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"Mi trabajo también ha sido mi diversión, la música es mi vida"

Por Javier Cano - Octubre 02, 2022
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"Mi trabajo también ha sido mi diversión, la música es mi vida"
Armenteros y su hija Gema, que ha seguido sus pasos. Foto cedida por Francisco Armenteros.

Siempre detrás de un teclado, un micro o un clarinete, el torrecampeño Paco el Sonoro puede presumir de haber dedicado toda su carrera profesional a lo que más ama

Pocos apodos tan cabales como el que lleva a gala Francisco Armenteros Armenteros, que por donde pasa, en lugar de una huella, graba con la suela de su zapato una nota musical.

Paco el Sonoro, nacido en 1949 en Torredelcampo, protagoniza hoy estas páginas digitales por méritos propios después de toda una vida dedicada a la música, esa gimnasia del alma (así de poéticamente la definió Platón) que para él (para Armenteros, no para el filósofo griego —o sí, vaya usted a saber—) es algo tan imprescindible como el aire para los pulmones:

"Al principio me empezó a gustar casi a la fuerza, pero luego ha sido y sigue siendo mi vida, no puedo vivir sin música", asegura a este periódico. ¿Que por qué al principio le gustó "a la fuerza"? ¡Quién mejor que el propio Armenteros para aclararlo!

"Comencé con siete u ocho años; mi hermano, que es doce años mayor que yo, me inculcó la música". Así fue, de la mano de Antonio Armenteros, como Paco el Sonoro sintió en su sangre la llamada de las partituras y así también el mundo perdió un buen carpintero o un operario de fábrica de automóviles, que con ambos oficios coqueteó el torrecampeño:"

"He pasado toda mi vida en mi pueblo, menos nueve meses, después de la mili, en la fábrica de coches Chrysler, en Madrid", explica. Allí curró recién casado, atraído por un sueldo que triplicaba su nómina de aquí y con anécdota incluida:

"Estaba tocando en la feria de Jamilena con el grupo Los Ases [la orquesta de la capital giennense con la que actuó tres años], me llamaron de la fábrica y me dijeron que tenía que estar allí al otro día, por la mañana, para hacerme las pruebas, así que me tuve que salir del concierto de madrugada, me recogió un taxi en la puerta de la caseta y me fui a Madrid".

Pero es que hay más, mucho más... "Yendo por la carretera, parió mi mujer [Santos Díaz] a mi primera hija". Normal que Gema Armenteros, pese a haberse licenciado en Filología Inglesa, haya terminado como profesora de clarinete en la Banda de Música de Jaén, en la que su padre militó cuatro décadas, hasta su jubilación hace ocho años. Ella es una de dos hijas, la que ha seguido sus pasos profesionales y de cuya rama siguen floreciendo intérpretes entre sus tres nietos. 

 Francisco Armenteros, al órgano, en su época con Los Sonoros. Foto cedida por Francisco Armenteros.
Francisco Armenteros, al órgano, en su época con Los Sonoros. Foto cedida por Francisco Armenteros.

TODO UN LUCHADOR

A la histórica formación municipal, cuando la dirigía el maestro José Sapena, llegó Francisco en 1977. Antes había pasado por orquestas como la torrecampeña Los Sonoros, con la que recorrió la provincia y de la que heredó un alias del que siente más que orgulloso:

"Lo llevo a mucha honra", sentencia. Con ellos o con Los Ases, Armenteros dio el do de pecho lo mismo al teclado que cantando, que pocos instrumentos se le resisten a este músico para quien su padre quiso mejor destino que la dureza del trabajo en el campo.

Pero fue en la banda giennense donde el clarinetista dio no solo lo mejor de sí como ejecutante, sino también en su faceta más reivindicativa. Eran tiempos de transición hacia la democracia, cuando la profesionalización de estos maestros era toda una quimera y su integración como funcionarios locales del Ayuntamiento, una meta inalcanzable. Bueno, eso de inalcanzable...

Miembro del comité de empresa, por la UGT, durante doce años, se batió el cobre con algunos de sus compañeros para conseguir el reconomiento de sus derechos, como él mismo evoca, agradecido a quienes arrimaron el hombro desde sus diferentes responsabilidades:

"Quien más se interesó por nosotros fue Patricio Palomino Barrinuevo, nos acompañó en nuestra lucha en unos momentos en los que el Ayuntamiento era reacio con nosotros; y Pilar Palazón, que también se interesó muchísimo por la banda; tenemos que agradecerle mucho a esa señora".

 El protagonista del reportaje, rodeado de su familia. Foto cedida por Francisco Armenteros.
El protagonista del reportaje, rodeado de su familia. Foto cedida por Francisco Armenteros.

Precisamente en una de las actuaciones de la formación, en plena Semana Santa, cuenta Armenteros que vivió una de las anécdotas más divertidas de su largo periodo en las filas de la Municipal de Jaén. Con el maestro Sapena a la batuta, parece ser que uno de los músicos presentaba un estado preocupante, una sospechosa falta de equilibrio que llamó la atención del director alicantino:

"Íbamos un día tocando en una procesión, con el maestro Sapena, y de vez en cuando salíamos al servicio de algún bar o a tomar algo. Veía don José que uno de nosotros no salía nunca pero que se tambaleaba, y el director, con su acento valenciano, decía '¡no ha salido nunca, pero se tambalea!'. Era que el gachón llevaba una petaca en el bolsillo de la chaqueta y cuando podía se pegaba un trago de coñac o anís y apañó una bomba", sonríe al rememorarlo. 

De eso hace ya la tira de años, tantos como conforman su trayectoria artística y profesional, y ahora toca disfrutar del merecido descanso. Una etapa que invierte en recorrer los arrabales de sus rutinas, con palabras de Benedetti: pasear con su esposa por Jaén, ir de compras... "Desayunamos y echamos la mañana, nos sienta de maravilla".

Pero quien tuvo retuvo y ahí está Paco el Sonoro todavía sobre los escenarios, anoche mismo, en su pueblo, volvió a pisar el escenario junto a su compañera de arte Marina Duende, desplegó su potente voz de tenor de zarzuela pero en versión baladas y canciones, se metió al público en el bolsillo y durmió, luego, a pierna suelta, feliz, satisfecho, que es su forma de estar en el mundo:

"Tengo a mi familia, estoy bien de salud, al menos hasta ahora, tengo mi música... No puedo pedirle nada más a la vida", agradece. Ni la vida a él, seguramente. 

 Armenteros junto al cantaor José Mercé, en su paso por un conocido programa de la televisión andaluza. Foto cedida por Francisco Armenteros.
Armenteros junto al cantaor José Mercé, en su paso por un conocido programa de la televisión andaluza. Foto cedida por Francisco Armenteros.

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