Cerrar Buscador

"Deseo que a la vuelta hallemos más humanidad y bondad"

Por Javier Cano - Abril 18, 2020
Compartir en X @JavierC91311858
"Deseo que a la vuelta hallemos más humanidad y bondad"
El pintor jiennense, en la terraza de su casa madrileña.

Javier Messía (Jaén, 1964) vive en Madrid desde hace años, décadas mejor dicho. Pintor de una obra singularísima, el artista pasa la cuarentena en su piso de la capital de España haciendo lo que más le llena: pintar y, en la medida de sus posibilidades, prestar atención a quienes, como él, pasan el día en soledad. En pleno confinamiento, Messía cuenta a Lacontradejaén cómo vive esta situación, desde lo creativo y desde la cotidianidad, en la zona cero del coronavirus.

—¿Cómo reaccionó al decreto del Estado de Alarma?

—Al principio me asusté bastante. Tengo miedo a la soledad. En mi vida diaria necesito estar solo, sobre todo en mis actividades creativas. De hecho identifico estas labores como pintar, escribir... con el aislamiento y la concentración. Pero eso es una cosa y otra diferente pasarse una buena temporada de tu vida absolutamente enclaustrado, sin hablar ni ver a nadie de tu entorno como nos está ocurriendo ahora a todos. Es una experiencia única y, para mí, en un principio, fue aterradora.

—¿Qué hizo nada más conocer la noticia?

—Los momentos iniciales fueron tremendos: nervios, incertidumbre, incredulidad, en fin, lo normal. Lo primero que hice fue rezar y pedir ayuda. Traté de tranquilizarme y, gracias a Dios, enseguida lo conseguí.

—Y después... ¿Cómo asumió la realidad de lo que se venía encima?

—Pronto entendí mi situación y vislumbré la solución para superar estos días. Comprendí que la solución pasaba por trabajar en dos frentes: el primero, obtener algo positivo de todo esto para mí y el segundo, intentar ayudar a los demás, especialmente a los que estuvieran en la misma situación que yo, es decir, solos. 

—¿Cómo ayuda usted a esas personas que se encuentran en su misma situación?

—Ayudándome de mi teléfono móvil hice una lista de todas las personas que sabía que iban a pasar esto en soledad y las apunté. Desde el principio me he dedicado a llamar preferentemente a esas personas. Luego he ido incorporando a otras que han pensado lo mismo que yo y me han llamado a mí. En este sentido tengo que decir que no me gusta el teléfono.

—¿No le gusta el teléfono? Lo estará pasando mal entonces durante el confinamiento, ¿no?

—Para mí, el teléfono es una especie de arma letal, sobre todo el móvil, con los mensajitos y todo esto, y lo considero como un cáncer que ha matado la sociedad que teníamos hace unos años. Siempre digo entre mis amigos que me encantaría volver a los tiempos en que no existía el móvil. Me sorprende pensar en mis tiempos de estudiante universitario en Granada y recordar que sin teléfonos móviles nos arreglábamos para quedar los amigos y vernos los fines de semana a pesar de que todos vivíamos en pisos alquilados sin teléfono fijo tampoco. La vida era distinta entonces. Jamás he vuelto a memorizar un número de teléfono. Sin embargo, el teléfono está siendo uno de los pilares de mi vida durante el encierro. Con él ayudo a los demás y me ayudo a mí mismo a superar de alguna manera esta terrible soledad.

—¿A qué dedica las horas de aislamiento, Javier?

—Estoy haciendo fundamentalmente dos cosas: estudiar y pintar. En cuanto a mi segunda ocupación, por las tardes dedico un par de horas a pintar. Todos mis amigos me dicen lo mismo: "¡Con tanto tiempo libre estarás pintando muchísimo!".

—Tienen razón sus amigos, ¿verdad?

