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Truman sin veneno

Por Fran Cano - Julio 08, 2018
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Truman sin veneno

La película de Cesc Gay muestra que el dueño fiel de un perro solo sería capaz de dejarlo en manos de su mejor amigo

Es una joya de película que no había visto hasta esta semana. Truman (Cesc Gay, 2015) cuenta la recta final de Joaquín (Ricardo Darín), un enfermo de cáncer que no sabe qué será de su perro, Truman, el día en que él muera. La obsesión del dueño pasa por encontrar a alguien que cuide del can con la delicadeza y el cariño que merece. Hay un momento en que al humano le preocupa más el futuro del perro que el suyo, que a fin de cuentas está listo para sentencia.

El personaje de Darín sabe todo acerca de su mascota después de tantos años unidos en un apartamento: por qué le huele mal el aliento y dónde prefiere dormir, aparte de que le habla de cualquier cosa en conversación constante. Como al dueño le falta aún información, acude al veterinario de confianza: "¿Cuál será su reacción cuando yo no esté?", le pregunta. Aunque le tranquiliza la respuesta, busca más datos en los libros de psicología animal. Todo el tiempo está arropado por su mejor amigo, quien asiste perplejo al vínculo entre Joaquín y Truman.

La película me hizo acordarme de que estamos en verano, época donde hay quienes abandonan a los perros con excusas como las vacaciones, la falta de espacio o la imposibilidad de dejar al perro con alguien. Son excusas que revelan inmadurez. Y se repiten los abandonos todos los años. Parece normal.

Menos frecuentes son episodios como el doble envenenamiento sufrido por dos podencos esta semana en Torreperogil. Uno murió por culpa del veneno que contenía trozos de carne. Es decir, no fue un accidente. Al parecer, y según relató a este periódico la clínica que atendió a los animales, no es la única forma que emplean algunos para acabar con los perros: otra técnica igual de horrible es introducir alfileres en salchichas.

No me quiero imaginar la reacción de Joaquín en caso de que Truman hubiese comido uno de esos trozos de carne infectada. Por más que haya gente que se desviva por los animales, siempre tendrán enfrente a tipos que no es que no entiendan vínculos como el de Joaquín y Truman; directamente no quieren que exista Truman.

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