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"NOS AGREDEN Y TENEMOS MIEDO A DENUNCIAR"

"No podemos tener miedo a denunciar las agresiones que sufrimos". Antonio Lerma no lo tiene. Es médico, con su bata, sus buenos modales, su pasión por atender a los demás. Una profesión que pocos calificarían como de riesgo, pero que, en muchas ocasiones, supone enfrentarse a las agresiones de los usuarios del servicio de salud pública. Los médicos, los enfermeros, los celadores y cualquier profesional de la sanidad que trabaje en el trato cercano y diario con los pacientes se siente expuesto a la violencia, ya sea verbal o física, de pacientes que no atienden a razones.

Son muchas las agresiones verbales que se producen a diario. En un paseo por el Complejo Hospitalario de Jaén, en la primera pregunta a una celadora que se encuentra en la puerta ya queda todo claro: "Pues mira, ahora mismo, no hace ni diez minutos, un hombre se ha puesto a decirme de todo porque no teníamos aquí la silla que necesitaba. Es algo que ocurre casi a diario y estamos ya acostumbrados; hacemos oídos sordos y seguimos con nuestro trabajo", explica la mujer, con más de veinte años de dedicación a los demás en la sanidad pública.

Antonio Lerma no se quedó quieto cuando sufrió una agresión física que le hizo decir basta. Era director de la Unidad de Gestión Clínica del Centro de Salud Virgen de la Cabeza de Andújar cuando una compañera le pasó un paciente que pedía una medicación que no necesitaba. Tras un estudio minucioso de la historia clínica del supuesto enfermo y de los síntomas que presentaba, el médico jiennense decidió lo mismo que había decidido su compañera: "No te puedo recetar tranquilizantes", le dijo. Una frase que desató la ira del paciente. "Comenzó a dar patadas en la mesa, a insultarme y amenazarme, y me dio un gran puñetazo que me echó para atrás. Después, llegaron algunos compañeros sanitarios y otros pacientes que consiguieron retirar al hombre y llevárselo. Por suerte, solo me llevé un gran puñetazo". Lerma lo cuenta ahora con tranquilidad, pero con la rabia de quien ha vivido en su pellejo "la impotencia" que sienten los sanitarios ante estas situaciones: "Te encuentras totalmente indefenso, porque eres tú solo el que te enfrentas, pero al nivel de la administración, de la gerencia, nadie se interesa por ti, por cómo estás. Por nada", denuncia.

LA FALTA DE DATOS REALES

La agresión a Antonio es una más de las muchas que se suceden en los centros de salud y en los hospitales. Los datos no dejan lugar a las dudas: según apunta CSI-F, las agresiones a personal sanitario en la provincia ha aumentado en un año un 56%. Así, según el sindicato de funcionarios, en 2016 se registraron 89 casos en el SAS en Jaén, lo que supone un aumento del 56% respecto a 2015. Una preocupación de la que se hace eco el Colegio de Enfermería, que, tal y como adelantó hace unas semanas, ha visto cómo sus colegiados han experimentado en tan solo dos meses de 2017 un 25% de las agresiones que sufrieron en 2016. “Es preocupante que en enero y febrero de 2017 se hayan producido un 25% de todas las agresiones que se dieron el año pasado, cuando desde el colegio denunciamos 15 ataques a personal de enfermería mientras trabajaba”, apunta el presidente de la institución colegial, José Francisco Lendínez, quien explica que estos datos son “solo” de las agresiones denunciadas: “Muchos compañeros no denuncian la violencia que sufren por temor a represalias contra ellos o sus familias”, subraya.

