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Reír en Tegucigalpa

Por Fran Cano - Abril 05, 2018
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Reír en Tegucigalpa
Flojete llevó su humor a Tegucigalpa.

El humorista jiennense Flojete alegra a estudiantes de diferentes colegios de la capital de Honduras con la Caravana Payasa contra el Maltrato Infantil

Risas en un país donde el número de homicios anuales es superior al de otros que están en guerra, como apunta el reportero Alberto Arce en el libro Novato en nota roja. El humorista alcalaíno Daniel Molina, conocido como Flojete, se propuso un reto: repartir momentos de humor en una tierra sombría. El proyecto la Caravana Payasa contra el Maltrato Infantil le permitió conocer Tegucigalpa (Honduras) el pasado mes de marzo. Ha tenido la oportunidad de visitar diferentes colegios, siempre con el mismo objetivo: hacer reír a los más pequeños.

Cuenta el jiennense que la visita a la capital hondureña fue posible gracias a Zaki Magia, un mago de Bilbao que lleva afincado en Tegucigalpa cerca de tres años y ha creado el proyecto Escuela de Magia.

TERRITORIOS CONTROLADO POR LA MARA 18

La expedición de Flojete se alojó durante diez días en la residencia de San Fermín que gestiona la ONG Acoes. El centro está ubicado en Monterrey, una colonia dominada por la Mara 18, pandilleros que imponen la violencia extrema para controlar a la población.

Flojete ha actuado en los centros escollare sede Santa Teresa, Virgen de Suyapa y Santa Clara. "Se encuentran en las montañas que rodean a Tegucigalpa. Son zonas donde aún no llega el agua corriente y los caminos, sin asfaltar, están muy sucios", explica el humorista.

 La pobre es extrema en Honduras y afecta a los estudiantes que viven en las colinas de la capital.
La pobre es extrema en Honduras y afecta a los estudiantes que viven en las colinas de la capital.

LA REALIDAD SOCIAL

Antes de divertir a los estudiantes, Daniel Molina experimentó en persona cómo son los viajes por las montañas. "Parece la Subida a La Mota", dice el humorista, quien viajó en un camión con más de personas a una velocidad importante. "Me faltaban manos para agarrarme y al resto los veía tan tranquilos, con el móvil en la mano", cuenta.

Chabolas de chapa y madera a los lados del carril. Esa fue una de las estampas que más impresionó al cómico alcalaíno. También advirtió las denominadas pulperías: tiendas donde los vecinos venden refrescos y agua embotella. En clave gastronómica, le sorprendió la supremacía del pollo frito. "Me llamo la atención ver desde las colinas la publicidad de multinacionales de comida rápida: capitalismo norteamericano", recuerda.

ELEGIR LA SONRISA

Después del viaje, Molina se metió en la piel de Flojete para hacer lo que más le gusta: ser un clown, un payaso dispuesto a interactuar con los menores hondureños. En algunas funciones el público superó el millar. Los menores querían saber acerca de los trucos. La tentación de tocar al payaso estuvo ahí.

 Las actuaciones del alcalaíno estuvieron abarrotadas de público.
Las actuaciones del alcalaíno estuvieron abarrotadas de público.

Al humorista le tocó librar con una temperatura superior a los 30 grados en mitad de un patio sin sombra. "El esfuerzo mereció la pena", resume acerca de sus días con la Caravana Payasa. "Me quedo con la sonrisa de Hondura", dice un obrero de la risa que repartió momentos de alegría en un país aferrado al caos.

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