Los cultos de la Divina Pastora 'sobreviven' al coronavirus

La hermandad jiennense suspende todas sus manifestaciones externas, salva el triduo y la fiesta de estatutos y pospone las citas pendientes del 425 aniversario al año que viene

El secular arrojo de la hermandad pastoreña jiennense se transforma, este año, en una no menos esforzada resignación, en un derroche imprescindible de prudencia.

Los dirigentes de la antiquísima cofradía ponen todos sus esfuerzos en preservar a sus cofrades y a la legión de devotos de la hermosísima campesina de San Ildefonso del más mínimo riesgo de contagio, aunque ello suponga tener que renunciar a cualquier tipo de manifestación pública externa de su calendario anual, sin duda uno de los que más encanto rezuma de todo el universo cofrade de Jaén.

Los hombros costaleros se preparan para cargar el peso de la ausencia de la Señora, que ese sí que lastima, mientras los hábiles revoloteadores de la bandera se hacen a eso de no rendir tributo a la delicadísima imagen con su peculiarísima ofrenda de tela y mástil y el aire de la capital va echando ya de menos el golpe del tambor y el grito devotísimo: "¡Viva la Pastora!".

"Siguiendo las recomendaciones establecidas en las últimas jornadas por parte de las autoridades gubernamentales en relación a fiestas y actos multitudinarios durante los presentes meses de verano, y ante la crisis sanitaria ocasionada con motivo de la pandemia del Covid-19, que parece complicarse cada vez más; en un ejercicio de responsabilidad y compromiso social, la junta de gobierno ha acordado las siguientes medidas, de común acuerdo con nuestro capellán y párroco, en cuanto a la celebración de los venideros actos y cultos en honor a nuestra amantísima titular, en su festividad anual del mes de septiembre de 2020", aclaran en el comunicado hecho público por el colectivo pastoreño:

Unas medidas que provocan la suspensión del pregón, presentación de publicaciones, el propio revoloteo de banderas, desfiles corporativos, bodeguilla, desayunos de hermandad, la propia procesión e incluso el cambio de hermano mayor el lunes de Pastora: "Este año vamos a celebrarla, pero solo los cultos y la fiesta principal, que queremos hacerlos un poco más solemnes, con el altar mucho más bonito para que la Virgen esté más expuesta y una cantante, Carmen Zapata, con un grupo, que actuarán los tres días y en la fiesta", explica Manuel Castellano, presidente de la cofradía.

De esta forma, la basílica acogerá los cultos entre los próximos 17 y 20 de septiembre: las tres primeras jornadas, con especial recuerdo a "todas y cada una de las víctimas del Covid-19, hermanos y cofrades difuntos durante el ejercicio y en rogativas por el fin de la pandemia", detallan desde la hermandad. 

En palabras de Castellano, la suspensión del programa de actos en honor de la Virgen no se había suspendido desde la Guerra Civil: "Desde que se reorganizó la cofradía en 1942, solo nos ha llovido dos veces, una en la década de los 70 y otra hace pocos años". Un hecho histórico que malhiere las ilusiones de los miembros de esta ensolerada hermandad pero que no da por perdido ni uno solo de sus proyectos, en plena conmemoración de su 425 aniversario fundacional: 

"Desde el último acto que se celebró, la pasada primavera, el resto queda pendiente para la del año que viene. Ya hemos hablado con el Obispado y el Ayuntamiento y todo el mudo está de acuerdo", celebra, resignado, el presidente. Entre esas citas aún por llegar, la salida extraordinaria de la Virgen, que promete momentos inolvidables, más si cabe después de una situación tan atípica como esta.

"Así pues tan solo nos queda, como cristianos y devotos, ponernos en las manos del Señor y su bendita Madre, la Divina Pastora de las Almas, rogándoles por la pronta recuperación de los enfermos, orando por los fallecidos y pidiéndoles iluminen a cuantos trabajan día a día por superar esta calamidad", concluyen.