Hasta Algeciras para denunciar "competencia desleal"
Representantes de ASAJA, COAG, UPA y Cooperativas Agroalimentarias protestan en el Puerto de Algeciras para exigir que se ponga fin a la competencia desleal
No hay manera de mover los precios. Semana tras semana, el aceite de oliva se vende a cifras que prácticamente no varían. Del 13 al 19 de julio, el virgen extra subió ligeramente a los 2,058 euros, el virgen a 1,770 y el lampante a 1,658. En cuanto al picual de Jaén, el virgen extra se quedó en 2,017, el virgen a 1,797, y el lampante a 1,657. Así es imposible mantenerse y mucho menos con una campaña en el horizonte que se prevé cuantiosa. Ahora, las miradas están depositadas en las importaciones y en lo que ya se califica como "competencia desleal". Por eso, un centenar de agricultores han viajado hasta el Puerto de Algeciras para reclamar soluciones en una protesta "simbólica".
"Tenemos que seguir manifestando la dificultad que tenemos los agricultores frente a las importaciones de aceite sin ningún tipo de control que se hacen a toda Europa", asegura el portavoz de ASAJA-Jaén, Luis Carlos Valero. Ha sido uno de los que ha viajado hasta Cádiz junto con compañeros de COAG, UPA y Cooperativas Agroalimentarias para exigir que se ponga fin a la competencia desleal. "No nos pueden exigir a los olivareros que hagamos unos determinados tratamientos y tengamos una determinada forma de cultivar para dar seguridad alimentaria, y que fuera de España y de Europa se pueda cultivar de cualquier manera y no pongan pegas para que ese aceite entre a nuestro país", denuncia.
Juan Luis Ávila, secretario general de COAG Jaén, considera que es una "vergüenza" que al precio que se está vendiendo el aceite mientras que se sigue importando grandes cantidades de aceite de oliva de terceros países como Túnez. "Hay cosas que se pueden hacer", asegura Ávila, que defiende que se ponga en marcha la clausula de salvaguarda para que no entre más aceite de este país.
Por su parte, el secretario de UPA en Jaén, Cristóbal Cano, recuerda que esas miles de toneladas que se importan no siguen los mismos controles que se exigen, por ejemplo, en España. Va un paso más allá y demanda al Gobierno central y autonómico que no respalde a las empresas que optan por este aceite importado y que, por el contrario, respalde a las firmas que sí están defendiendo el producto nacional abriéndoles nuevas vías de comercialización.
La de hoy es una movilización "simbólica" debido a la situación de emergencia sanitaria que aún se vive. Su principal objetivo ha sido el de demandar un control real y efectivo de las importaciones, exigir el cumplimiento estricto de los acuerdos comerciales en vigor (origen, fechas, cupos y calidades), alertar contra la firma de nuevos acuerdos y condicionar la firma de los mismos a la realización de estudios previos de impacto sobre la agricultura europea y el cumplimiento de los principios de preferencia comunitaria y de recriprocidad.
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