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"No hemos dormido en toda la noche por el miedo a más terremotos"

Por Fran Cano - Enero 27, 2021
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"No hemos dormido en toda la noche por el miedo a más terremotos"
Vecinos de Granada, en la calle por los terremotos. Foto: El Independiente de Granada.

La jiennense Manoli Álvarez, madre de dos menores de edad, relata cómo vivió la secuencia de terremotos en Granada, donde reside con su marido, técnico de Urbanismo y Topografía

Manoli Álvarez es docente de Frailes afincada en Granada, donde vive con su pareja, Miguel González, de Castillo de Locubín, y sus dos hijos de ocho y tres años. Ayer, pasadas las 22:00 horas, cuando la madre ya había acostado al pequeño, abandonó el dormitorio rumbo al baño y ya en el pasillo vio cómo el armario y los cristales se movían. No fue un efecto óptico; el primero de los terremotos en Granada estaba ocurriendo. "No hemos dormido en toda la noche", reconoce.

González, técnico de Urbanismo y Topografía, fue enseguida al encuentro de su esposa. "Me preguntó qué había pasado. Al poco rato hubo otro seísmo igual o incluso más potente", recuerda la profesora en declaraciones a este periódico. Por suerte los hijos no se enteraron de nada. Porque a partir de ahí la noche fue una sucesión de alboroto que llegó a las calles entre el miedo, la estupefacción y el humor del hombre que recorrió la ciudad con un patinete proclamando el fin del mundo.

La familia de la Sierra Sur vive en el distrito de La Chana, en un piso que tiene apenas década y media. La impronta de los terremotos en el apartamento es una grieta en el techo. También hubo objetos que acabaron en el suelo tras las sacudidas. En el tránsito entre los seísmos la duda fue qué era más seguro, salir a la calle o quedarse en casa. "Mi marido me tranquilizó y me dijo que lo mejor era estar dentro, porque los pisos de mi bloque están preparados y no hay riesgo de que se caigan", explica.

Claro que depende de la ubicación dónde cada cual vivió los terremotos. Los vecinos de Ronda salieron de sus casas, asustados, y compartieron imágenes y vídeos en las redes sociales. En La Chana de pronto la gente empezó a a sacar los coches a la calle. "La gente de mi bloque nunca lo hace", apostilla Álvarez, que reconoce que el terremoto del pasado sábado ya fue un susto importante.

Anoche Álvarez apenas pudo conciliar el sueño. Porque cada vez lo que intentaba notaba que la cama tenía vida propia. Y en torno a las dos de la madrugada el temblor volvió. "Hubo mensajes tranquilizadores: nos decían que se estaba liberando energía y que era muy poco probable que se diese un terremoto de gran magnitud", explica.

Hoy el intercambio de mensajes de texto continúa. Una compañera le ha recordado a Manoli Álvarez que en el año 1979 Granada vivió un verano movido, literalmente movido. "Espero que todo haya acabado, porque estás con el sinvivir. Ojalá esto no vuelve a pasar hasta dentro de 40 años", concluye.

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