Por su parte, las cifras que manejan en el Colegio de Médicos jiennense no son mucho más alentadoras. Cabe apuntar, como señala su presidente, Emilio García de la Torre, que los datos no son nada más que una "ínfima parte" de las agresiones que suceden en realidad. "Es cierto que los compañeros, en la mayoría de ocasiones, no se atreven a denunciar ante la Justicia lo que les ha pasado. Esto hace que podamos tener datos de las agresiones en base a las denuncias que presentan en los colegios profesionales de cada profesión sanitaria, pero no de la realidad". Emilio García de la Torre no solo es presidente del Colegio de Médicos de Jaén, también es portavoz del Observatorio Andaluz de Agresiones a médicos y, recientemente, fue elegido vicepresidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos. Sus puestos le permiten ver que el problema se da "en todos los centros de salud y hospitales". "En Jaén nos encontramos en la media nacional", dice. Así, en Jaén, según la Organización Médica Colegial de España, los médicos denunciaron las agresiones sufridas en 10 ocasiones, frente a las solo 6 denuncias que se presentaron en 2015. Por su parte, el año 2013 fue en el que menos agresiones se pusieron en manos de la Justicia, solo 2.

Y es que, como explica Lerma, el miedo existe, pero hay que "hacerle frente", a pesar de las posibles represalias: "No nos podemos quedar callados. Cuando me agredieron y denuncié, el día del juicio había cuatro familiares de la persona que yo había llevado ante el juez que me amenazaron en la misma puerta de los juzgados. Yo entiendo ese miedo, porque lo he vivido, porque piensas que puede haber consecuencias peores que tu agresión contra ti o contra tu familia, y más en los pueblos, pero es necesario denunciar". Es algo en lo que insiste García de la Torre.

AGRESIÓN Y DENUNCIA

Denunciar. Denunciar. Denunciar. Esa es la conclusión a la que llegan todos los profesionales de la sanidad que en algún momento han sufrido amenazas. Como Francisco Martínez, médico de familia en un centro de salud de la provincia que prefiere que no se revele. "Yo fui agredido físicamente hace unos años y no tengo miedo a decirlo. Ocurrió que llegó a la consulta un hombre muy alterado y que decía que estaba muy mal. No le tocaba su turno e intenté explicárselo y comenzó con los malos modales y las faltas de respeto, pero ese tipo de agresiones las vivimos casi a diario. Yo volví a mi consulta y cuando terminé de ver a todos los pacientes y me disponía a marcharme a casa me encontré con mi agresor. Le dije de ir a observarlo, a pesar de que ya había terminado mi jornada, y después de convencerlo nos dirigimos a la consulta. Por el camino, mientras bajábamos unas escaleras, me empujó y entonces le dije que así no. Nos fuimos y al pasar por la consulta de un compañero me dio un bofetón que me metió dentro de la habitación, comenzó a insultarme, me tiró en el suelo de la camilla y me pegó varios golpes en la cama", relata Francisco, quien explica que, a pesar de la agresión, no se dio de baja y ese mismo día hizo una guardia.

Él denunció, pero, como Antonio Lerma, es consciente de que en la mayoría de los casos no es así. "Cuando te sientes agredido llegas a pensar que tú has hecho algo mal. Además de que nos agreden, tenemos miedo a denunciar. Pero no hay que temer por las posibles represalias, porque no se puede dejar impune ninguna agresión". Y como Lerma, no ha recibido el apoyo de nadie: "Solo los compañeros me apoyaron durante todo el proceso, desde arriba nadie se ha puesto en contacto conmigo por la agresión ni por haber ganado el juicio", concluye.

SIN TIEMPO

El personal sanitario echa en falta el apoyo de la administración y de la gerencia de los centros sanitarios durante las agresiones y a lo largo del posterior proceso cuando se presenta denuncia. Pero también tienen claro que muchas de las agresiones vienen dadas por decisiones que no toman ellos, como los tiempos de espera o las recetas. Aunque en otras ocasiones es su palabra la que desata la agresión, cuando dicen no a una baja que un paciente no se merece. Así, desde las instituciones colegiales y los sindicatos de médicos y enfermeros coinciden en señalar que las tres principales causas que desatan agresiones por parte de los pacientes son los tiempos de espera, las recetas y las bajas.

