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LA TARJETA PRIVADA Y SOLIDARIA

LA TARJETA PRIVADA Y SOLIDARIA

Por Fran Cano - Mayo 21, 2017
Compartir en X @FranCharro

Es celeste, como podría ser de otro color. Es igual que cualquier otra, sólo que no lleva un nombre propio. Sí tiene inscrito el de una entidad financiera. Es una tarjeta de crédito recargable que da autonomía a quienes luchan por tenerla. Representa un sistema de ayuda privado único en Jaén: voluntarios con donativos ayudan a 33 vecinos a llevar una vida normal. Funciona desde 2013 en ciclos semestrales.

CÓMO AYUDAR SÓLO CON FONDOS PRIVADOS

Julia Molina es la presidenta de 'Jaén Solidario'. Está orgullosa de los frutos que da la tarjeta solidaria. La primera ventaja que señala a Lacontradejaén repercute en el beneficiado: quien compra en cualquier superficie de alimentación lo hace sin blanquear su situación; lo hace como una persona sin apuros económicos.

—No tienen que pasar ningún tipo de vergüenza. Compran con su tarjeta y listo. Hay comercios que no saben que existe —dice Molina.

Las compras están controladas por el colectivo, de modo que los usuarios tienen un tope. El recargo suele ser de 50 euros; la periodicidad es decenal, aunque depende de los miembros de la familia. Hay flexibilidad en función de los casos.

Un perfil de familia asistida es la que cuenta con menores, quizá la más indefensa. Hay también tres mayores sin compañía en sus residencias que ahora son ayudados por la tarjeta celeste. Y otro perfil de familia común es la monoparental con la mujer al frente. Cuenta Julia Molina que hay hombres que no soportan que sus parejas acudan a las sedes de 'Jaén Solidario' para recibir ayuda. No lo soportan, porque es una cuestión de honor. Un tabú que los invisibiliza.

La asociación entrega también un lote de productos gracias al depósito que tiene en la sede de la calle Muñoz Garnica. La tarjeta es el complemento perfecto para esa primera y elemental ayuda alimentaria.

 La presidenta de 'Jaén Solidario' alaba el apoyo de particulares y colectivos. Fotos: Fran Cano.
La presidenta de 'Jaén Solidario' alaba el apoyo de particulares y colectivos. Fotos: Fran Cano.

–Lo normal es que compren productos de higiene y del hogar. Queremos que compren lo necesario —añade la presidenta.

Las cuotas de los voluntarios que sufragan la tarjeta solidaria son anuales. La mínima es de 20 euros, pero la diversidad de colaboradores permite que las cuentas salgan. Hay 85 colaboradores.

Una familia de hasta seis personas recibe una ayuda de 900 euros durante el semestre que está auxiliada por el proyecto. En total son 10 familias, 33 personas.

Molina apunta: no hay dinero público en esta cobertura voluntaria, pero los efectos de la ayuda sí repercuten en la otra gran ayuda que ofrece la asociación, el catering.

NORMALIZANDO EL MOMENTO DE LA COMIDA

Es lunes 15 de mayo. Son las doce del mediodía. Juan Ballesteros trabaja en el catering de la asociación, ubicado en la calle Rey Alí. Ballesteros cuenta con la ayuda de otro cocinero, Antonio Jesús Hernández, y de otro voluntario más dedicado a la tarea administrativa, Juan Carvajal. Todos trabajan coordinados en la cocina, detrás de una barra. Como son las doce, la entrega de alimentos está en su recta final. Aunque aún hay gente que entra por la puerta.

Por ejemplo, Paqui. Tiene 39 años y reside en Peñamefécit. Se enteró de la ayuda que brinda el colectivo por el boca a boca.

—Me lo contó una amiga. Y ya llevo tres meses. Hablé con Julia y me ayudaron.

Paqui no trabaja desde el verano pasado. Dice que cuenta con experiencia en hostelería, tanto de camarera como en los fogones. Ha hecho buenas migas con Juan Ballesteros.

—Sí, aprendemos recetas gracias a él. Y de vez en cuando nos echamos un cigarro —dice.

 Juan Ballesteros es uno de los cocineros del catering.
Juan Ballesteros es uno de los cocineros del catering.

Paqui pide ayuda en grupos de Facebook que donan comida y ropa. Ni siquiera encuentra fuentes de ingresos en la economía sumergida. Le ocurre lo mismo a su hermana Montse, de 35 años. Es morena de cabello y piel. Habla con gracia. Así relativiza la precariedad. Sólo tiene una queja con respecto al catering: dura cuatro meses.

