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"Mi madre pasó un calvario en aislamiento y tuve que arroparla con una bata"

Por Fran Cano - Enero 20, 2022
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"Mi madre pasó un calvario en aislamiento y tuve que arroparla con una bata"
Antonia Hueltes, durante su ingreso hospitalario. Foto: Cedida.

Flor Serrano envía una queja al Defensor del Pueblo por la falta de recursos que vivió su madre, de 87 años, cuando estuvo ingresada casi tres días

Flor Serrano, vecina de Mancha Real, ha enviado una queja al Defensor del Pueblo donde relata los casi tres días que vivió su madre, Antonia Hueltes, de 87 años, en aislamiento en el Hospital de Alta Resolución de Alcalá la Real. "No tenían recursos. El trato de todos fue muy bueno, pero pasamos frío y no había mantas. Tuve que arropar a mi madre con una bata mía. No pueden dejarte abandonado en aislamiento", expresa Serrano en declaraciones a este periódico. Ayer recibió el acuse de recibo del Defensor del Pueblo.

Los hechos se dieron el pasado 12 de enero, cuando ella llevó a su madre, vecina de Ribera Alta (Alcalá la Real) a Urgencias. Le hicieron el test de antígeno y la ingresaron para suministrarle antibióticos. Por protocolo, la octogenaria también se sometió a una prueba PCR. "Me dijeron que no podía salir del hospital hasta conocer el resultado. Decidí quedarme con mi madre", dice.

Según el relato de Flor Serrano, en torno a las nueve de la noche ingresaron ambas en la habitación. Y ahí empezaron las carencias. "Pedí un yogur y me contestaron que, como todo va por catering, no había. Pedí salir a comprar algo de máquina, y me dijeron que tenía que seguir aislada", narra.

Una enfermera le llevó dos tarrinas de puré de frutas. Al darse cuenta de que no había cubierto, pidió que le diesen uno. "Y fue sobre las diez o las once de la noche cuando nos dieron un tenedor de plástico. Tuvimos que compartirlo", dice.

"HE SENTIDO UNA IMPOTENCIA MUY GRANDE"

El clima en la habitación también generó inconvenientes a la octogenaria. Cuenta Serrano que al darse cuenta de que a veces el climatizador expulsaba aire frío —la ventilación sí estaba acorde al protocolo del Covid-19—, pidió mantas. "Tampoco había. Y terminé arropando a mi madre con una bata y con un chaquetón", lamenta.

Hubo otras carencias, siempre según su versión, como la inestabilidad de la mesa que precisaba Antonia Hueltes para su ingreso. "Mi madre tiene alzhéimer y no se enteró de nada. Incluso sufrió procesos agresivos en el hospital. Si esto ha ocurrido conmigo de acompañante, ¿qué pasará con la gente que viva sola el aislamiento?", se pregunta.

Flor Serrano dejó patente su malestar a la dirección del centro hospitalario. Dice que aceptó la disculpas que le ofrecieron, si bien no se marchó sin relatar su experiencia en una hoja, disponible al final de la noticia junto con parte del escrito enviado al Defensor del Pueblo. "He sentido una impotencia muy grande", concluye.

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