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Preocupación por el efecto llamada de okupas en Peñamefécit

Por Fran Cano - Junio 28, 2019
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Preocupación por el efecto llamada de okupas en Peñamefécit
La Plaza Federico García Lorca de Peñamefécit.

Vecinos esperan que haya más medidas de seguridad para evitar que más okupas se sumen al entorno de la calle Virgen de la Paloma

El accidente del pasado martes entre un turismo y una motocicleta en el cruce de las calles Virgen de la Paloma y Hernán Cortés ha puesto en el foco la tensión vecinal justo en esa zona: residentes de Peñamefécit temen que el número de okupas siga en aumento. Temen un efecto llamada, según señalan vecinos consultados por este periódico, y piden a las autoridades más medidas de seguridad.

Los dos bloques de los pisos conocidos como 'los albergues' están prácticamente okupados, de acuerdo con testimonios de vecinos que llevan décadas afincados en los barrios de La Guita y Peñamefécit. "No hay de momento problemas graves, pero sí que tememos que las okupaciones vayan a más", explica una joven que prefiere proteger su identidad. "Llevamos tres años que cada vez llegan más familias", señala una madre de tres hijos que vive muy cerca de la calle Virgen de la Paloma. Tampoco quiere dar su nombre.

La mujer, de 42 años, reside en Peñamefécit desde 1978, y cuenta un episodio muy reciente que le preocupa: "Una de las personas que viven sin contrato quiso entrar en el piso de otro vecino que lo había ayudado", manifiesta. Las okupaciones no son un fenómeno nuevo en el barrio; hay familias que llevan "dos o tres años". "Una de ellas ha embellecido, con macetas y pintura, el bloque donde está. Ya digo, no hay problemas diarios vecinales, pero está claro que son okupas y que los residentes no podemos hacer nada. Es cosa de la Policía", señala la joven.

"LAS PERSONAS MAYORES SE SIENTEN DESPROTEGIDAS"

Peñamefécit cuenta, como el resto de la capital, con población envejecida. Las voces que remarcan los problemas derivados de las okupaciones ponen en el foco a las personas de más edad, que evitan acudir o pasar por las plazoletas donde habitualmente se reúnen en grupos numerosos los okupas.
"Están indefensos en su propio barrio. Se sienten desprotegidos", señala la madre de tres hijos.

Hay residentes que se quejan de ruidos en la medianoche y de "intimidaciones" en el uso del espacio público, no sólo de la manifiesta ilegalidad en los pisos particulares. "Nadie habla en público ni critica nada, porque hay miedo a represalias", concluye.

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