Trece municipios se suman al Día Mundial del Lupus

Durante toda la jornada se celebrarán distintas iniciativas para sensibilizar a la población sobre la enfermedad y los medios que hay para combatirla

El Lupus es una enfermedad autoinmune crónica que ocasiona que el sistema inmunitario ataque a los tejidos de su propio organismo y que puede poner en riesgo la vida del paciente. Pese a las numerosas campañas que se llevan a cabo desde las administraciones, asociaciones y fundaciones, esta dolencia todavía sigue siendo una gran desconocida para un amplio sector de la población. Para concienciar a la ciudadanía, trece municipios de la provincia se suman al Día Mundial del Lupus con distintas iniciativas y actividades. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Linares ha iluminado la céntrica Plaza de San Francisco con el color que simboliza la lucha contra esta enfermedad, el morado. Asimismo, se instalarán mesas informativas en distintos puntos de la ciudad y se celebrarán conferencias.

El resto de pueblos y ciudades que participan en la efeméride son Baeza, Bailén, Los Villares, Villacarrillo, Torredelcampo, Torredonjimeno, La Carolina, Andújar, Alcalá la Real, Villanueva dle Arzobispo, Jamilena y la capital. Todos ellos bajo el amparo de la Asociación de Lupus de Jaén (Aluja), que realiza labor es impagable en la difusión, asesoramiento, ayuda y lucha contra esta enfermedad. El colectivo pondrá hoy mesas informativas en la capital y celebrará, a partir de las once de la mañana, una conferencia en el Aula 25 del Edificio 4 de la Universidad de Jaén, en la que participará Norberto Ortego, especialista de enfermedades autoinmunes del Complejo Hospitalario.

Aluja, como el resto de asociaciones, demanda potenciar la investigación, tratamientos más efectivos y seguros y fortalecer los servicios de atención sanitaria. Más de cinco millones de personas en el mundo, en su mayoría mujeres, se enfrentan a un futuro incierto: luchan cada día con las consecuencias discapacitantes del lupus, cuyo nombre significa lobo porque una forma de la enfermedad, ahora controlada, producía cicatrices parecidas al mordisco de un cánido.