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"Jaén no está discriminada en Andalucía"

Por Javier Esturillo - Agosto 08, 2017
La delegada del Gobierno andaluz, Ana Cobo, en el Parque de la Concordia.

A Ana Cobo Carmona (Linares, 1973) siempre le gustó la política -su abuelo fue el primer alcalde de la etapa democrática en Arjonilla-, pero su irrupción en la primera línea de fuego es relativamente reciente. "Me afilié al PSOE en 2009", recuerda. Su bautismo fue como concejal del Ayuntamiento de Linares de la mano de su actual alcalde, Juan Fernández, desde donde dio el salto a la capital. Primero como responsable provincial de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, para, después, coger las riendas de la Delegación del Gobierno andaluz, tras la marcha de Purificación Gálvez a Sevilla. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Jaén, es una mujer de su tiempo, a la que no le importa incomodar con sus respuestas o, al menos, eso es lo que aparenta. Pero cuando ríe, la suya es una risa franca y abierta. Gusta más en las distancias cortas, sin focos ni micrófonos de por medio. Es ahí donde se ve a una Ana Cobo más cercana y dicharachera. Serán cosas del cargo.

—¿Con qué sensaciones se marcha de vacaciones?

—Son unas vacaciones relativas. Cuando tienes un puesto de responsabilidad, como es el de delegada del Gobierno, te marchas de vacaciones, pero sigues pendiente de todos los asuntos de la provincia, sobre todo, muy atentos a que no haya incendios y, si los hubiera, estar allí y actuar de forma inmediata y lo más rápido posible, como siempre se hace -esta entrevista se realizó antes del fuego declarado en Segura de la Sierra-. Por lo demás, son unos días para estar con la familia, para desconectar, para descansar, para leer más de lo que lo hago habitualmente y también para hacer deporte. Intentaré, sobre todo, olvidarme, por unos días, de la agenda diaria.

—¿Playa o montaña?

—Playa y algo de montaña en nuestra provincia.

—¿Con el móvil desconectado?

—No, el móvil siempre está encendido.

—¿Pero bloqueará algunos teléfonos para que le dejen descansar?

—(Risas) No, no ninguno.

—Se marcha de vacaciones, sin embargo, con unos datos de desempleo bastante malos en la provincia.

—Es verdad que la EPA (Encuesta de Población Activa) nos sitúa como la provincia con más paro, pero también es cierto que hablamos de unos datos que recogen el fin de la campaña de aceituna. Todos los años ocurre lo mismo, cuando llega diciembre, el desempleo desciende en la provincia en 13.000 personas -esto mejora los datos de Andalucía e, incluso de España-, y cuando acaba la campaña aumenta. Hablamos de un empleo estacional. Pero si comparamos los datos de los los dos últimos años, el paro no ha dejado de bajar: tenemos un 9% menos de desempleo que hace un año, por ejemplo.

El paro en Jaén está bajando, como ocurre en el resto de España, y se está creando empleo, como en el resto de Andalucía. Conviene recordar que uno de cada cuatro puestos de trabajo creados en España, en el último año, es de nuestra comunidad autónoma. Sin embargo, nuestro reto va mucho más allá. Lo que queremos es converger con el resto de provincias andaluzas y dejar de ser la última en muchos aspectos. Si todos crecemos en Andalucía, será mucho mejor.

—El paro es como la vida, ¿depende del cristal por el que se mire?

—No, el paro es el que es y tenemos un reto enorme en la provincia. Hemos sufrido una crisis tremenda y asistimos a un cambio de modelo económico, en el que desaparece la vieja sociedad industrial para dar paso a la economía del conocimiento. Estamos en plena transición. El objetivo de las administraciones, atendiendo, por supuesto, las necesidades que la crisis ha generado, es estar preparadas para estos cambios y aprovechar todas las oportunidades que se nos presenten. La digitalización y las últimas tecnologías llegan a todas las empresas, sea cual sea su tamaño, y ahí debemos estar.

Estamos en pleno proceso de cambio de modelo productivo, en el que desaparece la vieja sociedad industrial para dar paso a la economía del conocimiento. Nuestro reto es estar preparados para ese cambio y aprovechar todas las oportunidades

—Pero la economía jiennense, salvo raras excepciones, sigue siendo tradicional, basada en el monocultivo del olivar.

