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La poesía como recurso expresivo para exaltar lo cotidiano

Por Javier Cano - Octubre 31, 2019
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La poesía como recurso expresivo para exaltar lo cotidiano

La baezana Paqui Rodríguez se emociona, reivindica y crece verso a verso

No bastan las protestas en la calle / ni guardar un minuto de silencio... Así comienza Basta ya, versos sencillos y, a la vez, endecasílabos cabales de un poema con el que su autora, la baezana Paqui Rodríguez, expresa sentimientos, emociones, inquietudes... sin otra pretensión que la de dar rienda suelta a un deseo de comunicación que la acompaña desde hace muchos años. Una poetisa de lo cotidiano que lo mismo protesta contra el maltrato a la mujer que derrocha adjetivos para cantar a su tierra, rendir tributo a Machado (su autor predilecto) o ilustrarle la Navidad a los nietos con rimas entrañables.

Al fin y al cabo, si se le hace caso al axioma lorquiano, la poesía es algo que anda en la calle, o entre Pucheros, diría Santa Teresa, o en el mismísimo cubo de la basura, como cantó el gran Rafael Morales en su soberbio soneto. De ahí el valor de lo que escribe Rodríguez y, como ella, un montón de jiennenses más que han encontrado en la pluma la mejor válvula de escape para su creatividad.

La baezana, como muchos de sus colegas, descubrió un día que llenar el papel de palabras es cuestión de minutos y, lectora empedernida, aplica desde entonces a sus textos lo que aprende en los de los demás. Eso sí, el lírico ambiente de la ciudad machadiana y, quizá, el tacto de los pupitres que la chaqueta del autor de Campos de Castilla rozó a fuerza de pasear la clase tienen mucho que ver con la conformación del espíritu poético que sostiene la sombra de Paqui Rodríguez: "Tuve la suerte de estudiar en la clase de Machado, que entonces era una más, donde don José Molina nos daba clase de Francés", recuerda. 

Seguir la estela hondísima del maestro sevillano es tarea harto difícil, y eso suavizando mucho el adjetivo, pero tampoco lo pretende; es feliz leyendo, al frente del club de lectura que dirige o convertida en toda una asidua participante en lecturas, semanas machadianas y demás citas literarias en las que se la requiere con frecuencia. Sus comienzos, ligados a un taller del poeta villariego Juan Carlos Abril que, en sus palabras, "se quedó a medias", ha encontrado en los grandes de la poesía a sus cicerones en esto de firmar poemas. Tanto, que acumula ya dos publicaciones, dos libros en los que palpita su pulso poético.

Momentos con la poesía en Baeza, de 2017, y Un mar de olivos bajo el cielo andaluz (ambos con portada de su hija Rosell Ramos) esperan los ojos de lectores ávidos de sencillez, de sinceridad extrema por encima de recursos y licencias, de afán de comunicación; lo demás es cosa del oficio, la vocación es innata. 

 

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