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Un año sin Bódalo

Un año sin Bódalo
Manifestación previa al ingreso de Bodalo en prisión, en la que el jornalero aparece junto a su familia.

La familia del jornalero, el Sindicato Andaluz de Trabajadores y Jaén en Común relatan cómo han sido los últimos 12 meses, los que el exconcejal lleva en prisión

Las 11:00 del 30 de marzo. 2016. La policía llega hasta la Plaza Portilo de San Jerónimo, donde se ubica la antigua sede del Sindicato Andaluz de Trabajadores en la capital. Allí esperan alrededor de unas cincuenta personas, dentro de la sede y en la propia plaza, a que llegue el momento que se ha retrasado en varias ocasiones. Entre ellas está Andrés Bódalo, la persona que ha reunido al resto. Y su familia, nerviosa, inquieta, "pero sin perder la esperanza". Sucede lo que nadie de los allí presentes desea, que se acabe la luz de la libertad para el jornalero.

Andrés Bódalo pasó la noche anterior a su ingreso en prisión en la sede del SAT. Allí estaba con todos los que le querían. Unas horas antes, preparó su última maleta en libertad en su casa, con su mujer, sus dos hijas, su hijo y su nieta. "El ya se lo veía venir". A Lorena Bódalo, la hija mayor del exconcejal de Jaén en Común, le tiembla la voz cuando recuerda los últimos momentos con su padre. No le salen las palabras, se le amontonan junto con los sentimientos y forman un nudo en la garganta que solo puede explotar en forma de lágrimas. Se recompone y asegura que lo pasa mal a diario, cuando le inundan los recuerdos de su padre, pero que lo pasa excepcionalmente mal cuando llegan los momentos más señalados.

Como hoy, cuando se cumple justo un año del ingreso en prisión de Bódalo, cuando le "arrancaron" a su padre. Y se le echa el mundo encima, a ella y a todo el hogar que ahora se mantiene con el sueldo de Rosi, la madre, la mujer de Andrés. "Ayer lo pasé mal cuando Facebook me recordó la despedida que mi padre hizo en la red social antes de entrar en prisión. Son momentos duros, llenos de recuerdos y de sentimientos", dice Lorena, la hija mayor, a la que siguen María Victoria y Antonio José.

 La hermana de Andrés, Lorena y Maria Victoria Bodalo, en una manifestación.
La hermana de Andrés, Lorena y Maria Victoria Bodalo, en una manifestación.

El 30 de marzo está grabado a fuego en la memoria de todos ellos. También en la de Curro Moreno. "Eramos como Zipi y Zape, lo echo de menos todos los días", dice el joven con el que Andrés compartía todas y cada una de las acciones que se ejecutaban desde el SAT. Manuel Montejo, concejal de Jaén en Común en el Ayuntamiento de la capital, también lo añora a diario: "Todo el grupo lo echamos en falta y, sobre todo, toda la gente que viene a pedirnos ayuda y que siempre encontraban en Andrés un apoyo". Todo son buenos recuerdos para ellos, pero, desde hace un año, el jornalero y exconcejal de JeC pasa sus días en la Prisión Provincial de Jaén, en la que entró tras ser condenado a tres años y medio de prisión por agredir a un edil del PSOE de Jódar, así como por contar con otras condenas previas.

TODO LO QUE VINO DESPUÉS

Desde ese momento cambió la vida para la familia de Andrés. Era el "cabeza de familia" y el sustento económico del hogar. El padre en el que sus hijas se apoyaban, el marido que siempre "estaba al lado" de Rosi. Todo eso a pesar de que a Bódalo, su hijas no lo comprendían cuando se iba a "sus manifestaciones y sus protestas" ni, mucho menos, que sabiendo que eso le podía ocasionar problemas, él "se preocupase por los demás". Lo entendieron todo con un golpe fuerte, directo a donde más duele, que transformó a su padre en recuerdo y visitas de cuarenta minutos los fines de semana y a los vis a vis, "cuando podemos abrazarlo", dice Lorena. Fue el día de la manifestación previa al ingreso en prisión de su padre cuando Lorena se dio cuenta de todo lo que hacía él ataviado con su gorra de estrella roja. Fue su primera manifestación, la primera y la última junto a su padre.

Curro Moreno ha vivido muchas protestas en la calle codo con codo con Andrés. Pierde su mirada en el infinito cuando se le pide que piense si en algún momento ha echado especialmente de menos a su compañero. Se para, da vueltas al coco y recompone su mirada: "No puedo decir uno concreto, es todos los días. Desde hace unos cinco años nos pasábamos día sí y día también juntos, organizando las cosas del sindicato, los actos de protesta. Pero sí es cierto que sentí algo especial el último 28 de febrero, preparando los actos que siempre había preparado con él y este año no estaba".