—Para algunas formaciones políticas es un deseo, para nosotros es una realidad porque el modelo de Jaén está cambiando. E insisto, estamos dejando atrás la vieja sociedad industrial para pasar a la economía del conocimiento y eso está ocurriendo. Y nuestro reto es acompañar a nuestros jóvenes para que se formen, como mínimo, hasta los 21 o los 23 años, porque este nuevo modelo requiere de una capacidad de innovación que se basa en la experiencia acumulada del capital humano. Tenemos que procurar que los jóvenes no abandonen los estudios pronto. Los recursos están ahí. Contamos con una Universidad de un nivel altísimo, con profesores capaces de formar a los jóvenes en las mejores condiciones posibles, además de tener las titulaciones que más se demandan actualmente y más favorecen el desarrollo y la innovación en las empresas

También debemos ser muy conscientes de que, hoy en día, se requiere cualificación para cualquier puesto de trabajo. Ya no vale decir: no tengo estudios que venga una empresa y me contrate. Para conseguir cualquier puesto de trabajo, hace falta estar formado. Por eso a los jóvenes debemos pedirles que cumplan con su obligación y se formen. En esta provincia ya existen polos de innovación tecnológica que algún día se fijarán en ellos. Estoy convencida de que el futuro de esta provincia pasa, precisamente, por el conocimiento, con empresas muy tecnológicas que ofrecerán puestos de trabajo muy cualificados y generarán un valor añadido que repercutirá en el resto de los sectores. Y el olivar debe sumarse a este cambio, porque su peso en el PIB (Producto Interior Bruto) de la provincia no es óbice para que se incorpore a las nuevas tecnologías. Es más debe abrir el camino a esos jóvenes altamente preparados en las zonas rurales. Mantendrá su peso, pero debe sumarse al cambio, como es lógico.

 Ana Cobo cree que Jaén tiene potencial para crecer. Foto: J. E.
Ana Cobo cree que Jaén tiene potencial para crecer. Foto: J. E.

—Entonces, ¿Jaén será lo que quieran los jiennenses?

—Que no le quepa la menor duda. Ninguna sociedad llega más lejos de lo que su gente es capaz de llegar, tanto en cualificación como en formación, innovación, ideas... Por lo tanto, Jaén será lo que los jiennenses seamos capaces de conseguir.

Un andaluz dispone de los mismos recursos y derechos aquí que en otro lugar de la comunidad

—Precisamente, los jiennenses se están organizando en plataformas porque andan algo indignados; se sienten discriminados. ¿Qué visión tiene?

—No existen datos objetivos para decir que Jaén esté discriminada en relación con otras provincias. Principalmente porque el Gobierno de Andalucía, en estos años de crisis que tan duramente nos han golpeado, ha tenido como principal objetivo mantener la equidad y la igualdad de los servicios públicos para toda la sociedad, incluidas las zonas rurales y más pequeñas. En todas ellas se ha mantenido el nivel de servicios de educación, salud o dependencia, entre otros. Un andaluz dispone de los mismos recursos y derechos aquí que en otro lugar de la comunidad.

Hemos hecho un esfuerzo muy grande por mantener todas esas prestaciones en un momento en el que los ingresos caen. Nos ha ocurrido como a cualquier persona a la que le recortan la nómina y se ve obligada a prescindir de determinados gastos. Con muchos menos recursos hemos tenido que atender las necesidades más básicas y priorizar, lo que nos llevó obligó a paralizar inversiones durante unos años, que ahora vuelven a retomarse.

—¿Es positiva con vistas al futuro?

—Lo soy, pero al mismo tiempo realista. Soy positiva porque el cambio que estamos viviendo hacia lo digital y las últimas tecnologías tiene que ser una oportunidad que no podemos perder. Tenemos mimbres suficientes para no perder ese tren. El reto es conseguir la cohesión social vinculada al crecimiento económico. Bien es cierto que no podemos olvidar a todas esas personas -no tan jóvenes- que no tuvieron esas oportunidades, a las que la vida golpeó fuerte y están en desempleo. Tenemos que seguir atendiendo sus necesidades y buscarles alternativas para que consigan un puesto de trabajo. Es fundamental mantener la cohesión social y apostar por el nuevo modelo económico relacionados con proyectos emergentes.

Soy una feminista convencida porque creo que hacen falta mujeres que sigan luchando por la igualdad

—Cambiemos de tercio. ¿Cómo es el día a día de una delegada que, además, debe compaginar el cargo con su papel de madre?

—Como tantas mujeres que son madres y lo tienen, incluso, peor que yo. Las mujeres de mi generación estamos dando la talla y haciendo un esfuerzo enorme por avanzar en una sociedad que estaba pensada solo para hombres. Mantenemos muchos roles que la sociedad no nos permite desvincularnos de ellos. Seguramente si fuera delegado no me hubiera hecho esa pregunta.

