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PRADO Y PALACIO, UNA ESTATUA SIN CALLE

PRADO Y PALACIO, UNA ESTATUA SIN CALLE

Por Javier Cano - Marzo 18, 2023
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Que la capital cuente con un repertorio escultórico urbano de primer orden se debe, en gran parte, al impulso del marqués del Rincón de San Ildefonso

Sin embargo, ningún rótulo municipal le rinde tributo ni la soberbia escultura que firmó Jacinto Higueras Fuentes para ser ubicada bajo el cielo de la ciudad recuerda su figura bajo el cielo de la capital

Marqués del Rincón de San Ildefonso, alcalde de Madrid y de su ciudad natal, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes (lo que hoy sería Educación y Cultura), vicepresidente del Congreso, director general de Obras Públicas y Agricultura, senador, maestrante ampliamente condecorado, perito agrónomo, empresario, mecenas cultural y artístico...

Son los méritos que hicieron de José del Prado y Palacio (Jaén, 1865-Espeluy, 1926) uno de los personajes más influyentes de su tiempo, merecedor de homenajes acá y acullá que sin embargo en Jaén brillan por su ausencia.

¿A qué, si no, que la soberbia estatua que el gran escultor santistebeño Jacinto Higueras Fuentes creó para ser ubicada bajo el cielo de Jaén habite en la sombra que le procuran las instalaciones del Museo Provincial de Bellas Artes, entre cuyos fondos figura?

Un espacio expositivo, por cierto, en cuya creación también tuvo mucho pero mucho que ver el protagonista de este reportaje, del que el recordado Isidoro Lara junto con su hijo el escritor Emilio Lara y Julio Arturo Cerdá firmaron una detallada biografía en 2001.

Este sábado cuaresmal, Lacontradejaén saca a la palestra uno de los casos más enigmáticos del callejero de la capital del Santo Reino, de la mano de voces autorizadas que reclaman o suscriben la restitución de honores a Prado y Palacio: una estatua sin calle en Jaén.

Así proyectó Jacinto Higueras el monumento a José del Prado y Palacio en Jaén. Foto cedida por Ana Higueras. 

VIEJA REIVINDICACIÓN

El arquitecto José María Cano, un enamorado de su tierra y un activo espíritu crítico en las redes sociales, ha vuelto a poner de actualidad, estos días, el asunto de la estatua:

"Hay que monumentalizar la ciudad, darle contenido, valor, embellecerla. Me acuerdo que ya hace muchos años se sacó este tema y creo que igual que se ha hecho con el monumento a Emilio Cebrián debería hacerse con Prado y Palacio", comenta. 

Y es que, para Cano, los méritos de Prado justifican sobradamente, y desde distintos puntos de vista, su inclusión en el repertorio monumental jiennense:

"Me llamó mucho la atención mucho cuando descubrí la celebración del día del árbol, me sorprendió; fue una fiesta que organizó él, para plantar dos mil árboles a cargo de dos mil niños y, así, instruirlos en el amor al medio ambiente. Fue un adelantado a su tiempo, esas cosas ahora se hacen mucho pero ¡hace cien años! Además, la ciudad que tenemos ahora en gran parte es gracias a él", setencia. 

El arquitecto apostilla: "Viendo todo lo que hizo, el Jaén moderno, el eje del Paseo de Alfonso XIII [actualmente de la Estación], el Museo Provincial, el asilo de ancianos, edificiones de gobierno, Jabalcuz, la revista Don Lope de Sosa... "Incluso para el título de real del equipo de fútbol no me extraña que fuese él quien hiciera las gestiones". 

Con estos mimbres, lo tiene más que claro: "Yo estaría encantado de que se hiciera, que la gente pasee por la calle y conozca su historia; hay que sacar las cosas del museo, y si no puede ser la estatua original que sea, al menos, una réplica", concluye. 

En los mismos términos se pronuncian los descendientes del célebre escultor de Santisteban del Puerto consultados por este periódico: 

"En la familia Higueras estaríamos todos encantados de que se retomara y se hiciera, sería una maravilla", aporta Ana Higueras, nieta del escultor Jacinto Higueras Fuentes, ante la posibilidad de que la ciudad recuperase la idea de ubicar la estatua de Prado y Palacio bajo su cielo. 

Una propuesta que nació allá por 1921, como explica la propia Higueras en su libro Jacinto Higueras Fuentes. Escultor 1877-1954, que la autora presentará, con carácter nacional, el próximo 24 de noviembre en el Museo Cerezo Moreno de Villatorres

"Surgió la idea de hacer un monumento a José del Prado y Palacio en Jaén y mi abuelo escribió una carta a Alfredo Cazabán ofreciéndose a hacer este monumento sin remuneración alguna. Esta carta, muy entusiasta y emotiva, la publica la revista Don Lope de Sosa en mayo de 1921". 

Pero, ¿por qué no llegó a cuajar aquel proyecto en un momento en el que el homenajeado gozaba de sus mayores cotas de popularidad? La respuesta está... en el libro de Ana Higueras: 

"José del Prado y Palacio, mientras vivió, nunca quiso que le hicieran un monumento". Una vez fallecido el marqués, que cerró los ojos para siempre en febrero de 1926, la municipalidad volvió a hacer suya la iniciativa. 

Para entonces el escultor Higueras ya había abocetado el monumento y la propia figura, que realizaría gratuitamente "como todo lo que hizo con Prado, tanto su busto como la placa que se colocó en el puente de Villanueva de la Reina", aclara su nieta.

Todo iba sobre ruedas pero, inexplicablemente, el silencio volvió a cernirse sobre el proyecto y ahí se quedó, con la estatua terminada, fundida ya en bronce pero sin pedestal ni glorieta o plaza donde ser inaugurada.  

