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"La Sierra de Andújar está pidiendo el lobo a gritos"

Por Juan Vicente Córcoles - Marzo 26, 2018
Fotografías: Juan Vicente Córcoles.

Fin de semana de experiencias de la mano de Leocadio Rueda y la presentación de su segundo libro "Leocadio y los lobos 2"

Marco ideal para presentar un libro sobre la Sierra de Andújar con la figura de un hombre nacido y vivido en la sierra, Leocadio, y la de un animal, el lobo. “La Sierra de Andújar está pidiendo el lobo a gritos”. Con esta frase justificó Leocadio Rueda la presencia del lobo, que junto al buitre, forman parte del equilibrio natural que debe de existir. Así lo defendió durante la presentación de su segundo libro.

Fue en 2014 cuando Leocadio Rueda publica su primer libro. Por entonces, se quedaron muchas historias en el tintero, hecho que ha justificado la edición de esta segunda publicación. Su coautor, Víctor Gutiérrez, detalló cómo es el nuevo libro de Leocadio. Recoge 38 historias estructuradas en las décadas a partir de los años 40. Se relatan momentos trágicos y divertidos. Se habla de los mineros, carboneros, colmeneros, las fiestas, los mesteros. Es decir, de todo un mundo serrano desconocido para la sociedad actual. Así hasta llegar a la actualidad.

Tras la presentación se llevó a cabo un coloquio con Leocadio Rueda, que habló de cómo nace en Valdelagrana y luego se traslada al barranco de Las Pilas. Vivió en la sierra hasta el 2013, que se traslada a Andújar. Allí se hace pastor al tener seis años con un rebaño de 25 ovejas y 25 cabras. Empieza a convivir con lobos y conocer sus costumbres, muy numerosos –el lobo- hasta la década de los 70, cuando comienza a disminuir. "He llegado a conocerlos, a distinguirlos, los últimos lobos los vi en el 2007, en el mes de abril, en la finca El Abogado”.

Leocadio aprendió a leer y a escribir con lo que le decía su madre, con lo que le decían los pastores de los rebaños trashumantes, con las hojas del calendario. Su madre iba a Andújar en mula, con quesos, miel, embutidos y los cambiaba por cosas que necesitaba para el campo. Contó lo que supuso hacer el servicio militar, ir a Zaragoza, llegando a conocer un mundo hasta entonces desconocido por él en la España de 1962. Con su innata espontaneidad y vocabulario serrano Leocadio narró aspectos de su vida que han quedado registrado en este segundo libro.

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