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'MILLENNIALS' SIN MIEDO

'MILLENNIALS' SIN MIEDO

Por Fran Cano - Noviembre 30, 2019
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Cristina Sort ha cambiado Barcelona por Jaén y montará un bufete especializado en derecho laboral; Antonio Foche dejó el gimnasio en el que trabajaba para crear un centro de entrenamiento con su socio; Isabel Eliche también dio el salto al mundo autónomo en Torredelcampo vía cesión de una peluquería; Ayoub Saika fue menor tutelado y ahora tiene su propia barbería en la capital, y Joaquín Amaro es fisioterapeuta emprendedor desde que acabó el grado

Nacidos a partir de la década de los ochenta, de la generación digital y con altos valores sociales y éticos. Así son descritos los 'millennials', el 24% de la población en España, según un informe del BBVA. ¿Tienen además vocación emprendedora o han montado negocios como salida a la falta de empleo? Hablamos con cinco jóvenes que han dado el salto al mundo de la empresa propia: tres son de Jaén y han apostado por emprender en su tierra; dos aterrizaron por circunstancias muy diferentes y están encantados con la vida entre olivos.

Cristina Sort (Barcelona, 1982) llegó a la capital jiennense el pasado 20 de abril. Es abogada. "Lo mío con Jaén ha sido por amor", expresa en conversación con este periódico. En efecto, hoy es una jiennense porque conoció a su pareja en el ámbito de la abogacía. Sort está estudiando opciones de mercado para iniciar la idea de negocio que quiere: un bufete especializado en derecho laboral, que combine las atenciones presencial y telemática. "Quiero rodearme de colaboradores. Lo haré desde casa y tendré la sede en el centro de la ciudad", cuenta. También tiene pensado visitar a los clientes. De momento trabaja a tiempo parcial en una asesoría, y la idea es compartirlo con el que será su primer negocio. "Emprendo porque el presencialismo es una lacra: que los puestos de trabajo sean presenciales hace que el trabajador pierda tiempo y aprenda menos", analiza. "Confío en las nuevas tecnologías para ser más eficiente profesionalmente y para conciliar mejor la vida familiar y personal", añade.

Migró también a Jaén Ayoub Saika (Sáhara, 1999). Arribó a la capital en 2016 y pasó algo más de un año como menor tutelado en el Centro de Protección de Menores Carmen de Michelena, donde asegura que llegó a sentirse como en casa. Tenía claro qué iba a hacer cuando saliera. "Yo aprendí a pelar con 13 años. Trabajé con gente y desde febrero tengo mi propia peluquería", explica a este este periódico. Barber Habibi está en un bajo del número de 27 de la calle Hurtado, en Jaén capital. Saika, que en su día fue un menor extranjero no acompañado, va sumando clientes. "He cumplido mi sueño", celebra.

EL USO COMERCIAL DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

Las tecnologías de la información han llegado a prácticamente todos los sectores. Las redes han permitido que cada empresa se proyecte en internet bien sea con la externalización del servicio o de forma independiente, aprendiendo sobre la marcha. Saika ha encontrado con Instagram una vía efectiva de visibilizar su trabajo de peluquero y de barbero. La cuenta de su negocio supera el medio millar de seguidores. "Me van bien por ahí, pero necesita más", admite.

También es peluquera Isabel Eliche (Torredelcampo, 1984) y también apostó por emprender en su pueblo después de casi veinte años en el sector. Lo hizo gracias a que el anterior dueño del negocio que ahora dirige ella le planteó una cesión. Eliche quería seguir con la clientela con la que trabajaba y dijo 'sí' al autoempleo. Sobre las tecnologías de la información, indica que gestiona las cuentas de Facebook e Instagram para dar publicidad a Las Tijeras de Isa. "Ésa es la parte buena de lo digital, pero creo a la gente de nuestra edad nos ha pillado todo el cambio, no sólo el del milenio: tenemos que reinventarnos para conservar la parte antigua y ponernos las pilas con el lado más moderno de las tecnologías", reflexiona.

