El periodista contra la entrevistada artificial

Un capítulo de la serie Room 104 centra la historia en un reportero que entrevista a una mujer que dice ser un híbrido de robot

Es una serie extraña, a menudo sugerente, a veces genial y en ocasiones infumable. Room 104 (Jay y Mark Duplass, 2017) abre una historia nueva en cada episodio, de unos 20 minutos. El último que he visto se titula Artificial, y trata sobre un reportero que acude a la habitación del hotel para entrevistar a una mujer —alta, el cabello muy largo, delgada— que sostiene ser un híbrido entre robot y humano.

La robot accede a darle la exclusiva, pero el periodista se muestra escéptico —más bien incrédulo— ante el relato de la mujer, que se esmera con movimientos remarcados y la cadencia de su voz en demostrar que es el primer híbrido sobre la Tierra. La entrevista llega al punto de conflicto cuando ella, enfadada por la posible estrategia de resumir la escena con un artículo irónico, le pide a él que le clave un cuchillo en la mano.

—No siento dolor —invita ella, dándole el arma.

Se asusta el reportero, como lo haría cualquier persona empujada a dañar a otra contra su voluntad.

Ante la negativa, es ella quien toma la mano del periodista, y luego le clava un cuchillo en la parte frontal de la mano. Él rabia de dolor más bien por inercia, hasta que ella le susurra algo en el oído:

—Tú también.

El periodista, muy confundido, se desvanece después de echar por la boca una espuma blanca que en Dragon Ball sería el huevo que engendra a Piccolo.

Hasta aquí el capítulo. ¿Acabaremos los periodistas hablando con máquinas artificiales? O peor aún, ¿terminaremos siendo robots obsesionados por los algoritmos y por el clic? Si desembarca la inteligencia artificial —ya está llegando— en la comunicación, hay que ser, como apunta el tecnólogo Antonio Muñoz en este medio, más responsables que nunca. Para no terminar echando espuma por la boca.