Cerrar Buscador

"Ayudar a los niños es como una droga, te engancha"

Por Javier Cano - Marzo 14, 2020
Compartir en X @JavierC91311858
"Ayudar a los niños es como una droga, te engancha"

La arjonera Tomasa Mercado rezuma humildad, sencillez... y grandeza cuando habla, sí: la de una mujer entregada a ayudar a los niños para los que un juguete o un zapato usado es un lujo. Empezó a acoger a pequeños bielorrusos hace veinte años y, desde hace cuatro, suple con todo tipo de envíos a zonas desfavorecidas el tiempo que no puede dedicarles como madre de acogida. Su labor solidaria, su trabajo para hacer de la infancia una etapa feliz entre quienes lo tienen más difícil acaban de hacerla acreedora del Premio a la Solidaridad concedido por Prodecan. 

—¿Cómo se siente tras el reconocimiento concedido a su labor solidaria?

—Igual que estaba, pero un poco más contenta, la verdad es que me ha gustado mucho.

—Eso de que le aplaudan su trabajo tiene que ser bonito, ¿no?

—Sí, pero yo nunca lo esperaba, no considero que lo merezca, lo hago porque me gusta y soy feliz, no me cuesta ningún trabajo, ningún esfuerzo. La gente lo habrá visto de otra manera.

—¿Ya lo ha recibido?

—No, era mañana domingo en Porcuna, pero lo han aplazado. Eran cuatro reconocimientos, pero nos avisaron para aplazarlos por el tema del coronavirus.

 Tomasa Mercado, durante su viaje al Sáhara en 2017.
Tomasa Mercado, durante su viaje al Sáhara en 2017.

—Un premio como este, ¿la reafirma en su labor?

—Llevamos casi veinte años. Empezamos mi marido y yo ayudando a los niños que vinieron de Bielorrusia afectados por el escape del reactor de Chernobil. Venían muy débiles, para tomar el sol, para mejorar su salud. Lo hablamos y decidimos acoger a una niña. Estuvimos unos siete años acogiendo. 

—Pero, por entonces, ya era usted madre...

—Sí, sí, tenía uno con quince y otra con doce o trece. Pero mi debilidad han sido siempre los niños, veía una noticia de niños y me conmovía, así que en cuanto tuve la oportunidad aquella de colaborar lo hicimos. Y nos enganchamos.

—¿Qué quiere decir?

—Siempre digo que es como una droga, te enganchas. Empezamos con los niños de Bielorrusia y luego dejaron de venir, por problemas con la asociación de Córdoba que los traía. Dejaron de venir y yo me quedé con ese vacío, yo quería seguir ayudando.

—¿Cómo dio rienda suelta a su solidaridad en aquel momento?

—Escuché por la radio que hacían falta familias de acogida para niños saharauis y allí que fuimos en busca de esa asociación en Jaén. Empezamos y ya no hemos parado.

—¿Sigue 'enganchada' entonces?

—Ya hace cuatro años que no acogemos; fui abuela, tengo tres nietos, y la verdad es que el tiempo me venía ya muy justo. Pero tanto yo como mi marido pensamos que podíamos ayudarlos de otra manera: si no trayéndolos,  enviándoles cosas. Y ya tenemos un vínculo con esas familias, tenemos siete niños allí, en El Aaiún. Les mandamos por Semana Santa, por Navidad, juguetes para Reyes..., no perdemos el contacto. 

—Usted, su marido... y un montón de gente más del pueblo.

—Salí una tarde con mis amigas a tomar café, les comenté el tema y les pedí ayuda. Hicimos un sorteo, compramos una cesta de Navidad y con lo que sacamos, pagamos los portes. Siempre que recurría a ellas, las tenía ahí. Así que decidimos hacer una asociación, el Grupo Solidario de Arjona. Así empezamos.

—Las redes sociales son una de sus herramientas de trabajo habituales, ¿verdad?

—Sí, sí, nos ayudan mucho.

—¿Qué demandan los pequeños saharauis con más frecuencia?

—Piden con talento; cosas usadas, ropa... Les mandamos unos teléfonos de los que desechamos aquí, y así podemos mantener contacto por wasap. Yo les decía: "Cuando necesitéis algo, pedídnoslo", y nos pedían ibuprofeno, Nolotil, zapatos usados... Allí tienen las casas hechas de barro, no están preparados. Me preguntaba muchas veces si sería verdad, si estarían tan mal; salían por la tele, en documentales, pero no es lo mismo verlo en vivo, así que una amiga, Trinidad Pérez, y yo fuimos allí en 2017 a ver las carencias que había. A la vuelta decidimos ponernos manos a la obra y trabajar más duro todavía.

 Mercado y su amiga Trinidad Pérez en el Sáhara.
Mercado y su amiga Trinidad Pérez en el Sáhara.

—¿Qué iniciativas han puesto en marcha en estos años?

—Por ejemplo, hablamos con el alcalde y nos dijo que lo que estuviera en su mano, contáramos con ello. Nos proporcionó ideas, como un mercadillo de segunda mano dos o tres veces al año en la plaza.

—¿Y qué tal la experiencia? ¿Acertó el alcalde con las ideas que les dio?

—Sí, hemos hecho varios mercadillos, camisetas, los medievales, con nuestros trajes y nuestro chiringuito, mercadillos navideños... Con el mercadillo navideño vamos a todos los pueblos donde nos enteramos de que hay.

—¿Es solidaria la gente de Arjona?

—Muy solidaria. Yo pongo por la mañana en Facebook: "Buenos días, hoy nos llaman nuestras familias en el Sáhara", que necesitan lo que sea, y a mi puerta no llaman, pero cada vez que abro tengo en el felpudo dos o tres bolsas con ropa, juguetes, alimentos... El año pasado hicimos las cajitas de Navidad y mandamos seiscientas cajas de zapatos llenas de todo lo que cupiera, menos medicina o dinero, eso no. Nos costaron ochocientos euros los portes, y tuvimos que poner mercadillos para pagarlos..., pero luego recibimos a cambio los vídeos repartiendo las cosas, y eso a la gente le llegó mucho. Todos conocían sus cajas y las veían repartirlas, a los niños de Arjona les daba mucha ilusión reconocer sus cajas. Sí, la gente de mi pueblo es muy solidaria.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK