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Unas memorias cofrades a las que siempre hay que volver

Por Javier Cano - Marzo 20, 2020
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Unas memorias cofrades a las que siempre hay que volver
Luesco recibe la medalla de la Agrupación de manos de Ramón Guixá y ante la mirada de Esteban Espinilla y Antonio Jesús Morago, en 1996. Foto cedida por Ramón Guixá.

Del legado pasionista que dejó el inolvidable Luis Escalona Cobo destaca su obra Curiosidades, anécdotas, vivencias y vocabulario cofrade giennense, cuya primera edición vio la luz hace 40 años

"Amigo Luis, en nombre de la Agrupación de Cofradías quiero felicitarte por la oportunidad y el acierto que suponen estas páginas que pones en manos de aquellos que sienten y viven a Jaén en sus facetas tradicinales, recogidas en los rincones, siempre vivos, de sus iglesias y conventos". Con estas palabras culminaba el prólogo a la primera edición de la obra magna de Luis Escalona Cobo (Jaén, 1932-2016) su amigo e histórico presidente de la Agrupación Juan María Cobo Vera.

Era 1980 y salían a la calle, como una procesión de páginas y sabiduría, todas las Curiosidades, anécdotas, vivencias y vocabulario cofrade giennense que el popular Luesco había acumulado a lo largo de su vida y que, cronista meticuloso, ponía al servicio de cofrades y lectores con el anhelo de que la Semana Santa de aquí perdurase en costumbres y modos sin perder su esencia: "Escribiendo me escribo a mí mismo y por más alegres o tristes que sean los recuerdos, más me gustan. He tenido la suerte de vivir esos tiempos, y por eso los expongo", aseguraba Escalona.

Volver a ese libro es reencontrarse con la Pasión según Jaén, con sus nombres míticos, con lugares que ya solo existen en la memoria, es adentrarse en la ciudad de la posguerra y recorrerla en procesión descubriendo espacios perdidos a la vez que se es posible reconocer en su relato espacios que aún perviven. Pero Luesco fue un hombre de su tiempo y no se estancó en la exaltación de la nostalgia, no: "La edad no me ha quitado la energía", afirmaba, y como un muchacho cargado de experiencia miraba con ojos nuevos lo que su amada Semana Santa le ofrecía año tras año. 

Enamorado de la Pasión jiennense, no escatimaba críticas a lo que consideraba no evolución sino mímesis, copia burda, moda pura y dura. Reclamaba que la fuerza vertida en crear hermandades se volcase en reforzar a las que, a veces con varios siglos encima, sobrevivían con titánica voluntad en medio de un universo cofrade que en tantas cosas le era ajeno en vísperas de su muerte.

Todo eso está también presente en las páginas de sus memorias, que abarcan desde la creación de la propia Agrupación de Cofradías, pasando por la multitud de actos y cultos que conoció en su larga existencia, hasta la sabrosa rememoración de instantes y perfiles que hacen de este libro una referencia insustituible. Una obra de esas a las que apetece volver constantemente porque, entre otros méritos, guardan siempre algún detalle, algún fleco inadvertido, alguna visión sorprendente, de la misma manera que los callejones de la Merced maravillan al paseante cuando, de sopetón, se da cuenta de que lo acompañan las torres de la Catedral. 

En este último tramo de la Cuaresma que el coronavirus ha sentenciado a pasar en casa, la lectura de Curiosidades, anécdotas, vivencias y vocabulario cofrade giennense puede llenar de la mejor manera unas pocas horas, procurar sonrisas al leer las anécdotas que, con su inconfundible prosa, regala Luesco, potenciar el recuerdo de una Semana Santa que, este año, será eso: una inacabable procesión por dentro.

 Portada de la segunda edición, que vio la luz en 2015.
Portada de la segunda edición, que vio la luz en 2015.

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