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'Barro de la tierra' o la difícil sencillez de Carmen Bermúdez

Por Javier Cano - Octubre 27, 2019
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'Barro de la tierra' o la difícil sencillez de Carmen Bermúdez
Carmen Bermúdez posa con su nuevo poemario momentos antes de su presentación. Foto: Javier Cano

La poeta jiennense derrocha sobriedad y reflexión en su "hasta ahora último libro"

"La poesía de Carmen Bermúdez, antigua en sus raíces, aporta a la lírica actual una vitalidad insospechada". Lo escribió la linarense Fanny Rubio para el prólogo de Siempre Jaén, el libro que la poeta jiennense publicó allá por 1990. Prácticamente treinta años después aquellas palabras no han perdido ni un ápice de vigor, y no porque Bermúdez ande estancada en un estilo recurrente o haya sido incapaz de avanzar en sus presupuestos poéticos en paralelo a su existencia, no; es que tradición y evolución son, en esta escritora de inquietos ojos y sonrisa entrañable, parte misma de su sombra, es decir, de su poesía, que no es sino su manera de estar (por recurrir al axioma pessoano).

Cargada de años con la elegancia que ya quisiera para sí la más pintada, vuelve a la palestra poética nacional con Barro de la tierra, su última producción édita hasta la fecha, publicada por Vitrubio, su editorial de cabecera: "Yo no lo miro como último libro, es mi última cosa por ahora", aclara. Un poemario pleno de cósmica sobriedad, de tajante delicadeza, de honda sabiduría acumulada en el que la mejor Carmen Bermúdez sienta cátedra.

"Es un libro muy intimista, son cosas que yo pienso de la persona hacia adentro, de la sociedad, reflexiones, cosas íntimas... Lo ofrezco porque es lo único que tengo que ofrecer; si sirve para algo, bien, si no...". La intimidad de Barro de la tierra lo es en tanto comparte con sus lectores (que a estas alturas son legión) un repertorio de inquietudes rápidamente reconocible. De ahí, quizá, que los versos de este su nuevo libro, lejos de ahuyentar con divagaciones insostenibles, tengan la compleja facilidad de atraer como pocos líricos de hoy día consiguen. 

"No te olvides de aquellas ilusiones                                                                                               

ocultas en la pequeña cajita de cristal,                                                                                         

esa que guardaste siendo niño;                                                                                           

en cualquier momento oscuro ábrela,

renovarás la emoción, la fe y el reto".

"Olivares desde El Cuco", obra de Carmen Bermúdez. Javier Cano (colección particular)

He ahí la palabra hecha redención, que maneja con la soltura con la que perpetúa sobre el lienzo los olivos que ve, hace la tira de años, desde su casería de Puerto Alto, que no abandona ni siquiera cuando pasa meses y meses en Madrid, la ciudad que en cuanto la supo en sus calles se desvivió por retenerla. Allí, en pleno Retiro, presentó su Barro de la tierra hace poco, lo mismo que en La Económica y el pasado jueves, en la Biblioteca, de la mano de Francisco Ruiz Funes, pacientísimo embajador del CAL en el mar de olivos: "Veo que Jaén tiene diferentes públicos, y yo los quiero a todos: ¿eso es la democracia, no? Quererlos a todos, consentir con todos", apostilla Carmen Bermúdez.

Doctora en Bellas Artes, pintora, profesora... Ha llegado la autora de títulos tan celebrados como Libro de la ciudad o Imagen interior a la cumbre de la simplicidad, eso que definió como para no dejar de hacerle palmas un escritor (y más cosas) del XVII, Thomas Fuller: "Todo es muy difícil antes de ser sencillo". En ello ha estado Bermúdez un montón de tiempo y, a base de claridad, se ha situado ya en ese espacio que ocupan los inmortales de rabiosa actualidad: lo que es ella desde que firmó su primer verso, un clásico, así, en masculino género, para que el lenguaje inclusivo no hiera de ambigüedad el adjetivo que con mayor puntería la define. 

 Francisco Ruiz Fúnez presenta
Francisco Ruiz Fúnez presenta "Barro de la tierra" en la Biblioteca Provincial. Foto: Javier Cano

 

 

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