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"Isidro era un buen tío, alegre y de los que hacen ciudad"

Por Fran Cano - Agosto 28, 2022
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"Isidro era un buen tío, alegre y de los que hacen ciudad"
Isidro, en una imagen hecha pública por Víctor del Salto en Facebook.

El empresario Gregorio Martínez recuerda la forma de ser del músico callejero Isidro, cuyo cadáver fue hallado ayer

"Isidro era una buena persona, un tío alegre, de los que hacen ciudad". Así recuerda Gregorio Martínez, empresario hostelero de la ciudad, al malogrado músico callejero que hacía vida en la calle Pescadería. Ayer la Policía halló su cadáver —falleció por un accidente— en una vivienda ruinosa detrás del Club de Campo. La muerte ha generado multitud de muestras de cariño, sobre todo en redes, de la sociedad jiennense.

Isidro medía más de 1,80 metros, tenía coleta y llevaba años tocando la flauta dulce en el centro de Jaén. Su sitio, tal como enfatiza Gregorio Martínez, era a mitad de camino de la calle Pescadería. "Ni más arriba ni más abajo", dice.

El hostelero y el músico entablaban conversación desde primera hora de la mañana, cuando fumaban juntos y hacía cábalas sobre cómo iría el día. "Tenía mucho arte para pedir limosna. Decía: 'Un eurito para las gambas, que me voy de vacaciones'. Era genial", recupera Martínez.

Si bien llevaba años en la capital, Isidro fue nómada. A menudo se iba a Porcuna con motivo de la recolecta olivarera y también viajaba a Bilbao por trabajo. "Él me decía que se iba a la playa y ya no lo veía en meses", señala. Isidro era sevillano, nacido en Montellano, según apuntan los más íntimos del artista.

Fueron muchas las ocasiones en que Gregorio Martínez llevó en coche a Isidro a Jabalcuz, donde vivía en una casa precaria hasta prácticamente la irrupción de la pandemia. Allí compartió hogar con más gente. "Recuerdo el tiempo que estuviste en la asociación Paraje de Jabalcuz cuando yo era presidente y siempre nos ayudabas a adornar las cruces de mayo y haciendo más divertido el tiempo que pasabas con nosotros", ha publicado como despedida Víctor del Salto en Facebook, con la fotografía que ilustra esta pieza.

LAS ANÉCDOTAS DEL LAUREL Y DEL PERRO DEL PRESIDIARIO

Martínez lamenta no tener una foto en el móvil con Isidro. Sí que tiene grabadas anécdotas que reflejan el carácter del artista. Una vez, el empresario le dio una hoja de laurel a Isidro, éste la olió y enseguida le dijo: "Es un laurel avellanado". A Gregorio Martínez le llamó la atención aquel detalle; le pareció algo "muy de hombre campo".

"Y en otra ocasión fui a la cárcel de Jaén de visita. Un presidiario me dio recuerdos para Isidro y me pidió que le dijese a él que tenía que guardar el perro del preso", narra Martínez. Cuando el empresario encontró al músico en la calle y le contó el mensaje, tuvo una mala noticia: el can llevaba días perdido, fuera del radar de Isidro. "Lo más curioso es que él no me preguntó qué hacía yo en el centro penitenciario. Un tío prudente".

A falta de los resultados concluyentes de la investigación, está prácticamente descartado que alguien hiriese a Isidro. Los negociantes que lo conocieron no recuerdan ningún episodio conflictivo; todo lo contrario. ¿Tocaba bien? "Eso ya es otra cosa. Era una buena persona", sentencia Martínez.

 Isidro —a la izquierda—, en la calle Pescadería. Foto: Francisco Miguel Merino Laguna.
Isidro —a la izquierda—, en la calle Pescadería. Foto: Francisco Miguel Merino Laguna.

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