Motivos que, como explica García de la Torre, no dependen de los profesionales, "sino de la administración". "No puede ser que el tiempo estimado para cada paciente sea de cuatro o cinco minutos, incluso en muchas ocasiones se ve a un paciente en tres minutos. Existe una saturación que conlleva retrasos en la atención a los usuarios, que no depende de nosotros, sino de la administración", explica el presidente de los médicos de Jaén. El tiempo que el paciente tarda en ser atendido es una de las fuentes de las que nacen muchas de las agresiones físicas y verbales al personal sanitario. El presidente del Colegio de Médicos es muy claro: "No puede ser que tengamos que ver a los pacientes cada vez más rápido, hemos solicitado en multitud de ocasiones que el tiempo mínimo para atender a cada usuario sea de 10 minutos, pero los recortes continúan".

La visión que los enfermeros tienen del problema es muy similar, tal y como afirma el secretario provincial del Satse, José Jesús García: "Los enfermeros somos los primeros que recibimos a los pacientes y los que en muchas ocasiones nos encontramos más expuestos a las agresiones, que, principalmente, están motivadas por la espera y por la saturación de los servicios. Nosotros no podemos hacer nada ante los recortes y somos los que más pagamos las frustraciones de los pacientes. Hacen falta más profesionales, todos los recortes a los que se está sometiendo a la sanidad pública de Andalucía son los que motivan las agresiones al personal sanitario", apunta García, quien explica que la mayoría de los casos de agresión vienen de personas con un nivel "sociocultural bajo".

TRANQUILIZANTES Y BAJAS

Paco, hasta hace unas semanas, era dependiente de una pequeña tienda de alimentación que ya ha cerrado. También tenía, hasta hace unos años, una dependencia a la droga que le ha hecho tener la dentadura a trozos. En ocasiones todavía necesita "despejar la mente" y para ello tiene "un amigo" que le da algunos "trankimazines". Un intercambio que, en muchas ocasiones, viene precedido por una agresión a algún personal sanitario al que se intimida para conseguir la receta. Como le sucedió a Antonio Lerma, a quien por denegar unos tranquilizantes dieron empujones y puñetazos. "Existe una demanda muy alta de medicaciones tipo tranquilizantes por parte de muchas personas que las utilizan para drogarse o para la droga. Es un verdadero problema, como el de los tiempos de espera, que propicia muchas de las agresiones que sufrimos el personal sanitario. Hay gente que está acostumbrada a amenazar para conseguir las cosas y tenemos que decir basta", apunta el médico.

 Las agresiones a personal sanitario han aumentado en los últimos años en la provincia.
Las agresiones a personal sanitario han aumentado en los últimos años en la provincia.

Asimismo, existe otro motivo por el que se desencadena una agresión a un médico: los pacientes que exigen una baja y no la requieren. Como explica García de la Torre, no es nada extraño que en la consulta se presente una persona que dice tener una dolencia por la que no puede ir a trabajar y que o no es tal o no necesita de una baja laboral. "Los médicos estamos denunciando que nos encontramos con este problema, que no nos dejan hacer nuestro trabajo como tenemos que hacerlo. El médico tiene que ser fiel a lo que observa y si no necesita una baja no se puede dar, pero hay quien no entiende esto y entonces arremete contra nosotros", señala García de la Torre.

Además, todos coinciden en señalar las Urgencias como el servicio en el que más agresiones se producen, debido, en gran parte, a la saturación y las exigencias de los pacientes. Según la Organización Médica Colegial de España, en las Urgencias de la Atención Primaria y de los hospitales se producen alrededor del 51% de los casos de agresiones. "En Urgencias es donde más expuestos estamos por la saturación que hay en muchas ocasiones, como cuando se da un repunte significativo de los casos de gripe. Hay mucha gente y no hay personal suficiente", denuncia el secretario provincial de Satse.

Desde las instituciones ya han dado algún paso para poner fin a este problema, aunque no ha sido frenando los recortes. Hace ya dos años se aprobó en el Congreso de los Diputados la reforma del Código Penal que reafirma que agredir a médicos o profesores cuando trabajan es atentado contra la autoridad y conlleva hasta cuatro años de cárcel.

Un paso que los profesionales aplauden pero que no impide que todos ellos, médicos, enfermeros, celadores, lancen una petición desesperada de auxilio a las administraciones: "Necesitamos más personal y que se nos deje tratar más tiempo a los pacientes". Y a los pacientes: "Pero si nosotros solo estamos para ayudar".

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