"Nosotros las aplicamos porque comunidades como Instagram suponen publicidad por un coste cero", dice Antonio Foche Pérez (Jaén, 1990). Él y su socio, Miguel Ángel Extremera (Jaén, 1989) abrieron a finales de octubre el Centro de Entrenamiento Entrénate, ubicado en el número 40 de la Avenida de Madrid, en la capital. Foche dice que le atrae mucho más la parte comercial aplicable desde las redes sociales que el uso común, publicar fotos. "Nosotras ahora aprovechamos la digitalización para aumentar la productividad", apunta Cristina Sort. En la misma línea, Foche entiende que ahí tiene una herramienta poderosa para comunicar con precisión la idea de negocio que ha impulsado: "Somos un centro deportivo que apuesta por la atención más personalizada y que cubre necesidades muy específicas", remarca.

 Imagen de recurso. Foto: Pixabay.
Imagen de recurso. Foto: Pixabay.

SER 'MILLENNIALS' Y EMPRENDER CON TANTO PARO

Si emprender está ligado a las complicaciones conocidas, como inversiones iniciales, pago de cuotas mensuales y demás impuestos, hacerlo en Jaén, con la tasa de paro tan elevada, requiere agallas; tiene algo de contracultural. "Ésto no es Córdoba. El paro es el que es. Y hay que tener un punto de locura, pero cuando salen las cosas es muy satisfactorio", dice Foche tras apenas un mes de experiencia, tras dejar el gimnasio en el que trabaja antes de ser autónomo novel. "Está claro que es el camino más difícil. Y el que más feliz me hace", subraya. "Estoy convencida de que en Jaén hay muchos recursos por explotar. Quizá sólo falte un poco más de apoyo de las administraciones", comenta Sort.

Joaquín Amaro (Jaén, 1995) completó el grado de Fisioterapia y trabaja en su ámbito desde 2017. Que nadie espere un discurso apocalíptico de la vida del autónomo: "Yo creo que trabajar para uno mismo es una suerte. Es cierto que cuando acabé la carrera no lo tenía claro, me imaginaba trabajando para alguien, pero se dieron las condiciones y acepté", señala a este medio, y lo cierto es que no ha sido sencillo hablar con Amaro: tiene una agenda apretada, pues trabaja por horas tanto en la mañana como en la tarde. Lo hace en el Centro de Mayores Andaluces de Jaén y aparte tiene pacientes. Le gustaría, dice, conseguir con el tiempo una clínica propia.

En torno a la etiqueta de 'millennials' figuran las palabras "compromiso y responsabilidad". "Bueno, no creo que todos los que jóvenes que emprenden sean así", bromea Ayub Saika, quien reconoce que desconocía el significado de la etiqueta. "Sin menospreciar al contratado, funcionario o no, ser autónomo supone ese plus de apostar por uno mismo, aunque claro que es duro", aporta Joaquín Amaro. "En el ámbito familiar escalas un grado: ya no te ven como el niño de la casa, sino como el adulto que tiene un negocio y que se hace independiente", concede Antonio Foche. "Antes la gente pensaba más en trabajar en fábricas y en el funcionariado. Hoy, el emprendimiento cambia el paradigma gracias a las nuevas tecnologías, pero no hay que olvidar la vertiente social y el trato cercano con el cliente. Conozco casos de profesionales que se sienten vacíos aun cuando gozan de grandes sueldos", remarca Cristina Sort.

Claro que hay quienes intentan ser autónomos y no lo consiguen. Carmen Rueda, secretaria general de la Unión de Mujeres Empresarias y Profesionales de Jaén, señala que en los últimos tres años ha conocido casi una decena de casos de jóvenes que liquidaron su actividad emprendedora en cuanto acabó la tarifa plana de los 50 euros al mes y pasaron a ser empleados por cuenta ajena. "Y son jóvenes que están muy cualificados, con formación universitaria", abunda Rueda.

Quién dijo miedo. "No, miedo no. Es más una sensación de vértigo", asegura Isabel Eliche. "Si uno tiene ganas, hay que trabajar e intentarlo. Sin ganas no llegas a ningún sitio", concluye Ayub Saika.

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