—No se puede repetir —dice, el tono tan en broma como en serio.

Beatriz (34) trabajaba de dependienta. Agotó la renta mínima de unos 400 euros durante medio año para las personas en exclusión. También vive en Peñamefécit. Está dispuesta a trabajar de lo que sea.

Por la puerta acaba de entrar Andrés, de 62 años. Acude al catering desde hace tres meses. Andrés era artista hasta que se quedó solo en casa y sin recursos para comer. Aguantó casi más tiempo del humanamente posible. Reside en San Felipe, y cuenta que era un hombre entregado a su vocación, dispuesto a irse a dormir con ganas de que amaneciera para seguir pintando. Lleva ya días sin echar un trazo; está recuperando la musculatura. Habla muy bien, con un lenguaje rico en metáforas:

—La distancia más corta entre nosotros es la que lleva de un corazón a otro.

Salir a la calle, acudir a esta pequeña cocina ya le hace bien.

Juan Ballesteros explica que los asistidos llegan cada cuarto de hora. Por aquí pasa gente del Polígono de El Valle, del Bulevar, de Peñamefécit, de La Magdalena y de San Felipe para recoger desayuno, merienda y cena. Así comen en casa.

 Andrés ha encontrado un apoyo vital en 'Jaén Solidario'.
Andrés ha encontrado un apoyo vital en 'Jaén Solidario'.

ASISTENCIALISMO Y ACOMPAÑAMIENTO

Ana Isabel Palomo es trabajadora social y antropóloga. Colabora con 'Jaén Solidario' desde 2015. Se animó a ser parte del proyecto para darle otro aire más allá del asistencialista. Es por ello que entre sus funciones principales está hacer un informe social para evaluar el estado de cada familia y el grado de exclusión social. "Me dedico a hacer proyectos que impliquen medidas de acompañamiento que no tiene que ver con la alimentación. Así derivamos a las familias a psicólogos, abogados y asesoramiento laboral", explica por teléfono a Lacontradejaén.

A Palomo le gusta el proyecto de la tarjeta solidaria porque no es una medida asistencialista. "El catering, en cambio, es paliativo. La tarjeta demuestra que hay nuevas situaciones de pobreza: personas que se han caído de la clase media y que reciben ayuda para volver a ser dueños del cambio en sus vidas", diferencia. Y agrega: "La base de un cambio y de la inclusión social es que los auxiliados no vayan a un sitio público a exhibir su pobreza".

UN EQUIPO RESPALDADO

Joaquín Quesada (secretario) y Mari Gómez (vocal) son un matrimonio que entendió que merecía la pena ayudar a las capas sociales más necesitadas de Jaén. Lo explican en conversación con este medio en la sede del colectivo ubicada en el número 12 de la calle Muñoz Garnica. Junto con Julia Molina, también presente, son el corazón de una oenegé que va sumando voluntarios a la causa.

Los tres cuentan que están en contacto con la Concejalía de Asuntos Sociales; han recibido cuatro trajes de comuniones para menores desprotegidos; ayuda de las cofradías Veracruz y Nuestro Padre Jesús (ésta antes sostenía a dos familias con la tarjeta); tienen vínculos con el IES Santa Catalina de Alejandría para fomentar el voluntariado, y esperan que Obra Social "la Caixa" les ayude a renovar las instalaciones del catering. Esta entidad costeó el año pasado los sueldos de dos trabajadores al servicio de la asociación.

 Mari Gómez, Joaquín Quesada y Julia Molina son fundamentales para que salga adelante el proyecto de la tarjeta solidaria.
Mari Gómez, Joaquín Quesada y Julia Molina son fundamentales para que salga adelante el proyecto de la tarjeta solidaria.

Julia Molina, Joaquín Quesada y Mari Gómez repiten dos ideas que condensan la filosofía del trabajo: seguimiento de los casos y trabajo en red.

—Si alguien no cumple, si alguien no quiere ser ayudado, se le quita la ayuda —avisa la presidenta.

Dos personas asistidas por el catering han encontrado trabajos de media jornada para ir tirando. Es el camino.

Los retos en el horizonte, propiciar más acuerdos con los actores sociales y que aumenten los donativos para la tarjeta. ¿Jaén es solidario?

–Sí, hay gente buena —concluye Molina.

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