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UN GRANDE DE LA PINTURA EN EL CEMENTERIO VIEJO

UN GRANDE DE LA PINTURA EN EL CEMENTERIO VIEJO

Por Javier Cano - Febrero 04, 2023
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Tras recorrer el mundo y cosechar gloria artística allá por donde pasó, el universal artista catalán José Nogué Massó eligió Jaén para 'pasar la eternidad'. En el 50 aniversario de su muerte Lacontradejaén propone una jaenerísima ruta de la mano del pintor, cuya ilustre huella en la ciudad continúa fresca

"La ciudad la encontré muy típica, con personalidad y pictórica, al mismo tiempo que los alrededores me encantaron por el magnífico paisaje que rodea la ciudad, con su castillo dominándolo todo. Me gustó tanto que, sin vacilaciones, busqué casa en alquiler para tener prevista la llegada con toda la familia. El gran calor, que nunca había sentido tn fuerte en ninguna parte, no me asustó. Había decidido quedarme definitivamente en Jaén...".

Con estas palabras describe el propio artista universal José Nogué Massó (Santa Coloma de Queralt, Tarragona, 1880-Huelva, 1973) su primer encuentro con la capital de la provincia jiennense en Memorias de un pintor (La pintura española en el cambio del siglo XIX al XX).

Corría el año 1922 y, para el catalán, la ciudad del Santo Rostro constituía un destino laboral estable en tierra española, tras su larga estancia pensionado en Roma, donde dirigió la Academia Española de Bellas Artes.

Dejaba en la Ciudad Eterna a su primera esposa, la cantante de ópera madrileña María Vallejo Martínez y a sus hijos María Virginia y José y se instalaba en un piso del desaparecido Hotel Rosario (a espaldas de la Catedral) con su madre, Carmen Massó Gris, que ya no se separaría de él hasta su último suspiro.

Ella, junto al padre del pintor, José Nogué Rovira, y la primera mujer de Nogué duermen el sueño de los justos, precisamente, en el camposanto jaenés de San Eufrasio, tras una singularísima lápida firmada por el propio artista de cuya muerte se cumplen, en 2023, cincuenta años y que eligió también Jaén para reposar eternamente. 

 Sepultura de los padres y la primera esposa del artista en el cementerio viejo, ilustrada por el propio pintor. Foto: José Luis García Carreño.
Sepultura de los padres y la primera esposa del artista en el cementerio viejo, ilustrada por el propio pintor. Foto: José Luis García Carreño.

"En aquel Jaén de entonces, de pocos miles de habitantes, de calles estrechas, empinadas y alfombradas de cantos rodados, no era difícil encontrar acomodo. Por solo cincuenta pesetas al mes conseguimos en una calle cercana a la Escuela [de Artes y Oficios, que hoy lleva el nombre de Nogué] una casa típicamente andaluza, del siglo XVIII o anterior". 

Era la calle Cambil, donde en 1891 había nacido la pedagoga Josefa Segovia; vía urbana que une Almendros Aguilar con la cuestecilla de Aldana (cuna del ministro de Alfonso XIII Ruiz Jiménez) y desemboca en la Plaza de la Audiencia.

Una casa de "ambiente tranquilo y sosegado" (en sus propias palabras) donde gestó cuadros como La Catedral de Jaén (hoy en una casa particular jiennense) o el trascendental La adoración del Santo Rostro, cuyo hallazgo (el pasado mes de abril) cerró una larga aventura de búsqueda narrada, en primera persona, por este periódico. 

De allí pasarían a otro inmueble, ya en la popular Espartería (Doctor Civera actualmente), a la par que la capital de la provincia se iba convirtiendo en paisaje imprescindible en la vida del artista. 

 El célebre cuadro de José Nogué, en su emplazamiento actual. Foto: archivo de Javier Cano (prohibida su reproducción sin autorización expresa del propietario de la imagen).
El célebre cuadro de José Nogué, en su emplazamiento actual. Foto: archivo de Javier Cano (prohibida su reproducción sin autorización expresa del propietario de la imagen).

A la voluntad de Nogué, por ejemplo, se debieron los primeros grandes esfuerzos para convertir el viejo caserón de la Escuela de Artes y Oficios (antiguo convento de Santa María de los Ángeles) en un espacio digno para el desarrollo de la labor docente para la que fue creada. 

En sus instalaciones sentó cátedra José Nogué Massó como catedrático de Dibujo y director de la institución que, hoy día, lleva su nombre.

Pero la ruta 'noguesiana' abarca más, mucho más. En la capital del Santo Reino denomina, también, una calle del entorno de la Avenida de Madrid.

Obras suyas se reparten por diferentes domicilios de la ciudad (y la provincia) que cuelgan en sus paredes algunos de los célebres paisajes del pintor; alcen el cuello y, con suerte, podrán advertirlos tras las persianas de sendos pisos de la Avenida del Ejército Español y la calle Cruz Roja Española, en el Gran Eje o más arriba, en el Jaén histórico, en Jorge Morales... 

O pinturas de otros géneros como el monumental Nuestro Padre Jesús de los Descalzos, imponente en una de las galerías de la Diputación Provincial; sin olvidar la interesante colección permanente de piezas suyas que componen los fondos de Nogué en el Museo de Bellas Artes del Paseo de la Estación.

 Escuela de arte José Nogué. Foto: Beatriz Rivilla
Escuela de arte José Nogué. Foto: Beatriz Rivilla

Pero si un hecho deja clara la querencia del artista hacia la capital es su elección como tierra de descanso, paraíso de su eternidad.

"Esta ciudad significó mucho para mi abuelo, y ocupó un lugar muy importante en su obra", en palabras de su nieto, José María Luzón, a este periódico. 

Sí, tras una sencilla y alta lápida del patio de San Juan del romántico cementerio jiennense reposan los restos mortales de José Nogué Massó, como él mismo deseaba y dejó dicho a los suyos, que cumplieron el encargo y, nada más expirar, lo trasladaron al mar de olivos (desde Huelva, donde falleció) para enterrarlo a unos cuantos metros de sus padres y su primera esposa. 

Allí sigue el "artista pintor" (como reza en su sepultura) que se codeó con los grandes mitos finiseculares de su época y contribuyó a escribir la leyenda local de un Jaén hoy evocable en las páginas de Don Lope de Sosa; allí, en ese camposanto olvidado y remolón por el que muchos (cada vez menos) pasan sin saber siquiera que, desde 1973, un grande de la pintura universal se avecina en ese unamuniano corral de muertos que más que dejar blanco al personal, le saca los colores.  

 Autorretrato de José Nogué Massó.
Autorretrato de José Nogué Massó.

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