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La música de procesión según el piano cofrade de Jacobo Herrera

Por Javier Cano - Noviembre 24, 2020
Compartir en X @JavierC91311858

El músico jiennense estrena la antología El legado de una corneta, un repaso a la evolución del género a través de sus obras más significativas 

¡A ver qué oído cofrade no lloró de nostalgia durante el estreno de El legado de una corneta! Si hasta la mismísima quietud se meció a las órdenes del piano de Jacobo Herrera, que manejó las ochenta y ocho teclas con hondura de fabricano para sacar a la luz esa obra tan inédita como un paso de palio su primer año de procesión. 

Sí, desde la Sevilla más pasionista contaron con él para suavizar los anhelos de tocar calle a base de partituras sobrecogedoras o para hacer más grande el sacrificio a fuerza de oír, a través de las redes, lo que se sueña al aire libre. Según se mire.

La cuestión es que el pianista puso los vellos de punta al personal durante los veinticuatro minutos de concierto, todo un popurrí de partituras para banda de cornetas y tambores que sonaron a gloria (¡mejor a Pasión) a manos del artista de la capital del mar de olivos. 

"Todos los años, los sevillanos de A Pulso, en torno al día de Santa Cecilia, organizan algún concierto o certamen pero, en estas circunstancias, al no poder juntarse las formaciones, me ofrecieron la posibilidad de homenajear a todos los músicos", aclara Herrera.

Dicho y hecho; seleccionó lo más granado del género y, tras una semana de "intensísimo trabajo", ha logrado firmar una antología de piezas que es mucho más que una lista de 'hits' cofrades:

"Hay una evolución; la primera marcha, que abre la antología, es Cristo del Amor, compuesta en 1944 por el linarense Alberto Escámez, hasta una de 2019, escrita también por un paisano, Cristóbal López Gándara, de Úbeda, aunque el grueso es de autores sevillanos", explica.

Y a piano... "Lo que aporto es, primero, un documento único, que no existía de esta manera, y el carácter más intimista de este instrumento; llega un momento en que, junto con las imágenes, El legado de una corneta aporta añoranza, recuerdo hacia el pasado y una mirada hacia el futuro", expresa el artista, en cuyas carpetas figura ya una marcha propia dedicada a la Virgen de la Alegría de Fuerte del Rey.

Si, como creía el gran List, el piano concentra y resume en él el arte todo entero, Jacobo Herrera deja claro que ese todo cabe también el arte cofrade. "Ahí quedó". 

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