—Sí, se la hecho igual a hombres que a mujeres con responsabilidad.

—Vale, vale.

—Por ejemplo, ¿lleva a sus hijos al colegio?

—Algún día, de manera excepcional, pero casi nunca puedo.

—¿Es feminista?

—Sí lo soy y, además, convencida porque creo que hacen falta mujeres que sigan luchando por la igualdad.

—¿Echa en falta más mujeres en puestos de mando en política o en el mundo empresarial?

—Sí, muchísimo. Las empresas, sobre el papel, hablan de porcentajes de incorporación de mujeres, pero realmente en los puestos directivos no es así. El pasado año se publicaron en un periódico los cien sueldos más altos de España y solo aparecía una mujer, Patricia Botín -presidenta del Santader-. A mí eso es lo que me escandaliza, más allá de lo que ganen. Y esto es así porque la inercia lleva a que se mantenga esa desigualdad. Por eso hacen falta políticas feministas y forzar la igualdad en positivo, tal y como se hizo, por ejemplo, con las listas paritarias.

—Para algunos partidos, la cuestión no está en el sexo, sino en la capacitación de la persona.

—Le hago la pregunta a la inversa: ¿De verdad usted cree que en España no hay ocho mujeres con la capacitación para ser ministras? Sí, verdad, pues que las pongan. Es un falso mensaje el de la capacitación. Tendrían que demostrarme que no ha mujeres lo suficientemente preparadas para llevar un banco, una empresa del IBEX 35 o ser presidentas del Gobierno.

—¿Habrá una presidenta del Gobierno?

—Sí, y muy pronto además.

—Veo que vive intensamente la vida política.

—Siempre la he vivido con intensidad. Con independencia a mi afiliación al PSOE en 2009, me ha gustado debatir de política. Creo que desde que nací. He tenido unos ideales muy claros y los he defendido con fuerza.

—¿También en los tiempos del 'Tomate' -pub de los 90 de Linares que solía frecuentar la delegada con su cuadrilla de amigos-?

—(Risas) También, también,y discutía bastante. Y, en esos debates, rechazaba comentarios que me resultaban machistas o xenófogos o cuando alguien se creía mejor que nadie por el simple hecho de tener una condición económica superior. En ese sentido, he sido y soy muy guerrillera.

—¿Se imaginaba, en aquellos tiempos, estar en un puesto de tanta responsabilidad?

—No me imaginaba en un puesto de responsabilidad, pero sí defendiendo unos determinados ideales, como siempre he hecho.

—¿Y qué se le viene a la memoria cuando recuerda el 'Tomate' y la zona de marcha de su ciudad?

—Ganas de salir, de estar siempre en la calle, mucha diversión, muchos amigos y escuchar muy buena música. Eso sí, sin olvidar los estudios, ya que coincidió con mi etapa universitaria. Me pegaba entre diez y doce horas delante de los libros.

—¿Sigue escuchando la misma música?

—Escucho buena música, la de aquellos tiempos y la actual. Soy muy 'musiquera'. De hecho, uno de los mejores momentos del día es cuando encuentro un hueco para escuchar música, que suele coincidir con el deporte. Me permite desconectar. Estos días, por ejemplo, he estado escuchando a Sting, a Supersubmarina, a Lori Meyers, y mi música de toda la vida, como 091.

Los jóvenes que hagan un esfuerzo por formarse y prepararse tendrán garantizado un proyecto de vida para el futuro

—¿Existen muchas diferencias entre su juventud y la de ahora?

—Cada uno tiene su etapa y sus propios retos. Yo viví un momento de cambio apasionante, en el destino no estaba predestinado, como ocurría en otras épocas, cuando dependía de la capacidad económica de los padres. Y, todo ello, gracias a los gobiernos socialistas que fueron capaces de universalizar la educación y permitir a los jóvenes la posibilidad de ir a la Universidad, de formarnos y disfrutar de unos servicios que las generaciones anteriores no habían tenido. Fue un cambio enorme. Me gustaría que nuestros jóvenes de ahora, a los que considero maravillosos e implicados con otros temas, aprovechen la oportunidad que se les brinda. Deben valorar el avance que nosotros vivimos porque lo tienen al alcance de sus manos y no por casualidad, sino por el esfuerzo realizado en políticas educativas y sociales que permiten a cualquier joven acceder a la Universidad con plenas garantías. Me da pena cuando los jóvenes no son capaces de ver esto, porque el que haga un esfuerzo por formarse y prepararse tendrá garantizado un proyecto de vida para el futuro.

