La artesana de bolsos en miniatura
Pilar Martínez retoma la pasión que la llevó a hacer cientos de bolsos en miniatura, con exposiciones en Alcalá y Granada
Todo empezó con una casa de muñecas. Pilar Martínez Zafra (Santander, 1968) compró una por internet. Al poco tiempo pensó en que sería buena idea acompañar el interior de la casita con bolsos. Tendrían que ser bolsos a la medida del hogar liliputiense. Bolsos en miniatura. Y no los compró; los hizo a mano. Uno a uno. En apenas un par de años, entre 2012 y 2014, cultivó una pasión que ahora retoma después de un tiempo en barbecho, agotada de tanta creación. Pilar Martínez, auxiliar de Enfermería, es la artesana de bolsos en miniatura de Alcalá.
Nada más entrar a la casa, en la segunda habitación. Hay está una estantería encima de una mesa. La estantería se la regaló su hermano Manolo, y en cada estante hay decenas de bolsos, todos hechos por ella.
—He tenido que hacer unos 50 hace poco para la entrevista —dice, mientras repasa la estantería. Ese medio centenar de bolsos recién creados con motivo de la visita de Lacontradejaén confirma que Pilar Martínez ha despertado. Su hijo, Ramón Álvarez, también lo sabe: mamá vuelve a las andadas.
EL PROCESO
El primer bolso fue una creación casi fugitiva, porque nadie sabía que las manos temblorosas de la mujer eran capaces de conseguir algo tan delicado. Ella no hace bocetos de cada creación, sino que todo le viene por colores que de repente ve en una serie, como El Príncipe. Los pendientes o el collar de una actriz la inspiran para alcanzar el color que busca.
Al principio, sin materia prima, compraba goma eva, y de ahí se ponía a inventar. Hay bolsos que son reproducciones de marcas conocidas: Dolce & Gabbana, Tous y Louis Vuitton, entre otras, lucen impresas en bolsos como un dedo meñique.
Ramón y su padre advirtieron allá por 2012 que la faceta artesana que desplegaba la madre del primero tenía cuerda para rato. No parecía una fiebre del momento. Cada noche, después de trabajar, o incluso alguna mañana, Pilar se sentaba tres o cuatro horas, con el ruido de la tele de fondo, y entre sus dedos tomaban forma bolsos de diferentes colores y tamaños.
PRIMERAS EXPOSICIONES
Ana Pérez, una compañera de trabajo, quedó impresionada con el talento de su amiga. La sensación entonces era que aquel esfuerzo debía salir de la clandestinidad. Y así llegó la primera exposición en la Residencia de Mayores Nuestra Señora de las Mercedes de Alcalá, donde trabaja Pilar.
La directora del centro, Loli Contreras, y los responsables de Servicios Sociales del Ayuntamiento alabaron la idea y la apoyaron. En la residencia la sorpresa fue, al contrario que los bolsos, mayúscula. Encarna Medina, una usuaria ya fallecida, le dio un consejo a Pilar:
—Vete de aquí, y sigue haciendo esto.
Después de aquel estreno en público, hubo dos grandes citas más. Una muestra en Convento de Capuchinos y la participación de la alcalaína junto con otros artesanos en el Salón Zoco de Granada, donde turistas de diferentes países compraron algunos de sus bolsos. Chinos y americanos, según recuerda. Que sus bolsos estén en otros continentes le provoca una ilusión especial.
“LO APARQUÉ PORQUE DESAPARECIÓ LA RELAJACIÓN”
Un día, el disfrute y la relajación mutaron en agobio, en una contrarreloj que no tenía sentido. ¿Puede convertirse una pasión en algo de lo que huir?
—Fue también la falta de tiempo. Me saturé. Llegué al punto de que no me gustaba nada de lo que hacía.
Internet le permite estar en contacto con artesanos que admira, como Pedrete y Pilar Alén. Ramón destaca la destreza que hay detrás de los trabajos de su madre. Lo dice mientras mira el mosaico de colores diminutos en la estantería. A Pilar Martínez le hubiese encantado que sus padres, ambos fallecidos, supiesen que la hija que debió estudiar Bellas Artes, según el consejo materno, hoy se ha convertido en una artesana de nivel. La miniaturista de la Sierra Sur.
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