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Los rocieros de Jaén 'brillan' en la peregrinación extraordinaria

Por Javier Cano - Enero 22, 2020
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Los rocieros de Jaén 'brillan' en la peregrinación extraordinaria
Foto: Hermandad del Rocío de Jaén

La cita con la Blanca Paloma lleva hasta a Almonte a alrededor de mil cuatrocientas personas vinculadas con la hermandad jiennense

Bonito y triste el camino cuando se viene de vuelta... Vienes contento y cansado, con alegría y con pena... Son versos de una sevillana antológica de los Amigos de Gines que expresan, mejor que cualquier gesto, qué es lo que se les pasa por la cabeza y el corazón a los rocieros cuando tienen que decirle adiós a la Blanca Paloma después de tanto esperar para adorarla. 

Lo saben bien lo peregrinos vinculados a la Hermandad del Rocío de Jaén, que desde finales de la semana pasada y hasta ayer mismo hicieron un hermoso paréntesis en su cotidianidad para postrarse ante la Reina de las Marismas (que lo es, también, de sus pensamientos). 

"El objeto de esta peregrinación extraordinaria no es otro que renovar los votos de nuestra fe en Cristo Resucitado y en su Madre, María Santísima del Rocío", aclaran desde la cofradía. Convivencia, oración y la más festiva forma de transmitir la alegría de saberse gente de la Virgen almonteña, por más kilómetros que separen el epicentro de la romería y el Santo Reino: “Desde todas partes hay la misma distancia a las estrellas," escribió Séneca. A los luceros, podría haber dicho también.

Con estos mimbres, el viernes y el sábado, 17 y 18 de enero, la casa de la hermandad en El Rocío acogió un encuentro fraterno ofrecido por José Barranco y Marta Liébanas, los actuales hermanos mayores. Como es costumbre, la cita concluyó con el rezo del santo rosario por parte de los participantes en la reunión.  

No terminó así la noche sabatina, y en cuanto el reloj marcó las doce la casa de hermandad se puso íntima (como la plaza del Romance sonámbulo de García Lorca) para que, con flamenquísimo acento jiennense, la salve a la Señora sonase a gloria ante el Simpecado. 

 Foto: Hermandad del Rocío de Jaén
Foto: Hermandad del Rocío de Jaén

El mismo que, ya el domingo, fue portado desde la capilla del Cautivo, en Almonte, hasta la iglesia de la Asunción, en medio de "una gran comitiva con las representaciones de la Cofradía de la Virgen de la Cabeza de Jaén y de Sevilla, de la Hermandad de La Carolina y de Baeza, junta de gobierno y, como todos los años, con un gran número de peregrinos", manifiestan desde la hermandad que preside María Dolores Galán.

Tienen fama los rocieros de aquí gracias a su capacidad de movilización, y una vez más dieron fe de ella, la justificaron con creces: "La entrada a la iglesia fue, como siempre, muy emotiva y espectacular, acompañados con el grupo de tamborileros, entre la gran cantidad de aplausos y vivas que se escuchaban", añaden desde el colectivo rociero. 

Sí, más de mil cuatrocientas personas llegadas desde Jaén volvieron a dejar claro, en la capital de la devoción a la Blanca Paloma, que si se contaran las huellas de los botos sobre las arenas, el Santo Reino se llevaría la palma. Más de mil cuatrocientas almas ansiosas de pronunciarse ante la Pastora almonteña que, eso sí, dejaron en aquellos aires un grito que es ya un himno inconfundible, jaenerísmo: "Viva la Virgen del Rocío!, ¡Viva Nuestro Padre Jesús!". De Jaén, Jaén...

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