Las rogativas por epidemia vuelven a Jaén después de 135 años

La Cofradía de la Virgen de la Capilla de la capital promueve los cultos que presidirá el obispo de la diócesis el próximo sábado en la basílica de San Ildefonso

"Siempre acude Jaén a tu Capilla / cuando llama a sus puertas el dolor". Lo escribió el trovador de la patrona de Jaén, Vicente Montuno, a mediados del XX, a cuenta de las veces (de la cantidad de veces) que la Virgen ha presidido, a lo largo de los siglos, las tradicionales rogativas del pueblo de Jaén ante situaciones de catástrofe, sequía, plagas... y de enfermedad, por supuesto.

La última vez que la también alcaldesa mayor de la ciudad fue llevada en rogativas a la Catedral para recibir la plegaria de los jiennenses ante una terrible epidemia de cólera data de 1885.

Ahora, 135 años después y en plena pandemia de coronavirus, la Virgen de la Capilla volverá a presidir una de estas ancestrales ceremonias, como fue costumbre en la capital de la provincia cada vez que la situación ponía en jaque la cotidianidad de aquí. Será el próximo sábado, 23 de enero, a partir de las seis y media de la tarde, en una misa y posterior rosario que oficiará el obispo, monseñor Rodríguez Magro. 

"Ha surgido porque aquí en Jaén, siempre que ha habido epidemias han salido Nuestro Padre Jesús, el Santo Rostro y la Virgen", recuerda Úrsula Colmenero, hermana mayor de la cofradía de la patrona. En sus palabras, la hermandad ha recogido la solicitud popular y, siguiendo las pautas de ocasiones anteriores, no lo ha dudado ni un momento:

"Hablamos con el párroco de San Ildefonso el pasado mes de noviembre, y le pareció muy bien. Queríamos que hubiera sido dentro del tiempo de Navidad, pero no pudo ser. Don Pedro [Ortega Ulloa, titular de la basílica menor donde recibe culto la Señora] lo trasladó al Obispado y lo han concedido", celebra Colmenero. 

Y es que, según la máxima responsable de la cofradía, "últimamente se observa que va mucha gente a rezarle a la Virgen de la Capilla, acuden muchos devotos, y hay una señora que se ha quedado viuda y todos los días llora ante la Virgen", asegura.

A la vista de la situación, de la necesidad de la gente, y tras desestimar la posibilidad de sacar a la Virgen en rogativas por las calles de la ciudad, la entidad mariana apostó por capitalizar la iniciativa en su propio templo, que goza de la categoría de basílica menor.

"Aplicaremos todas las medidas de precaución, habrá geles, distancia de seguridad...". Para la ocasión, aclara Colmenero, la patrona llevará el manto verde de rogativas (regaló del histórico hermano mayor José Gómez Soriano), que lució la última vez que la imagen fue llevada en rogatigas hasta la Catedral, en 1949, para pedirle que lloviera ante la sequía que azotaba los campos.  

Una idea que Úrsula Colmenero acaricia para el futuro, en cuanto la pandemia pase y la ciudad pueda volver a acompañar a la Virgen de la Capilla (y si puede ser, a El Abuelo y el Santo Rostro) hasta la Catedral, en acción de gracias: 

"Lo hablaré con el hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y con el Obispado a ver cómo podemos hacerlo juntamente", concluye.