—Pues no, por desgracia estoy pintando mucho menos que normalmente, por dos razones: la primera es la inspiración. La inspiración no es algo que uno puede controlar a voluntad. Esta viene un poco cuando quiere y se nutre casi siempre de lo que te rodea en la vida real, en tus paseos, en tus visitas culturales, en tus charlas con los demás, o, en un contenedor de basura… De repente encuentras imágenes o referencias que te llevan a algo en concreto. Es complicado de explicar. La inspiración no siempre está ahí y a veces es difícil arrancar. Siempre es más fácil crear algo en libertad.

—¿Y por qué más? Ha dicho usted que no pinta mucho por dos razones...

—La segunda razón es la falta de material. Como a todos, el estado de alarma me pilló de improviso, casi sin material en casa para pintar y sin poder comprar absolutamente nada ya que todas las tiendas del sector se cerraron inmediatamente. Por ello, desde el principio, decidí dosificar mi trabajo pictórico para alargar al máximo el escasísimo material de que disponía. Revisé, limpié, organicé mi estudio, mis aperos y mi equipo y descarté hacer nada grande, por falta de bastidores. Solo tengo un bastidor grande que reservo por si surge un proyecto especialmente atractivo. Al ordenar mi espacio salieron muchos cartones que había utilizado para diferentes finalidades y decidí hacer una serie de pinturas o composiciones sobre estos utilizando un único bastidor de madera que intercambiaría y me serviría de marco para todos ellos taladrándolo. Cuando acabe todo esto compraré los bastidores que hagan falta según las obras que haya hecho.

—¿En qué se va a traducir, artísticamente, este confinamiento para Javier Messía?

—Los pequeños cuadros que estoy haciendo estos días constituyen una serie imbuida íntegramente por la idea de la pandemia que nos envuelve a todos plenamente y, por supuesto, que afecta a mi obra también. Los estoy haciendo en este momento especial y todos ellos aluden a la idea antes señalada del tiempo. Tenemos un tiempo para nosotros y cada uno lo utiliza como quiere o como puede. Unos se quejarán sin parar, otros maldecirán y otros simplemente lo pasarán sin pena ni gloria. Para mí, como dije más arriba, es esencial sacar algo bueno de esta prueba que la vida nos ha puesto por delante.

—¿Qué reflejan esos cuadros?

—Los cuadros que estoy haciendo se llaman Tiempo, porque es eso precisamente lo que tenemos ahora: Tiempo de Reflexión, Tiempo de Encuentro, Tiempo de Soledad, Tiempo de Reserva, Tiempo de Disfrutar, Tiempo de Madurar, Tiempo de Humildad, Tiempo de Compartir, Tiempo de Espera…

—Todo el día entre pinceles, entonces...

—Además de lo anterior, si me queda algo de tiempo libre, cosa que no siempre ocurre, leo biografías de personajes históricos. En este momento estoy leyendo Pasión Imperial, sobre la vida de Eugenia de Montijo, y para cuando la termine tengo esperando una biografía sobre Luis XIV, de Philippe Erlanger.

—La prensa, la televisión, la radio... ¿Qué espacio ocupan en su día a día? ¿Procura estar informado de la actualidad más rabiosa?

—Procuro estar informado solo lo justo, porque considero que el exceso de información es malísimo siempre pero peor en estos momentos de incertidumbre y angustia colectiva, y para ello oigo la radio por la mañana al despertarme hasta que me levanto a desayunar y veo las noticias al mediodía y por la noche mientras como y ceno. Salgo, a veces, a la terraza a aplaudir a nuestros cuidadores, hago la compra un par de veces por semana y dedico algo de tiempo a cocinar y organizar un poco mi casa y, por último, hago algo de ejercicio para no engordar demasiado.Esta es, en principio, mi vida de encierro. Ojalá dure poco.

—¿Desea compartir un mensaje con sus paisanos jiennenses?

—Quiero, desde aquí, expresar mi agradecimiento a todos los que, de una manera o de otra, cuidan de nosotros y se ocupan de que el mundo siga adelante. Deseo de corazón que a la vuelta de esta situación encontremos algo más de humanidad y bondad.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK