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Adrián Navarro Vilches: "Crear cómics es la mejor manera de plasmar todo lo que imagino"

Por Miguel G. Barea - Junio 03, 2019
Adrián Navarro Vilches: "Crear cómics es la mejor manera de plasmar todo lo que imagino"
Adrián Navarro Vilches.

Andrián Navarro Vilches (Linares, 1995) se gana la vida como fotógrafo y videógrafo, aunque sería más preciso catalogarlo como "artista todoterreno". Ahora mismo se encuentra muy liado "trabajando en la BBC, es decir: bodas-bautizos-comuniones", bromea. 

Aficionado al cine, a los videojuegos y a la literatura de ciencia ficción, es en este campo donde ha obtenido su último éxito, gracias a su relato La constelación de los muertos, finalista del concurso Entrelibros. No obstante, a día de hoy siente predilección por leer y dibujar cómics, teniendo a Alan Moore como referente. Según él, su procedimiento creativo ha sido siempre el mismo: “Me imagino una escena, la dibujo, después escribo sobre ella. Y puede acabar dando lugar a una historia”.

–Empezamos con lo que muchos se estarán preguntando: ¿Cómo encuentras la inspiración?

–Divago mucho, me tiro muchas horas solo y a partir de ahí saco algunas historias. También de los dibujos que hago, de la música que escucho, de situaciones que haya vivido... La primera fuente de inspiración es siempre lo que tienes en la cabeza. Aquello que piensas de la gente puede servir para desarrollar una historia.

–Tu relato La constelación de los muertos combina los elementos más clásicos de la ciencia ficción con un estilo realista y personal.

–Sí, el estilo de la primera persona me ha gustado siempre. Yo creo que es la mejor forma para desarrollar personajes. Quizás también sea la más fácil para mí, no lo sé. Da lugar a meterte en la historia, creo que la hace más cercana. Y un poco más sucia. No la hace tan bonita como debería.

–En la presentación del relato afirmaste que te habías inspirado en las cadenas de comida rápida y que habías aplicado su funcionamiento a una funeraria. ¿Cómo se te ocurrió?

–Te voy a decir la verdad: estaba con una amiga, habíamos bebido un poco y empezamos a decir chorradas. Y se me ocurrió. Sinceramente, no recuerdo cómo lo hilé para que surgiera en mi cabeza. Fue un poco generación espontánea.

–¿Se podría decir que este relato define tu estilo literario?

–Es muy distinto a todo lo que había escrito antes, pero me gustaría decir que es mi estilo porque es el que más he disfrutado escribiendo. Me recuerda a otros cómics que he hecho, tiene una narración parecida. Aunque en un cómic te ahorras muchas descripciones gracias a las viñetas, pero el tono es muy parecido.

–Hasta hace poco, solo los cuentos infantiles venían ilustrados. La palabra tenía más autoridad que la imagen. Ahora todo eso está empezando a cambiar gracias a la explosión de la novela gráfica. Para ti, ¿cuál debería ser la relación entre la imagen y la palabra?

–Te diría que se complementan, pero eso depende mucho del autor, de sus gustos y capacidades. Yo por ejemplo me siento muy cómodo haciendo cómics. Me pueden salir mejor o peor, pero me encuentro a gusto porque creo que imagen y palabra se complementan bastante bien. El cómic es la manera más acabada y completa de plasmar todo lo que imagino. También creo que, al escribir una novela, previamente tienes que pensar una serie de imágenes de una u otra forma, que ya están en tu cabeza antes de llevarlas al papel. O bien puedes partir de una estética: pensar en luces de neón, aerodeslizadores... te imaginas un mundo a lo Blade Runner e intentas escribir una historia ambientada en él.

–¿Quiénes son tus referentes?

–Me gusta mucho Phillip K. Dick, todo lo que he leído de él me ha encantado. Arthur C. Clarke, también. Del cómic, uno que no puede faltar es Alan Moore. Me parece muy suyo, es un personaje muy sólido que crea historias profundas.

–Dicen que trabajar la creatividad tiene beneficios como potenciar la imaginación o ayudar a relajarte. ¿Tu experiencia lo puede corroborar?

–Hay momentos en los que me ha relajado muchísimo, otros en los que me ha estresado. Cuando no sale tanto de ti y se convierte en una obligación, puede llegar a ser un calvario. Yo lo disfruto mucho porque no me fuerzo a mí mismo a escribir, ni siquiera a terminar lo que escribo.

–Entonces, la mejor manera de componer, escribir o dibujar es disfrutándolo.

–Exacto. Igual a alguno no le funciona y trabaja mejor bajo presión, pero yo no.

–Como autor joven, ¿que le dirías a aquellos chavales que tienen esa chispa creativa pero no se atreven a materializarla de alguna manera? ¿Por qué escribir o por qué dibujar?

–Porque te puedes encontrar a ti mismo, básicamente. Cuando era aún más joven y me veía a mí mismo en la silla, decía: “¿Pero qué cojones hago?¡Si parezco subnormal!" Hasta que un amigo que vio cosas que yo había hecho me dijo que no me avergonzara de ello, que me diese tiempo y me tratara con paciencia. Yo digo lo mismo a toda esa gente joven. Que le den una oportunidad a escribir o a dibujar porque podrían encontrarse a sí mismos.

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