Daba vértigo, porque pasé de que no me viera nadie a casi 300.000 visualizaciones.

—¿Cómo asumió la familia esa fama repentina?

—Bien, porque yo estoy acostumbrado. Sí que me dijeron lo típico de 'cuidado con lo que dices' cuando empezaron las críticas, pero bien. Todo bien.

"LA GENTE NO DEBERÍA OFENDERSE POR UN CHISTE"

—No sé si quiere mandar desde aquí un mensaje a quienes optan a ser parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

—(Se ríe). ¿Un mensaje? Tengo muchos amigos que opositan. Era solo un chiste en un contexto de humor. No hay que tomárselo más allá de eso. Es ridículo decirlo: no tengo nada en contra de quien se prepara para policía o guardia civil. Solo era un chiste.

—Pregunta de moda: ¿el humor tiene límites?

—Creo que no. Hay gente que dice que si tiene algún límite es el contexto. Y puedo estar de acuerdo en cierta parte. Pero el humor no debe tener límites. Si me acerco a alguien de repente y le digo que su trabajo es una mierda, se lo puede tomar mal. Y me parece normal. Pero si digo lo mismo enmarcado dentro de un show de humor no es un insulto. Te puede hacer gracia o no porque toca a tu gremio, pero no puedes ofenderte. La gente no debe ofenderse por un chiste nunca. Después de todo lo que pasa y lo que vivimos, qué menos que tener el humor. Que no nos quiten eso también.

—En el anuncio de Campofrío se compran chistes para no herir susceptibilidades. ¿Lo ve exagerado?

—Es la realidad que vivimos. No hay más que ver el caso de Dani Mateo o lo que ha vivido el rapero Valtònyc, aunque su ámbito sea otro. Vivimos una época en la que el humor es un deporte de riesgo. El anuncio plasma magníficamente la realidad.

"PREPARO BOLOS Y ME ENCANTARÍA ACTUAR"

—Díganos qué series, películas o libros sigue para cultivarse.

—¿Qué me inspira? En el ámbito del monólogo, aparte de Manu Sánchez, David Navarro es otra referencia de la tierra, como Broncano, que lo está petando. De youtuber me gusta Yo Soy Tuma, de Málaga. Él fue mi inspiración. En cuanto a series, no sigo muchas. Me cuesta. Soy de ver la misma película 60.000 veces. Como Pesadilla antes de Navidad y Django desencadenado. Me gustan mucho Tarantino y el mundo Disney.

—¿Le gustaría actuar?

—Sí. Ahora mismo mi idea es hacer monólogos y hacer humor con bolos en la provincia. Y si me ofrecen actuar, pues diría que sí. Lo que hago delante de la cámara es actuar, aunque enfocado al humor.

—Si le proponen actuar, ¿se negaría a algo?

—Me daría vergüenza quitarme la ropa, pero no, no me echaría nada para atrás. Hay que decir sí a las nuevas oportunidades.

—¿Cuándo serán sus bolos?

—Me han salido varios, pero no he concretado fechas, porque me ha pillado todo de prisa. Tengo que preparar ahora un show personal, que dure una hora u hora y media, y cuando lo tenga empezaré a actuar. Tengo cerrados uno en Jaén, otro en Los Villares y en mi pueblo, por supuesto.

"EL LÍMITE DEL HUMOR ES MAHOMA"

—En sus más de 60 vídeos brilla el costumbrismo. ¿Hay algún tema que le motive?

—Intento fijarme en lo que la gente pasa por alto, en la rutina. Procuro sacar provecho de eso dándole mi toque de humor, como pasó con La Aceituna.

—¿Haría un monólogo de Mahoma?

—Ahí está el límite del humor —ríe—. Lo dijo David Broncano en un monólogo sobre los límites del humor. Aunque él defiende que no hay, al final asegura, medio en broma medio en serio, que el límite está ahí: si ofendes al fundamentalismo, te matan.

Fotografías y vídeo: Esperanza Calzado.

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