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Trini Pérez: "No me pierdo ni una, estoy en todas"

Por Javier Cano - Octubre 16, 2022
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Trini Pérez: "No me pierdo ni una, estoy en todas"
Tierna imagen de Trini Pérez, que se abraza con su amigo Álvaro, de la Asociación María Montessori.

La arjonera regresó a su pueblo tras cincuenta años de ausencia y, desde entonces, vive volcada en cuantas causas solidarias y culturales la requieren

"No me fui, me llevaron". Así de sentenciosa resume Trini Pérez García (Arjona, 1957) uno de los episodios que más la marcaron en su adolescencia: el momento de dejar su pueblo. Casi como El Guerra cuando, en plenitud de éxito, se cortó la coleta y espetó su famoso "No me voy, me echan".

A ella no la echaron, ni muchísimo menos; atrás dejaba la mejor de las historias, trece años de vida en tierras urgabonenses que nunca olvidó, jamás, durante los cincuenta años, el próspero medio siglo que pasó en Madrid, adonde llegó siguiendo la estela de su padre, un conocido arjonero dedicado al mundo del comercio:

"Él tenía un gran negocio, era cosario de buenas marcas decidió establecerse allí; mis hermanas se fueron unos años antes y luego llegué yo; en aquella época estaba muy mal visto que una mujer entrase a un bar a cobrar una factura y cosas así, si hubiera sido hoy en día yo no hubiera dejado que mi padre saliese de Arjona". 

Eso, eran otros tiempos y la cuestión es que en Madrid estudió, creció, se enamoró, formó su propia familia y, a fuerza de años, terminó convirtiendo también la capital de España en territorio de sus raíces:

"Para mí supuso un gran cambio, mis hermanas sí habían salido ya a estudiar a Andújar o a Jaén, pero yo no había salido prácticamente; Madrid me alucinaba, de hecho me sigue entusiasmando, mis hijos siguen allí y vamos cada dos por tres", explica. 

Va, vaya que si va, pero con billete de vuelta, que el día de 1970 que dejó Arjona lo gritó para adentro: "Tengo que volver, sí o sí". Y ha vuelto. Hace seis años que, con su marido, Alfonso Nieves (un extremeño de cuna pero arjonero de corazón, con el que lleva cuarenta y años de idilio), forma parte, otra vez, del paisaje cotidiano del municipio nazarí, de su calendario, de sus iniciativas solidarias y culturales...

"Ahora nos dedicamos a todo aquello que no podíamos hacer antes, cuando nos lo impedía nuestra vida laboral y familiar", dice. Prejubilada de su extensa trayectoria como directora comercial de una industria metálica, nada más volver a pisar el suelo de Arjona lo tuvo claro: "No me voy a perder ni una", y ni una se pierde: "Estoy en todas", afirma. 

No hay más que darse un paseo por sus redes sociales para comprobar que no miente, lo mismo aparece de peregrina en una foto que ataviada para una representación teatral o en plena faena de arrimar el hombro para ayudar a quienes más lo necesitan: "Soy muy activa, creo que me daría algo con el mando de la tele en la mano, sentada en el sofá".

No, quien la busque desde luego que no la encontrará frente a la pequeña pantalla, su agenda rebosa citas: ahí está su implicación en el Grupo Solidario de Arjona, un colectivo conocido y reconocido por su labor benéfica que lo mismo acoge a pequeños saharauis que se bate el cobre con la asociación Pídeme la Luna, a cuyos niños intentan hacerles la vida lo más agradable posible.  

"Trini Pérez es una persona con un gran y profundo arraigo arjonero; aunque ha estado muchos años lejos de aquí ha mantenido vivas sus raíces. Es una mujer supercreativa, y esa creatividad la lleva a disponer de su tiempo para dedicarlo a la gente que necesita ayuda. Pertenece a un grupo solidario y, con él, ayuda a la gente del Sáhara y también a la que tenemos aquí, muy cercana, y muy a menudo ofrecen esa mano tendida. Generosa sin límite", la describe Toñi Escabias, concejal del Ayuntamiento urgabonense. 

"Me he perdido muchos años y ahora no me pierdo nada", expresa, un "nada" lleno de iniciativas que hacen de Trini Pérez García una mujer 'multidisciplinar', 'polivalente'.

Cofrade (La Expiración es su pasión particular, la cofradía de su sangre), cambia la peina de mantilla por la del traje de gitana en un pispás, se aprende un texto en cuestión de horas para encarnar a una íbera, por ejemplo, o hace las maletas para conocer nuevos países, que eso también le chifla. Salir, vivir, disfrutar, ayudar... "Pero siempre vuelvo a Arjona". 

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