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Sólo las blancas

Por Antonio Pulido Casas - Noviembre 13, 2017
Sólo las blancas

Un día, un juvenil fue convocado con el primer equipo. El chico tenía pocas esperanzas de disputar el partido y no trató de conseguir unas zapatillas blancas, pues pensó que aquel detalle era baladí si uno en lo que se tiene que concentrar es en jugar a fútbol sala. En ningún otro club del planeta se miraría tanto el calzado como se hacía allí, suficiente para que los astros se alinearan y aquel joven tuviera que salir a la cancha, como si el destino quisiera joder, para así romper la segunda norma más sagrada del Carnicer Torrejón: siempre hay que salir a pista con las zapatillas blancas. La primera de ellas era no enfadar al “abuelo”, ergo, José Carnicer. 

Puedes leer el texto en el libro Sueños de fútbol sala, de Antonio Pulido

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