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"Jaén no es consciente de la importancia del turismo"

Kevin Izquierdo Huertas es joven y de fuera, en concreto de Pedro Muñoz, un pueblo de Ciudad Real. Podría tenerlo todo para no saber nada de Jaén, pero sus años de carrera y máster los ha pasado en la capital del Santo Reino y en contacto directo con sus calles, sus barrios, sus rincones y sus gentes. Es historiador del Arte, pero lejos de quedarse rezagado engrosando las listas del paro decidió –junto con Luna Biedma– que "algo había que hacer". Y ese algo es Cláritas Turismo, una empresa joven, pero que no para de crecer, y que ha apostado todo a una carta que en Jaén nunca ha hecho que se gane una partida: el turismo. Y sin miedo están consiguiendo llevarse 'las manos', que en este mundo son los turistas, que llegan a la capital jiennense con cuentagotas. Pero eso no desanima, porque, aunque tiene muy claro que en Jaén "queda mucho por hacer", también asegura que en el último año "se ha hecho mucho". Y solo pide una cosa a los jiennenses: "Tienen que saber de la importancia del turismo para una ciudad".

–¿Cómo se le ocurre a un chaval de 'veintipocos' años montar una empresa relacionada con el turismo en una de las ciudades con menos turismo del país?

–Estábamos haciendo el máster y habíamos tenido varias prácticas de visitas guiadas en la Catedral y otros monumentos en las que vimos que Jaén tenia la necesidad de contar con una empresa que enseñara la ciudad a los turistas y a los propios jiennenses. Hicimos un estudio de mercado y en la provincia sí había empresas de este tipo, pero en Jaén capital había muy, muy poco. Vimos un hueco para atender el sector individual y decidimos lanzarnos a la aventura del emprendimiento.

–¿Es duro ser emprendedor?

–Si te digo la verdad cuesta un poco. Bueno, mucho. Nosotros empezamos con la empresa para coger algo de dinero e ir subsistiendo en Jaén y para poder tener una fuente de ingresos para pagarnos el doctorado. Pero en dos años y medio, que es lo que llevamos con Cláritas Turismo, hemos visto cómo nuestra idea no para de crecer y no solo nos está sufragando el doctorado. Es súper difícil ser emprendedor. Es muy duro, tienes que estar pendiente de todo y ser muy constante. Nosotros apenas tenemos vida desde que comenzamos y te puedes pegar un día entero haciendo kilómetros para un solo turista, pero también es gratificante.

–Cualquier persona que mire los datos de turismo en Jaén diría lo contrario ¿Cuál cree que es el problema en la relación entre Jaén capital y el turismo?

–Jaén ni se ha explotado lo suficiente, ni es conocida. Tiene el estigma que ya tenía en época musulmana de que es una ciudad de paso y ahora en verano se ve sobre todo que la gente baja a la playa o va de vacaciones y solo para en Jaén para estirar las piernas y descansar un poco. Es más, los que paran para ver Jaén piensan que es un pueblo pequeño y nos han llegado a llamar para decirnos que quieren ver la ciudad en una hora. Entonces les decimos, mira es que en una hora no te da tiempo ni a visitar la Catedral.

–¿Y hay esperanza?

–Últimamente estamos viendo que se repite el mismo esquema en las personas que visitan la ciudad, que suelen ser personas de provincias de alrededor de Jaén, como Sevilla, Granada, La Mancha y, sobre todo, de Madrid, que ya han venido a ver Úbeda, Baeza y Cazorla y como está empezando a sonar la ciudad dicen vamos a verla. De un año a esta parte se nota que está empezando a crecer el turismo. Además de que se está moviendo más en marketing, estrategia, implicación de las administraciones... porque todo hay que decirlo. Pero falta el entorno, las infraestructuras. Que Andalucía oriental no tenga comunicación ferroviaria es una lápida para los que no viajan en coche propio. Pero que encima los que vienen de Andalucía occidental, como Sevilla, Córdoba, Huelva o Cádiz, que tengan que venir todavía por carretera nacional…. No pasaría nada por hacer un trocito de autovía, porque, por ejemplo, nosotros hemos notado un incremento importante de turistas desde que arreglaron la autovía del tramo Úbeda-Baeza y viene más gente de Albacete, Murcia y Valencia.

 Emprendimiento y pasión van de la mano en este joven de Ciudad Real que ha hecho de Jaén su casa. Foto: Javier Esturillo
Emprendimiento y pasión van de la mano en este joven de Ciudad Real que ha hecho de Jaén su casa. Foto: Javier Esturillo

–¿Y la ciudad está hecha para los turistas?

