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El coronavirus 'crucifica' a la Semana Santa jiennense

Por Javier Cano - Marzo 14, 2020
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El coronavirus 'crucifica' a la Semana Santa jiennense
Un nazareno se dirige a la procesión de Semana Santa. Foto: Juan Carlos Fernández

La Agrupación de Cofradías de Jaén emite un comunicado informando de la suspensión de las procesiones para los días de la Pasión

La última vez que 'El Abuelo' salió en procesión de rogativas contra una epidemia fue en 1885. Corría el mes de septiembre y la ciudad padecía un devastador episodio de cólera que volteaba a la población hasta el punto de llevar a los jiennenses a un estado de desesperación general. Aseguran las viejas crónicas que no había enfermedad que pudiera con la presencia del Nazareno en las calles, y hasta las llaves que penden del brazo izquierdo del Señor de los Descalzos recuerdan su intercesión en uno de estos trances. Como en tantas ocasiones anteriores, Jaén, en 1885, resumía otra vez en Nuestro Padre Jesús todas sus devociones. 

Hoy, casi 135 años después, la enfermedad no solo no anima a los vecinos de la capital a cargar sobre sus hombros a Jesús para implorarle un pronto remedio contra el azote del Covid-19, no: antes bien, el tristemente popular coronavirus se erige en culpable de que el Santo Reino se quede sin ver en sus calles las procesiones de la Pasión. Toda una paradoja que invita a pensar en una venganza (la más cruel) cocida durante siglos y, en 2020, desplegada con toda su virulencia para privar a la gente no solo de su salud corporal, sino también del consuelo espiritual que suponen para cofrades y fieles los cortejos penitenciales con sus imágenes veneradas.

La decisión ha llegado esta misma tarde a través de un comunicado oficial de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Jaén, que preside Francisco Latorre: "Concurriendo esta causa de fuerza mayor y siguiendo las pautas que de forma univoca emanan de las distintas Autoridades Sanitarias de todas las administraciones y, al mismo tiempo, de las recomendaciones pastorales de la Conferencia Episcopal y tras la conversación mantenida esta misma mañana con nuestro Obispo y Pastor el Excmo. y Reverendísimo Sr. D. Amadeo Rodríguez Magro, y con el Ilustrísimo Sr. D. Julio Millán Muñoz, Alcalde de Jaén, asumimos que la celebración de las procesiones tradicionales como expresión de devoción popular en las calle no coadyuvan a los esfuerzos que todos debemos imponernos para contener la propagación del coronavirus", reza la nota.

Con la decisión adoptada, las diecinueve cofradías de la capital y el alto número de hermandades que conforman el repertorio pasionista de la provincia se ven obligadas a suspender tanto sus tradicionales convocatorias religiosas previas a la Semana Santa como los propios cortejos. Una circunstancia que marca un hito en la historia de esta celebración a la que, al margen de las epidemias, solo la Guerra Civil consiguió hacerle mayor daño que el coronavirus, si se tiene en cuenta que además de impedir las procesiones, el conflicto enmarcó la desaparición de gran parte del patrimonio imaginero y artístico existente hasta entonces. 

Un auténtico mazazo que, por desgracia, no solo afecta al aspecto más devocional; ahí está todo un sector turístico no entrenado para encajar un golpe de dimensiones tan profundas. Las miles de personas que, año tras año, se desplazan en busca de momentos inolvidables, de olores, sabores y sensaciones, están llamadas ahora a renunciar a siete días preparados casi desde el mismo momento de 2019 que se encerró el último trono. 

Se veía venir la suspensión de las procesiones de 2020 por más llamadas a la calma que los responsables cofrades pronunciasen, por más tranquilidad que se intentara infundir desde atriles y notas internas, por más positividad que procurasen transmitir los mejor esperanzados. Lo dejaba entrever la obligada reconversión de los piadosos besapiés (entre ellos el multitudinario de El Abuelo) en una visita a los templos que, como mucho, ofrecía el único incentivo de contemplar la imagen más cerca que cualquier otro día.

Así, la Semana Mayor se vivirá este año en la memoria y en el deseo, en la gastronomía doméstica, con los entrañables menús semanasanteros para aquellos que todavía practican la ancestral costumbre de la abstinencia... pero no en itinerario o culto alguno, estando como están las cosas. Si durante décadas solo la lluvia había conseguido abortar unos días tan esperados, en esta ocasión es la enfermedad la que se apunta el tanto y convierte los recorridos plenos de ilusión cofrade en páramos de tristeza. Y para estos siete días grandes no cabe el aplazamiento: o sí, o no... ¡Qué pena!

Los abonos de sillas y palcos del años 2020 quedan prorrogados para el año 2021, por lo que no tendrán que abonar las sillas de la Semana Santa de 2021.

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