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"Contribuiré a la sociedad como doctor en Fotónica"

Por Fran Cano - Abril 22, 2018
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Lolo Caño es doctor en Fotónica.

La historia de Lolo Caño García (Frailes, 1988) es la del niño quería ser albañil, porque le gustaba el oficio y porque entonces parecía una salida razonable. Tiempo después, centrado en las aulas, se ha convertido en doctor en Fotónica tras licenciarse en Física y en Ingeniería Electrónica por la Universidad de Granada. ¿Qué pretende hacer? Le gustaría  contribuir a la sociedad, tanto da si es por la vía del sector público o del privado.

—¿Cuándo decide hacer la tesis doctoral?

—Fue después de acabar mi carrera, mientras cursaba el master en Madrid. En ese momento apareció la posibilidad de hacer un contrato de formación profesional de investigador. Era una opción a través del Estado, y tuve la ocasión de hacerlo. Mi formación propicia que o te vas a la industria o al sector público, y para hacerlo en este último es necesario hacer una tesis. Es la vía para continuar en la universidad o en un centro de investigación superior.

—¿Cuál es la aportación del trabajo?

—El título de la tesis muestra que hay dos partes: Guía de ondas orgánicas sintonizables y dispositivos microestructurados. La primera parte alude a la evolución de la fibra óptica. Lo que yo consigo, para que lo entienda la gente, es convertir unos armarios gigantes que propicia la fibra en cosas muy pequeñas, chips fotónicos. Mientras que la segunda parte tiene que ver con la construcción de dispositivos fotónicos que sirven para la microbiología y la astrofísica. 

"LA PONENCIA DEL DOCTORADO FUE EL MEJOR DÍA DE MI VIDA"

—Debe de ser un proceso arduo. ¿Tuvo que compatibilizarlo con otra ocupación?

—Me supuso tres años y medio de trabajo. El contrato del Estado implicaba que el empleo era precisamente la investigación. Tenía que estar dedicado a ello, aunque sí que es cierto que he impartido clases en la Universidad, pero tampoco podía restarme tiempo.

—El doctorado, a fin de cuentas, supone agregar conocimiento. ¿Se imaginaba algo así cuando empezó los estudios universitarios?

—Al inicio, no. Pero cuando estaba acabando sí que pensé que era un objetivo. Tenía que proponerme esa meta en la vida.

—¿Qué tal fue la experiencia de exponer en público el trabajo?

—(Risas) Fue el mejor día de mi vida. Aunque es cierto que pasé dos horas muy malas. Había hecho ponencias en congresos internacionales, pero nunca ante un tribunal que te evalúa. Todo acabó genial, pero la verdad es que fue muy duro: lo pasé fatal en los primeros diez minutos. Luego cuando me hicieron las preguntas sí que me di cuenta que controlaba el tema. Al fin y al cabo, lo había hecho yo.

 Lolo Caño saluda a los miembros del tribunal que evaluaron su investigación.
Lolo Caño saluda a los miembros del tribunal que evaluaron su investigación.

—Usted repetía en las aulas que se conformaba con ser albañil, incluso lo mantiene como descripción en su perfil de Facebook. ¿Por qué le atraía tanto la construcción?

—Era el boom del sector cuando yo decía eso. Entonces no quería estudiar, y en mi casa mi padre y mi madre sí lo hicieron. La verdad es que no me atraían los libros. Y, en cambio, el trabajo de albañil me gustaba. Me pasa igual con la mecánica. No me hubiese importado ganarme la vida en otros sectores. Hace años era la vía más práctica para tener trabajo y ganar dinero. 

—Del pasado al presente. ¿En qué situación está?

—Ahora llega una época de incertidumbre. El día que leí la tesis se acabó mi contrato y volví a buscarme la vida. En este caso, tenía otro contrato estatal, pero no está adaptado a la formación de doctor. Puedo vivir en Madrid porque me han suplementado el sueldo.

"EL ESTADO ES EL PEOR PAGADOR"

 —Su carrera actual está en Madrid. ¿Le gustaría volver a Frailes?

—Mi carrera pasa por irme fuera de España dos años para encontrar así una plaza fija en nuestro país. Es la única vía para volver con plaza. En cuanto a Andalucía, a mí y a mi pareja nos hace ilusión regresar al pueblo a hacer lo que siempre hacíamos. La gente de la ciudad nunca lo entenderá. Pero es cierto que mi carrera como científico acabaría en el pueblo. Tendría que vivir en una ciudad, eso está claro.

—¿Prefiere trabajar para el Estado o para el sector privado?

—No sé para qué trabajaré, pero no me aferro al Estado, que es el peor pagador. El salario que te dan mientras cursa es el doctorado es de 1.000 euros, que luego pasa a 1.500. En  una ciudad como Madrid es poco dinero. En cuanto al futuro, es probable que trabaje para ambos sectores, si puedo. Me interesa contribuir a la sociedad, y me da igual la vía.

—¿Qué le remendaría a alguien que esté pensando en hacer un doctorado en cualquier ámbito?

—Cuando estaba haciendo el doctorado era muy feliz, pero en la última época, cuando tenía que escribir, que usted sabe que lo detesto, fue horrible. A mi peor enemigo le recomendaría escribir una tesis, y ahora me pregunta qué le diría. Bueno, el mejor consejo es que esté muy seguro de qué quiere hacer. Es muy duro, y es fácil rendirse.

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