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Un hijo de Jamilena 'que hace ruido' en Lloret de Mar

Por Javier Cano - Febrero 18, 2023
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Un hijo de Jamilena 'que hace ruido' en Lloret de Mar
Manuel Damas, en pleno jaleo futbolero hacia el equipo de sus amores.

Manuel Damas Ocaña lleva más tiempo viviendo en la costa gerundense que en su pueblo natal, al que este auténtico forofo del Jaén Paraíso Interior sueña con volver

A Manuel Damas Ocaña (Jamilena, 1979) le pasa lo que Rafael Alberti cuenta, en verso, que le ocurrió un día: que las nubes le trajeron, volando, el mapa de su pueblo, retocando el poema del autor de Marinero en tierra.  

Que eso es lo que es este patriota de su municipio natal, un hijo del mar de olivos transterrado al Mediterráneo pero más de secano que los olivos jamilenudos. Tanto es así que, como él mismo confiesa, no pasa un solo día sin que se acuerde de sus paisajes, de sus olores, de sus gentes... 

"No cambio la playa de Lloret de Mar por la montaña que tiene Jamilena y su entorno". Y allí, a alrededor de ochocientos kilómetros del municipio ajero, Manuel Damas se seca los ojos de su alma a fuerza de ilusión, de futuro, de un sueño que lucha por convertir en realidad en cuanto la vida se lo consienta: "No hay un día que no me pregunte cuándo volveré".

A la ciudad gerundense llegó hace la tira de años, de la mano de sus padres: "Cuando eran jóvenes emigraron aquí, trabajaban la temporada y se volvían. Yo vine de pequeño, me traían, y cuando terminé el instituto, como no iba a seguir estudiando, me puse a trabajar y me quedé en Lloret".

El trabajo lo ató al litoral catalán, donde se gana la vida honradamente como camarero, donde encontró también el amor y ha podido dar rienda suelta a una pasión que él mismo compara con el amor que siente por su patria chica: el fútbol sala.

"En Lloret conocí a gente que entrenaba a niños, y ya llevo veintitrés años haciéndolo yo", celebra. Sí, es un auténtico forofo de este deporte y claro, teniendo Jaén el equipo que tiene, reciente ganador de la Copa de España, se llena de orgullo de escuchar el nombre del conjunto de sus amores en su tierra adoptiva, donde actúa como enardecido 'embajador':

"Conozco al presidente, al entrenador, al director deportivo... Cada vez que vienen a Barcelona vamos a verlos, los animamos. El Jaén Paraíso Interior es tanto como Jamilena para mí". Si será así, que ni toda la nostalgia del mundo puede con el entusiasmo que contagia el tono de su voz desde que, hace nada y menos, los de la camiseta amarilla volvieron a partir la pana en la cumbre del fútbol sala.

UN MATRIMONIO FUTBOLERO

Y no solo eso, no, que su deporte predilecto también tuvo mucho que ver (pero muchísimo) a la hora de pasar por la vicaría y desposarse con Bea. Lean y no pierdan detalle:

"Fue una historia de amor por redes sociales, por Facebook; teníamos ahí amigos en común y estábamos haciendo un equipo femenino. Le envié un mensaje diciéndole si quería venir y, al final, llevamos ya once años juntos". Un golazo, vamos, pero de los bonitos de verdad. 

Paraguaya de nacimiento ella, ambos aportaron hijos al matrimonio y, ahora, conforman un estupendo hogar en el que la llamada de Jamilena se escucha a todas horas. Y ellos responden, vaya que sí; al menos una vez al año, cuando llenan las maletas como si viajaran camino del paraíso terrenal: 

"Cuando bajamos a Jamilena, saliendo de Castilla-La Mancha y entrando a Andalucía, hay un cartel que pone 'Andalucía', y 'provincia de Jaén; en cuanto lo veo voy frenando, porque se siente mucho", sentencia. Y apostilla: "Es la nostalgia de estar viviendo allí de pequeños, todo lo que hemos pasado, las amistades, la familia... Aquí no hay esa libertad de poder ir al campo, todo eso se nota y lo echas mucho en falta".

Si Lloret conservase aquel puente de hierro de la Riera que le unía los barrios, Manuel Damas sería ese ángel solitario de Magritte asomado hacia el agua al que las alas llevarían en volandas hasta su Jamilena natal más pronto que tarde, ya mismo, antes de que las fiestas lleguen y este jamilenudo de pro se convierta, quizás, en su pregonero: 

"Me han comentado algo, a ver qué podemos hacer. La verdad es que es un honor. Cuando me lo dijeron, me quedé sin palabras. Que sientas que gente que lleva mucho tiempo sin verte, sin conocerte apenas (me vine a Lloret con veinte años, llevo más aquí que en Jamilena) y que te aprecian de esa forma, es un orgullo", aplaude. 

Ese pregón en el que (si finalmente es elegido para tal honor) plasmará sus mejores sentimientos; algo así como, a través de estas páginas digitales, quiere hacer llegar a sus paisanos: 

"Les diría que son unos privilegiados por poder vivir en el pueblo donde nacieron, en su pueblo. Que lo valoren y lo quieran". Ya lo dijo Homero, que ver veía poco pero escribir, escribía a mansalva: Nada hay tan dulce como la patria. Pues eso. 

 Con Bea, su mujer, el día de su boda.
Con Bea, su mujer, el día de su boda.

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