Hasta ese momento eran dos cabezas pensando en los mismos asuntos, con un mismo objetivo. Desde ese momento, el único objetivo era sacar a Bódalo de la cárcel: "En el último año nuestras acciones principalmente se han centrado en convocar protestas, movilizaciones y manifestaciones para pedir la libertad de Andrés. Pero también ha cambiado un poco el sindicato desde su marcha, ya que, en cierto modo, hemos reducido nuestras actos de protesta más directos, en los que Andrés y su impulsividad eran una pieza clave", relata Moreno.

 Curro Moreno y el hijo menor de Bódalo, Antonio José, en una manifestación
Curro Moreno y el hijo menor de Bódalo, Antonio José, en una manifestación

El SAT ha cambiado. Jaén en Común, la agrupación política con la que Bódalo llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Jaén, también ha notado la falta de su concejal. A la puerta de madera que guarda las dos habitaciones que el grupo municipal tiene en uno de los pasillos del consistorio de la capital llegan a diario personas en busca de ayuda. "Con temas muy complicados, muy duros", dice Manuel Montejo. Él y sus compañeros reciben a todos los que piden ayuda, a los que les van a cortar, o ya le han cortado la luz; a los que no tienen para pagar el alquiler y ni para comer todos los días; a los que se enfrentan a un desahucio.

Lo hacen de la mejor manera y siempre en busca de soluciones, pero la falta de Bódalo, notarse, "se nota". "Andrés era una persona con un gran valor humano y muy resoluta, no tenía ningún problema en cuando llegaba la gente cogerla y decirle yo voy contigo a donde haga falta. Son problemas muy complicados a los que se enfrentan los que vienen a pedir ayuda y él siempre peleaba con quien hiciese falta por dar soluciones a esas personas", relata Montejo, para quien lo más "jodido" de todo este año ha sido, "sin duda", pensar en las "condiciones en las que estaba Bódalo". "Está dentro de una prisión y eso es duro todos los días. Aunque solo él puede saberlo de verdad, que es el que lo vive de forma injusta desde hace un año", sentencia.

LAS FALSAS ESPERANZAS

Un año que ha sido un camino lleno de "altibajos" en el hogar familiar de Bódalo. Cada vez que se hablaba de indulto, cada comentario sobre los permisos, se ha tomado con la misma dosis de cautela que de esperanza. "Ya no sabes ni que pensar cuando mantienes tanto tiempo la esperanza de que va a salir de prisión, pero, día a tras día, te van dando golpes, le deniegan los permisos, el tercer grado... Es insoportable ilusionarte y luego ver cómo de golpe y porrazo todas tus esperanzas se desvanecen".

Rosi no es la única a la que los vaivenes de la justicia y la política no le permiten vivir tranquila. El hijo menor de Andrés, Antonio José, es un paño de lágrimas un muchas ocasiones. Como la hija de Lorena. "Mi hija, que tiene ocho años, se pone a llorar muchas veces y me dice que es que le duele la barriga y al rato me dice: es que veo algo del abuelo y me pongo a llorar. Y a mi hermano nos lo encontramos muchísimas veces llorando. No queremos estar más tiempo así viendo a mi padre en prisión", dice Lorena.

 Manuel Montejo, de Jaén en Común, con un cartel por la libertad de Bodalo.
Manuel Montejo, de Jaén en Común, con un cartel por la libertad de Bodalo.

Por ahora, la familia tiene que conformarse con verlo los fines de semana y en los vis a vis. Andrés Bódalo está en prisión y en mayo se termina el plazo de un año para concederle el indulto, al que se han sumado el pleno del Ayuntamiento de Jódar y el de Jaén capital y que "no entienden cómo no se lo han dado". "Mi padre es un buen hombre y dentro de la cárcel tiene un comportamiento muy correcto. Nos lo ha dicho el propio director de la prisión y, muestra de ello, es que ahora le han asignado el cuidado de los perros que hay allí. Es una hora y media más o menos todos los días y en una zona muy grande, algo que no se lo dan a todos los presos, pero que a mi padre sí por como se comporta", asegura Lorena.

En su familia, solo quieren que todo el mundo tenga la "verdadera" imagen de su padre: "El no es ninguna mala persona, solo lucha por ayudar a todos. Incluso dentro de la cárcel, que algunas veces le ha dicho a mi madre que le lleve algo de ropa porque tal preso no tiene que ponerse. Por eso nos duele que incluso en el colegio haya niños que se metan con mi hermano pequeño por lo que le ha pasado a mi padre. Eso es muy cruel", sentencia.

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