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Relato de una crack de la gimnasia rítmica

Por Fran Cano - Febrero 21, 2020
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Relato de una crack de la gimnasia rítmica
La deportista Artemi Gavezou-Castro, en el IES Antonio de Mendoza de Alcalá. Foto: Fran Cano.

La medallista olímpica Artemi Gavezou-Castro recopila su trayectoria con las selecciones de Grecia y España ante alumnado de dos institutos de Alcalá

"Es un deporte precioso. Siempre le agradeceré a mis padres que me descubrieran la gimnasia rítmica a los seis años". Así ha comenzado la narración que Artemi Gavezou-Castro, medallista olímpica en las Olimpiadas de Río de Janeiro de 2016. La atleta ha protagonizado una doble ponencia en los institutos Antonio de Mendoza y Alfonso XI de Alcalá, en el marco de las Jornadas de Deporte, Juventud y Educación, coordinadas por Paloma Moyano, edil del ramo. La deportista hará esta tarde, desde las 16:30 horas, una demostración en el Pabellón Cubierto.

En el salón de actos del 'Antonio de Mendoza', Gavezou-Castor ha repasado cómo escaló fases en un deporte que combina equilibro, flexibilidad, fuerza, expresión y musicalidad. "Lo importante es rozar la perfección", ha dicho ante decenas de estudiantes de primero y de segundo de la ESO. Los jueces evalúan cuatro aspectos: el movimiento con el cuerpo; la habilidad con el aparato —cuerda, aro, pelota, maza o cinta—; el componente estético y la ejecución.

El inicio de la carrera de la hoy entrenadora comenzó en Grecia, dado que tiene la doble nacionalidad; su padre es griego, su madre, gallega. Fue elegida por Grecia para competir en individual, una de las modalidades de la práctica —la otra es en conjunto, con cinco personas que compiten a la vez.

En aquel momento de despegue para la atleta, Grecia pasaba por una crisis económica que alteró los planes de la gimnasta. "Mis padres me dijeron que o dejaba el deporte o buscábamos una solución", ha recordado. "Yo no pensé en dejar el deporte. Y decidí intentarlo con la selección de España", ha continuado.

Con la mayoría de edad estrena, la atleta hizo una prueba con La Roja. Pasó un mes y no hubo respuesta, hasta que un día la madre de Gavezou-Castro la esperaba en casa con los brazos abiertos.

—Te han cogido para competir con España —le dijo.

Salió la atleta de la zona de confort, enfrentó un reto y consiguió el objetivo. Lo hizo con los valores que predica la gimnasia rítmica: respeto, trabajo en equipo, autodisciplina, compartir responsabilidades, voluntad, afán de superación y aceptar las frustraciones. "Esta parte es fundamental, porque si hubiese tirado la toalla hoy no estaría aquí", ha dicho y ha recordado que cuando lloró lo hizo en la soledad de la habitación, sin influenciar al resto de compañeras.

Sostiene Artemi Gavezou-Castro que cuando se compite en equipo no son los elementos los que determinan el conjunto, sino éste es el que determina los elementos. Y ha dejado un consejo para quienes justo ahora empiezan a tomar decisiones sobre el futuro académico, el mantra que se repetía ella antes de competir: "El dolor es temporal; la autosatisfacción, para siempre".

Fotografías: Fran Cano.

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