—Hay gente critica que los jóvenes de ahora no tienen valores.

—Ni mucho menos. Nuestra juventud tienen unos valores increíbles. Están muy comprometidos con la sociedad, aunque, como en todo, habrá alguna excepción, como ocurría también en mis tiempos. Lo que veo ahora es una juventud muy formada y con unos grandes valores.

—Para usted, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?

—Fue diferente, pero no me gusta la nostalgia. Prefiero mirar hacia el futuro y, además, con optimismo. Creo que vivimos el mejor momento, posiblemente, de la Historia. Los avances que ha habido, por ejemplo, en Medicina son impresionantes. Lo bueno es que todavía sigue estando todo por hacer. Es un concepto que no viene de ahora, sino de los gobiernos socialistas de los años 80 -valorando siempre el esfuerzo que han hecho generaciones anteriores-. Estamos en un momento histórico, como aquel, en el que está todo por hacer y para esos tenemos que trabajar mucho.

 Ana Cobo responde a una de las preguntas durante la entrevista. Foto: Junta de Andalucía
Ana Cobo responde a una de las preguntas durante la entrevista. Foto: Junta de Andalucía

—Muchos de los delegados que le han precedido han acabado en Sevilla. ¿Por dónde pasa su futuro político?

—Sin lugar a dudas por Jaén. Para nada me planteo, en estos momentos, moverme de aquí.

Me gustaría que Juan Fernández recogiera los frutos de todo el trabajo que se realiza en Linares para sentar unas bases sólidas con vistas al futuro

—Y mire que mucha gente la ve como alcaldesa de Linares.

—(Risas) Tampoco. Es un tema que está en la calle, pero tenemos un alcalde que trabaja muchísimo por la ciudad. Quizá hay un clima pesimista en Linares, al que no me sumo, porque creo que se han dado pasos fundamentales para que la ciudad tenga un futuro bueno. Y lo digo de verdad y desde el convencimiento. Contamos con una gran Universidad, con ciclos formativos y con oportunidades para la gente joven. Bien es cierto que todo esto debe ser compatible con todas aquellas personas que se han quedado fuera del sector industrial y que, hoy en día, lo tienen muy difícil. La Junta de Andalucía realizó un gran esfuerzo por mantener la cohesión social con, por ejemplo, las prejubilaciones, que al mes cuestan más de 2,5 millones de euros. Lo hicimos porque sino hubiera sido una debacle aún mayor para la ciudad.

Juan Fernández ha trabajo muchísimo para ver las oportunidades del nuevo modelo poductivo y sentar unas bases para el futuro. La colaboración entre el Ayuntamiento y Junta de Andalucía, la Universidad, la Cámara de Comercio y el centro tecnológico de Cetemet, más toda la apuesta de Formación Profesional de segundo grado de alta cualificación, ha creado una estructura en Linares que permite crear un polo de innovación y emprendimiento desde la propia ciudad. Ya hay empresas muy punteras instaladas en el Campus Tecnológico Científico y Tecnológico. De momento, son pocas pero atrayendo a otras. Los cambios de modelo económico no se producen de la noche a la mañana, sino que necesitan un tiempo y más en una ciudad como Linares, con un peso tan fuerte de la industria. Quizás todos hemos pecado en resolver los problemas de la ciudad en dos días, cuando es un proceso que necesitará años e, incluso, décadas, pero los cimientos están puestos y son sólidos. Me gustaría que Juan Fernández recogiera esos frutos.

—¿Tiene ambición política?

—Mi mayor ambición es hacer las cosas bien y que mi paso por la Delegación deje alguna huella. Quiero seguir trabajando al máximo para poder cambiar las cosas y que, en el futuro, se recuerde. Esa es mi ambición.

—¿Ha ganado más amigos o enemigos desde que esta en política?

—En mi caso he ganado cientos de amigos y espero que enemigos pocos. La política te permite estrechar lazos con muchas personas con las que tienes química y empatizas. Posiblemente no se mantengan en el tiempo como los amigos de toda la vida, que yo los conservo y estoy feliz con ellos, pero es cierto que conoces a mucha gente que merece mucho la pena. Gente estupenda con las que aprendes su forma de entender la vida y con la que disfrutas muchísimo.

—¿Creen que hacen falta más estadistas en la política?

—El objetivo de cualquier político es ganar elecciones porque es la única manera que tienes para cambiar las cosas, pero sin perder el norte, ni dejar de atender las necesidaes básicas de los ciudadanos. Si no ganas elecciones, la ideología se queda escrita en un programa y difícilmente se puede poner en práctica.

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