Cerrar Buscador

Jesús: cinco calles, un cantón, un parque, dos caserías y dos capillas en Jaén

Por Javier Cano - Marzo 12, 2023
Compartir en X @JavierC91311858
Jesús: cinco calles, un cantón, un parque, dos caserías y dos capillas en Jaén
Vistas a la Carrera de Jesús. Foto: Beatriz Rivilla

La venerada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno copa el mapa urbano desde hace siglos, una toponimia que añade singularidad al paseo por la capital

Cinco calles, unos cantones, un parque, dos capillas, dos caserías... Todo eso lleva el nombre de Jesús en la capital del Santo Reino, evidencia del peso que la imagen del Nazareno ha tenido en Jaén desde sus legendarios orígenes. 

Una toponimia que convierte en más que curioso el paseo por una ciudad volcada en su principal devoción, que a pesar del paso del tiempo y los vaivenes ha sobrevivido en los rótulos y configura aún un itinerario morado del que ninguna otra urbe puede presumir, por más ruido y más eco que generen sus procesiones.

"Son calles hechas para la Esperanza", escribe el poeta sevillano Miguel Cruz Giráldez sobre el barrio de la Macarena, y lo mismo podría decirse del antiguo arrabal de las monjas jiennense, de la Merced, del Puente de la Sierra, de Jabalcuz..., donde el nombre de pila de El Abuelo campa sobre cartelas, fachadas y labios. 

 El antiguo cañuelo que dio nombre a una de las cinco calles dedicadas a El Abuelo. Foto: Archivo de Javier Cano.
El antiguo cañuelo que dio nombre a una de las cinco calles dedicadas a El Abuelo. Foto: Archivo de Javier Cano.

Empinada y escondida como pocas, en pleno barrio mercedario desemboca desde Capitán Aranda Alta en Almendros Aguilar la calle Jesús, que de toda la vida se ha llamado (y se sigue llamando en boca del pueblo) 'la calle Jesus', así, sin tilde, en modo llano (quizá para contrarrestar su claustrofóbico e inapreciable cuestarrón hasta que el paseante se atreve con ella). 

Sobre de dónde le viene el topónimo hay teorías para todos los gustos: unos lo achacan, precisamente, a aquella otra versión de la leyenda de El Abuelo que sitúa en un huerto de la zona el nacimiento de la hermosa talla de Jesús de los Descalzos, cuando un mulo nervioso soltó una coz en condiciones, tiró abajo una pared y encontraron dentro al Abuelo.  

Lo que sí está documentada es la presencia de una hornacina alusiva a la imagen en una de sus fachadas, en tiempos de la Ilustración, punto de partida acaso para su jaenerísima denominación. 

Siempre oscura y difícil, ahí sigue 'la calle Jesus',  a cuatro pasos del Arco de San Lorenzo, cuya histórica capilla (así reza en crestería mudéjar que la culmina) está dedicada también al que, en el año 1999, recibió la medalla de oro de la ciudad por unanimidad de todos los grupos políticos. 

 Entrada al legendario cortijo. Foto: Casería de Jesús.
Entrada al legendario cortijo. Foto: Casería de Jesús.

Merced Alta adelante, allí donde se ensancha levemente esta vía urbana comienza un segundo tramo que la oficialidad municipal, con todo el sentido común y la lógica del mundo, bautizó como Frente a Jesús y que como las ciudades con mar ante la orilla, concluye en el maravilloso y breve abismo de los cantones de Jesús.  

Entrañable espacio que en el XIX supo de tiros y muerte y donde un siglo largo después Polluelas, a lo suyo, sin reparar en la atención que pudieran prestarle, alzaba su prudente quejío jondo para cantarle al de los Descalzos, lo mismo que hacía Rosario López y lo siguen haciendo los Maeras, Carmen Gersol...

Cantones que orillan la que podría considerarse arteria nazarena, antigua calle del Juego de Pelota, de Zorrilla, de Juan Montilla... Pero que siempre fue y es la Carrera de Jesús, oficialmente desde 1974.

Por ella paseó Federico García Lorca; la prefirió la nobleza poblándola de palacios, en uno de los cuales (el del vizconde de Los Villares) vivió y tuvo su consulta el inolvidable médico Bernabé Soriano (que tuvo dos carreras, la de Medicina y la que lleva su nombre entre la Plaza de las Palmeras y la Plaza Vieja).

Vía urbana con aroma de conventos (los que siguen en pie y los desaparecidos), a partir de 2009 se volvió a convertir en domicilio cotidiano de Nuestro Padre Jesús, su capilla desde que regresó a su casa en olor de multitudes una de las tardes más frías que se recuerdan en Jaén, ¡pero frías!, pese a la calidez del acontecimiento.

En pleno barrio de San Felipe, un parquecillo infantil rinde honores diarios al Abuelo desde finales de los 60, cuando el Ayuntamiento se lo dedicó dentro del marco del proceso de embellecimiento llevado a cabo en aquella época.

Esquina pétrea con la Carrera de Jesús hace la calle Camarín de Jesús, sobre la que se derrama la sillería exterior del íntimo habitáculo del Abuelo. 

Entrañable y serenísimo zigzag que lame los muros de la recuperada iglesia, tiene algo de aroma funerario también: el que le conceden los cientos de cuerpos enterrados bajo los pies de Jesús desde antaño, cofrades suyos, miembros de la familia Frías, frailes carmelitanos...

Un carácter que recuperará pronto, en cuanto la cofradía ponga en a disposición de los jiennenses el columbario que prevé instalar en lo que hoy hace las veces de fabricanía, tras ese portón jalonado por placas de mármol en una callejuela que desde 2018 está dedicada oficialmente a María Dolores Torres Almazán, fallecida camarera del Abuelo por cuyas venas corría sangre de caseros míticos de los pagos del Puente de la Sierra. 

Unos metros más abajo, la paralela calle Cañuelo de Jesús abunda en la devoción nazarena, mezclada con la graciosa cercanía de aquel pequeño caño de agua del raudal de Santa María que aún puebla cañerías y tubos a mansalva.

Al fondo de esta calle, vista desde la Carrera de Jesús, vivió la gran Lola Torres, cuya incansable vocación la convirtió en envidiable y blando barreño recogedor de las notas de su piano.

Cinco calles, un cantón, dos capillas... ¡Y dos caserías con su nombre, tan jaeneras ellas! Una en el Puente de la Sierra, camino de Puerto Alto, esa que la tradición asegura que acogió al anciano que, de la noche al día, se cuajó al Abuelo: "Si nos quitan la leyenda, ¿qué nos queda?", se preguntaba Valle-Inclán. Pues eso. 

La otra en Jabalcuz, propiedad de la casa de Blanco Hermoso, cuya marquesa viuda, doña Teresa Messía Sáenz, dejó este mundo hace escasos días, testigo privilegiado de un Jaén que ya sale solo en libros y reportajes.

Nobleza de aquí que, por cierto, es la responsable de la iconografía nazarena del último siglo y medio, si se tiene en cuenta que elementos del ajuar del Abuelo como su rica túnica de 1869 o la mismísima cruz de la marquesa fueron donaciones de la familia. 

En estos días de Cuaresma, cuando el Camarín huele ya a besapié (este año, otra vez, solo veneración, sin contacto con la piel de pino de la imagen), un paseo por el Jaén de Jesús puede ser una ruta de lo más interesante. Y además, gratis. 

 Camarín de Jesús. Foto: Beatriz Rivilla
Camarín de Jesús. Foto: Beatriz Rivilla

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK