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El Jaén Paraíso Interior defiende lo suyo

Por Antonio Pulido Casas - Mayo 04, 2019
El Jaén Paraíso Interior defiende lo suyo

El equipo de Dani Rodríguez exprime todos los fallos del Aspil-Vidal Ribera Navarra (3-8) y alcanza su segunda final de Copa del Rey consecutiva, de nuevo ante el Barça Lassa

Las cosas, si gustaron, mejor no tocarlas. El Jaén Paraíso Interior disputará su segunda final de Copa del Rey seguida después golear al Aspil-Vidal Ribera Navarra, quizá, de forma exagerada (3-8). Los tudelanos mostraron una mejor imagen de la que dice el resultado final, pero pagaron en exceso los errores cometidos, en parte, por su inexperiencia. Los jiennenses les castigaron y volverán a verse las caras contra el Barça Lassa, un año después de que Cáceres les apartara del trofeo.

Sin tiempo para sacarse la camiseta de la pantalona llegó la primera vibración del coliseo manchego: unos 2.000 jiennenses rebotaron de sus asientos cuando David introdujo el balón en su propia portería. El fallo había llegado de un balón aéreo inocuo de Espíndola hacia Brandi, que vio en primer plano cómo el cierre murciano se llevaba las manos a la cara. "Ya está", pensaron los andaluces, "estamos en nuestra casa", y los amarillos engrasaron los músculos y presionaron dejando tras de sí un río salivante. Mordían en la presión y estaban a punto de morder en cada zancada. Los tudelanos, primerizos en estas cotas, se veían entre temblores. Se temía lo peor cuando, a los tres minutos, Míchel conectaba un disparo escorado que también superó a Sergi Cuxart. Dos goles de ventaja casi sin sudar.

"La Ribera nunca se rinde", aireaban una bandera desde la grada naranja. Difícil de creer: el Jaén Paraíso Interior venía lubricado desde el autobús y se percibía tranquilidad en las jugadas, sobre todo en las acciones a balón parado, cuyos jugadores se tomaban unos segundos de contemporización a modo de indicar quién mandaba en el encuentro. Son, todavía, los vigentes subcampeones. Se gustaban, en otras palabras, y veía que la inercia les favorecía. Necesitaban los navarros algo más de confianza en su juego, conectar circulaciones que les permitieran adivinar que en la meta contraria se hallaba Espíndola. Sergio González pudo probar la yema de los dedos del brasileño.

Sin embargo, los de Dani Rodríguez mostraban tal contundencia en sus acciones que acabaron por escuchar el bocinazo de las cinco faltas en contra antes de cumplirse el minuto nueve. Demasiado pronto. Antes de llegar al diez, Dani Martín colocaba el 0-3 en el marcador al no acertar Trípodi en cortar otro despeje —en apariencia inofensivo—. ¿Efecto revulsivo? Momento en el que más fuerte se movía la banderola tudelana.

Con todo perdido, el Ribera se sacudió la camiseta de polvo y vio el escudo. Se reactivó con el juego de cuatro habitual, se vieron pisadas, diagonales y, al fin, goles. Sergio González metió la puntera en un pase filtrado de Sepe y barrió el cero del resultado. Más vibración, esta vez de la otra parte del pabellón. Poco después, de nuevo el ala catalán robó una pelota en propia cancha —sus piernas parecen no tener fin— y recorrió los metros exactos antes de servir la asistencia a Ferrán Plana, que por segunda vez en un minuto recortó distancias. La banderola no podía ir más rápido, el Ribera Navarra se había colocado a un gol y devuelto la esperanza antes de que el descanso interrumpiera los intensos minutos sobre la pista azul.

El Jaén se había pasado la primera parte sin el mayor tesoro que tiene: el balón, que es la manera que tenía su adversario de defenderse. El Ribera lo sabía y, además, lo trataba de maravilla. Había cierto desquicio en los jiennenses en la segunda mitad, como demostró Bingyoba, quien apartó a Pazos de un manotazo y vio una tarjeta amarilla que debió ser más colorá.

El mismo jugador probó a Cuxart de disparo lejano a pesar de las sensaciones y Giasson, de volea, volvió a pasear el miedo en área navarra. El miedo no, pero el horror llegaría en una falta esquinada que pareció servir a la escuadra y remató Piqueras, que no jugaba mucho y tuvo que abandonar la pista por su gol, muy fuerte, con la nariz. Ya es (bendita) casualidad. Otro que va sobrado, este de potencia, es Bingyoba, quien peleó otro balón y se plantó a un lado de la pista, miró y cruzó el esférico. Dentro. De nuevo, los "locales" alcanzaban los tres tantos de renta. ¿Definitivos? La bandera no pensaba lo mismo.

Era un tiempo complicado para el público naranja y el travesaño así se lo hizo saber cuando escupió un disparo de Trípodi. Cada acción marrada era una muesca en el orgullo riberano, casi tocado con otro nuevo gol en propia puerta. Lemine no halló forma alguna de cortar el contragolpe iniciado por Dani Martín. El público amarillo ya hacía la ola con cuatro goles de ventaja. Sepe, en el círculo central, se ponía la camiseta distinta al resto. Era la oportunidad que les quedaba.

Casi se extinguió cuando Espíndola recogió la pelota y vio la portería sin oposición. Otra vez el larguero, caprichoso, escupió lo que le llegó. Fue el propio Lemine de nuevo en propia portería- y Campoy, sin nadie en el arco, quienes sentenciaron el veredicto de la segunda semifinal. El gol de David, de penalti, y el de Piqueras, sin oposición, cerraron el luminoso.

El Jaén Paraíso Interior, una vez más, se clasificó para una final, algo que ya es habitual y que no debe restársele mérito. No es fácil competir entre los mejores. No es fácil disputar finales. No es fácil ganar trofeos. "Vamos, mi Jaén; vamos, campeón" volverá a sonar en un último encuentro. Y ya van...

Ficha técnica:

Aspil-Vidal Ribera Navarra: Sergi Cuxart; David, Sepe, Javivi y Sergio González -quinteto inicial-; Lemine, Lucas, Ferrán, David Pazos y Uge.

Jaén Paraíso Interior: Espíndola; Mauricio, Rafa López, Míchel y Alan Brandi; Ramon, Jordi Campoy, Carlitos, Dani Martín, Giasson, Binyoba, Piqueras y Antonio Pérez.

Goles: David (propia portería), min.2, 0-1; Míchel, min.3, 0-2; Dani Martín, min.9, 0-3; Sergio González, min.17, 1-3; Ferrán Plana, min.17, 2-3; Piqueras, min.25, 2-4; Bingyoba, min.27, 2-5; Lemine (propia portería), min.30, 2-6; Jordi Campoy, min.35, 2-7; David (penalti), min.37, 3-7; Piqueras, min.39, 3-8.

Árbitros: Delgado Sastre y Rabadán Sáinz (Valencia). Amonestaron a David, Lucas Trípodi y Bingyoba.

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda semifinal de la IX Copa del Rey, en su primer formato Final Four, disputado en el pabellón Quijote Arena de Ciudad Real, ante 4.000 espectadores.

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