El Museo del Prado abre sus puertas a la pintura jiennense

La pinacoteca madrileña acoge dos obras de la Catedral, originales del artista Cristóbal de Villalpando, en su exposición sobre el arte iberoamericano en España
San José y el Niño, el cuadro de Sebastián Martínez, dejará de ser el único representante del arte jiennense en el Museo del Prado, al menos hasta el próximo 13 de febrero, cuando se clausure la exposición Tornaviaje. Arte Iberoamericano en España.
No en vano, la muestra cuenta con dos piezas si no salidas del pincel de un hijo del Santo Reino, sí pertenecientes al catálogo pictórico de su Catedral y que forman parte de esta cita con el arte de ultramar en la gran pinacoteca española.
Se trata, como informan desde la Diócesis de Jaén, de los cuadros La Resurrección de Santa Leocadia y Los desposorios de la Virgen y San José, que han sido restauradas por el propio Prado para esta exhibición.
Una propuesta en cuya inauguración (presidida por el Rey, Felipe VI) estuvo presente el vicario general y deán del templo mayor, Francisco Juan Martínez Rojas y que (informan) "profundiza en el rico patrimonio artístico proveniente de América y su influencia en el arte español y europeo".
Patrocinada por la Fundación AXA, Tornaviaje "cuenta una realidad poco conocida: que tras la conquista de América y hasta la Independencia llegaron a España más objetos artísticos de procedencia americana que flamenca o italiana, y que el tráfico de obras de arte entre ambos lados del Atlántico no fue solo unidireccional, de España a América, como suele señalarse. Estos miles de objetos, muchos debidos a artífices indígenas o mestizos, presentan a menudo materiales, temas y técnicas desconocidos en la metrópoli, y su realización respondió a propósitos diversos: reafirmación del dominio de la metrópoli, aspiraciones identitarias de las elites criollas, o motivaciones documentales, devocionales y estéticas".
Quienes se dejen caer por la villa y corte de aquí a febrero tienen la oportunidad, pues, de contemplar ambos cuadros fuera de su 'joyero' habitual, la Catedral jiennense, sobre las paredes de otra 'joya' de la cultura: el imponente Prado.
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