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Rafa, el grande

Por Esperanza Calzado - Febrero 23, 2019
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Rafa, el grande

El Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Jaén dice adiós a parte de su historia, a 49 años de dedicación de Rafael Torres

—Da igual lo pronto que llegue, que él siempre está allí primero. 

Pedro Víboras, secretario técnico del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Jaén, bromea a las puertas de Ferias Jaén (Ifeja) sin dejar de mirar el móvil. Espera un correo electrónico importante. Tal vez fuera la carta de Francisco García de la Iglesia, presidente de Musaat, dirigida al protagonista del día. Una misiva que condensa en pocas líneas cuán importante puede ser un trabajador para una empresa o, en este caso, un colectivo, tras 49 años de servicio activo. 

En la sede del Paseo de la Estación ya no se preguntará por 'Rafa chico' o 'Rafa grande'. Aquel joven que en 1970 entró al Colegio siendo un niño, con Rafael Romero, oficial mayor y colegiado de honor, ayer se despedía tras medio siglo dedicado en cuerpo y alma a la profesión de la arquitectura técnica. 49 años con algunos sinsabores, pero con mil y un recuerdos felices, algunos confesados en un emotivo acto, en el que estuvo arropado por su familia. 

—El colegio no es un edificio. El colegio son sus colegiados y Rafael Torres es uno más que ha hecho elevar el prestigio de la institución, algo que le agradeceremos siempre. 

José Miguel de la Torre, presidente de los aparejadores jiennenses, no pudo contener las lágrimas al despedir a Rafael Torres Ramírez, conocido como 'Rafa grande' y que ayer se convirtió en 'Rafa, el grande'. Se jubila tras 49 años en activo, solo interrumpidos por el Servicio Militar Obligatorio, en 1975. Dice adiós parte de la historia viva del Colegio, aquel que desde 1936 ha tenido distintos emplazamientos. Muñoz Garnica, Plaza de San Ildefonso y Navas de Tolosa hasta que en abril del año 2000 se trasladaron a su actual ubicación, en Paseo de la Estación.

—En qué me ví de convencer a los compañeros de hacer la compra del nuevo colegio. No había manera.

Un entrañable Domingo Alhambra Sorroche, expresidente, recordaba, ayudado por el medio centenar de personas asistentes al acto, aquellos tiempos en los que fue Tesorero. Aquellos años de la llegada del ordenador, aquella complicidad con Rafael Torres.

Le cogió el relevo el también expresidente Manuel Martínez Carrillo. Él llegó en el 71 a Jaén, procedente de Madrid, con Rafael Torres recién llegado. 

—Rafa ha sido una pieza fundamental en el Colegio. Ha tenido buena memoria, que era fundamental porque por aquel entonces funcionaban poco los papeles. ¿Y ahora cómo resuelvo yo mis cosas? Rafa se conoce mi historia profesional colegial y creo que se sabe la de todos los colegiados. Eso es fundamental. 

No faltaron palabras de elogio de colegiados como José María García y Juan Pedro Montijano. Ni tampoco de sus compañeros, representados por Rafael Torres, 'Rafa chico', que ya pasará a ser Rafa, a secas. 

—Generosidad, capacidad de trabajo y compromiso son palabras que figuran impresas con mayúsculas y que reflejan toda tu vida en torno a los colegiados. 

Sus compañeros le invitaron a retirarse del trabajo, pero no de la vida. Porque ahora puede ser ya miembro activo de su 'pandilla' y cocinar esa empanada y roscón de reyes que tanto se han alabado, como los cruasanes de su hermana. 

Cerró el acto el actual presidente José Miguel de la Torre. 

—49 años dan para mucho y no todo el mundo puede decirlo. Y lo que es más importante, ha estado dedicado en cuerpo y alma al Colegio.

Siempre estará en el ADN del Colegio y De la Torre, en nombre de todos, le ha deseado la máxima felicidad del mundo y que disfrute de su jubilación como se merece.

—Cuando en algún momento te encuentres con alguien que te diga que es colegiado, tú estás capacitado para contestarle: Más que yo no.

Pero, ¿qué dice el protagonista? Callado, algo tímido, emocionado y sorprendido por la 'encerrona'. Recoge la placa conmemorativa con cariño y el reloj que le han regalado sus compañeros con ilusión. 

—Siempre he querido que el colectivo estuviera contento e intentar ayudar a los colegiados en todos los problemas que tuvieran. Ese ha sido mi objetivo.

Humilde hasta el último día, deseoso de empezar una nueva etapa de viajes, de disfrutar de la pesca y de hacer y deshacer todo aquello que el compromiso laboral no le permitió. Le llega el turno a su familia, ellos son los que disfrutarán, ahora, de 'Rafa, el grande'.

—Que mi retiro de la vida activa profesional se cumpla de una manera simple y natural como un feliz ocaso del sol. Gracias.

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