Unos años después, en 1954, poco antes de su muerte, Jacinto Higueras apeló de nuevo al Ayuntamiento, en la persona de Inocente Fe, alcalde a la sazón, para que monumento y escultura ocuparan el lugar para el que habían sido concebidos, los jardines del grupo escolar Prado y Palacio, en la Plaza de las Batallas. 

Le contestaron que sí, que había buena voluntad, que la cosa iría viento en popa, pero desaparecido hoy día aquel complejo formativo y sin que nadie, oficialmente, haya vuelto a remover el asunto, lo cierto es que la estatua continúa acumulando techo sobre su cabeza.  

"Era como una obsesión que mi abuelo tenía, hacerle ese homenaje a la persona que le protegió, que le ayudó y le hizo salir adelante en poquísimo tiempo. Si no, hubiera tardado más en irse del taller de Benlliure, que estaba deseando irse y tener su independencia", aporta Ana Higueras, y añade:

"Gracias a la oportunidad que le dio Prado y Palacio al encargarle el Monumento a las Batallas en 1908 pudo montar su taller, casarse con mi abuela Juana (que estuvo esperando la pobre unos cuantos años, porque él no tenía el medios para casasare y mantener una familia en Madrid. Aquello fue un cambio absoluto en su vida, y él era una persona muy agradecida".

Jacinto Higueras, en su estudio, trabaja en la estatua de Prado y Palacio. Foto cedida por Ana Higueras. 

¿Y los parientes del propio José del Prado y Palacio? ¿Qué opinan del olvido que sobre su ancestro denuncian, líneas arriba, sendos testimonios?

Prado recibió de Alfonso XIII el marquesado en 1920, tras los intentos de varios municipios de la provincia de que fuese creado conde de Jaén. Al hilo de esta historia de nobleza, Lacontradejaén ha contactado con el actual marqués del Rincón de San Ildefonso, Carlos del Prado Cendra (Madrid, 1966):

"El título, cuando murió él, pasó a un primo suyo, luego a su hijo y después a un hermano, que era mi abuelo. Yo lo llevo con mucho orgullo, pese a no tener mucha relación actualmente con Jaén. Mis padres si la tuvieron, incluso poseían olivares allí, recuerdo la famosa finca Lendínez".

En cuanto a la estatua, el monumento... "¡Cómo no me va a parecer bien, me parece estupendamente, por supuesto que apoyo que se retome la idea de colocarla en la ciudad!", exclama Del Prado. 

¿SAN CLEMENTE O PRADO Y PALACIO?

En la estatua que firmó Higueras Prado y Palacio aparece en pie, pero su memoria parece no haber caído en esa posición al menos en el callejero local. 

Calle tiene en Madrid, la villa y corte, cuyo Ayuntamiento presidió en varias ocasiones, o en Villanueva de la Reina, donde promovió la construcción de un puente para el que el propio Higueras (otra vez de forma desinteresada) labró una preciosa lápida conmemorativa. 

¿Y en Jaén? La tuvo, vaya que sí, y no un callejoncillo precisamente, nada más y nada menos que la céntrica calle San Clemente, toda una vía urbana extendida entre dos de las mejores obras de su protegido: el busto de Bernardo López y la estatua de Bernabé Soriano.

Ahí siguen ambas, aunque la segunda se perderá, un año más, las procesiones de la inminente Semana Santa, envuelta como continúa en sus protecciones metálicas. 

Pero, ¿qué hay de verdad en esa afirmación que da como oficial, a día de hoy, la denominación de la antigua calle de Simago como de Prado y Palacio? Los documentos, los papeles conservados en el Archivo Municipal lo desmienten.

Que sí, que se la bautizó en honor del marqués en 1905, cuando se le quiso dedicar nada más y nada menos que la Plaza de Santa María y el mismo Prado y Palacio rehusó tal distinción.

Ahora bien, de ahí a asegurar (como muchos aseguran) que sería viable colocar una cartela azul con sus apellidos sin faltar a la legalidad, va un trecho. 

Antes que don José, San Clemente fue calle Pi y Margall hasta que le dieron el nombre del terrateniente fallecido en Espeluy a los sesenta y un años de edad, pero el 12 de mayo de 1936, "por acuerdo municipal" (según constatan las fuentes del archivo del Ayuntamiento jiennense consultadas por Lacontradejáen), perdió para los restos los nobilísimos apellidos en favor de la nueva calle de la República.  

Más de un jaenero recordará las placas cerámicas hoy perdidas (seguramente salidas de los talleres talaveranos de Ruiz de Luna) que durante décadas dejaron claro que la Triguera o el taller de los herreros Delgado se emplazaban en la calle Prado y Palacio. 

Hay quien considera que, en realidad, su nombre debería campear sobre alguna de las históricas fachadas de la calle Llana, donde tuvo su palacio, heredado de su suegro, el marqués de Villalta, y en el que durante unos meses vivió el poeta Miguel Hernández en su estancia en tierras jiennenses. 

Otros apuestan por que San Clemente recupere el rótulo prerrepublicano, pero lo que muchos echan en falta (ahí están las redes sociales) es su imagen higueriana, concebida, proyectada, esculpida y fundida en bronce con ese objetivo: formar parte de la estatuaria de la ciudad que lo vio nacer.

 José del Prado y Palacio, en su última etapa, en un rincón de la capital jiennense. Foto: archivo de Javier Cano.
 José del Prado y Palacio, en su última etapa, en un rincón de la capital jiennense. Foto: archivo de Javier Cano.

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