–El tema de monumentos y de horarios sí que es cierto que está adaptado al turismo. Pero es demoledor, por ejemplo, el tema del albergue juvenil, que cierre en pleno verano y, con ello, cierre muchas puertas a turistas, no solo mochilero o estudiantes, sino familias que tienen el carné de alberguista y no pueden hacer uso de esta infraestructura en Jaén. Además, nos encontramos con un problema principal, el tema del transporte. Si alguien se aloja en un hotel en la periferia de la ciudad, que no tenga combinación de autobuses para desplazarse hasta la ciudad y tenga que tirar del servicio de taxi es un impedimento, porque no todo el mundo tiene el mismo poder adquisitivo. Es alucinante y la gente se queda pasmada cuando te dicen que quieren ir al Castillo y no tienen coche y les dices que solo pueden ir en taxi. Es inviable que no haya un autobús para llevar turistas al Castillo, uno de los monumentos más importantes, en una ciudad que quiere, o por lo menos pretende, posicionarse en el mapa turístico. Tienes que tener esos recursos mínimos necesarios. Igualmente, el tema de la limpieza también es preocupante y, en ocasiones, es culpa de los propios jiennenses. Es llamativo que a las nueve de la noche vas haciendo una visita guiada y en calles como Almendros Aguilar o Martínez Molina, por poner un ejemplo, hay gente que sale y deja la basura en la puerta de su casa con el contenedor a cinco metros. Es un gesto feo, no me gusta como ciudadano y si me pongo en la piel del turista, menos todavía. Porque luego llegan los casos como los de las ratas. Además, también echamos en falta carteles informativos. Hay señales a nivel de circulación, pero no hay planos en los que el turista viandante se pueda parar a ver dónde están los monumentos. Incluso hay señales que está la estructura pero no está el mapa. El cartel del refugio es una vergüenza.

–Entonces, ¿los jiennenses no venden su tierra o es que no saben venderla?

–En Jaén cunde la desidia. La gente se acostumbra y el concepto de que Jaén no es una ciudad turística, que no tiene el nivel de Córdoba o Granada, la gente dice aquí nadie vive del turismo, vivimos del campo. Pero la gente de Jaén no llega a saber, no ya a apreciar, a saber la importancia de que una ciudad tenga turistas. Te dicen que el turismo es para los guías, para los historiadores… Pero no, la realidad es que el turista bebe, come, duerme, compra medicinas, cosas en el supermercado... Hay turistas que quieren algo para sus cámaras de fotos y no encuentran ninguna tienda para ello. Y hablando de supermercados y de comer, es triste que en nuestros paseos por el barrio de La Magdalena y por los Baños Árabes solo hay un supermercado y dos bares. No digo que se masifique, porque luego las terrazas son otro tema, pero si una ciudad quiere apostar por el turismo necesita ofrecer más servicios a los visitantes.

 Kevin izquierdo, en un momento de la entrevista. Foto: Javier Esturillo
Kevin izquierdo, en un momento de la entrevista. Foto: Javier Esturillo

–¿Qué pasa con las terrazas?

–Vas por las calles y no puedes cruzar por la infinidad de mesas y sillas que hay. Nos estamos jugando el pellejo en muchas ocasiones, y la vida de las dos, 30 o 60 personas que llevemos a nuestro cargo, porque vamos enseñando los monumentos y no puede ser  que para explicarlos tengamos que retirarnos porque viene un coche y las terrazas han eliminado por completo las plazas públicas de Jaén. Los bares y las terrazas son un arma de doble filo, a los turistas les encanta ver que la ciudad tiene mucho movimiento, que tiene mucha gente en la calle, en los bares tomándose una cerveza, eso le encanta. Pero en ocasiones es demasiado, porque en la plaza de El Pósito, por ejemplo, no podemos ponernos a explicarle al turista la historia porque no hay sitio.

–Y los jiennenses son turistas hasta en su propia tierra.

–Sí y nosotros hemos conseguido que mucha gente de Jaén descubra dónde vive, que, aunque suene raro, no lo sabía. El 70% de los vecinos de la ciudad no la conocen. Una vez tuvimos una visita nocturna a la Catedral y venía una mujer de 80 años que solo conocía la Catedral por haber asistido a misa y se quedó sorprendida de todo lo que había. Es algo que viene desde el desconocimiento y del poco movimiento que se le ha dado a los jiennenses para que se conozcan su ciudad. Los jiennenses son una de nuestras líneas de negocio, porque son muchos los que se sorprenden con las cosas que les enseñamos en las visitas, la importancia de los monumentos y su historia. Yo soy de Ciudad Real y lo veo desde fuera, pero cuando hablas con gente de Jaén te das cuenta de que el problema que tiene la ciudad es que los habitantes no le dan para nada valor a lo que tenemos y, como dicen muchos, es algo que viene desde la cuna. He tenido compañeros de clase que eran de pueblos de la provincia y que han viajado a ver la Alhambra, la Mezquita de Córdoba y nunca, ni en un viaje escolar, le han traído a ver la Catedral de Jaén.

 La empresa no ha dejado de incrementar sus puestos de trabajo, sus clientes y su facturación en sus dos años de vida. Foto: Javier Esturillo
La empresa no ha dejado de incrementar sus puestos de trabajo, sus clientes y su facturación en sus dos años de vida. Foto: Javier Esturillo

– Y lo del Turismo extranjero, ¿tiene solución?

– Ahora sí se está haciendo ver al turismo extranjero todo lo que tiene Jaén, pero hasta hace poco estaba un poco olvidado. Es un problema muy complejo. Cuando se habla con agencias de viajes para traer público extranjero, te encuentras que cuando vienen a España vienen a ver lo principal, Córdoba, Sevilla, Granada... bueno, Granada muchas veces ni la huelen, van en la Alhambra y se vuelven al bus. Por eso, cuando le dices que Jaén está a cuatro horas de autobús dicen que no. Al turismo extranjero le cuesta venir, y el poco que llega se encuentra que hay pocos bares o restaurantes que tengan la carta en su idioma y carteles informativos hay muchos que no están traducidos. Son muy puntuales los servicios enfocados al turista extranjero.

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